https://www.diaridegirona.cat/opinio/20 ... 70439.html
Todo por la pasta, pero sin correr riesgos, no vaya a ser que a alguien lo detengan de verdad y lo manden a la cárcel de verdad como a los bobos de ERC.Ver citas anterioresNervios en Junts
El independentismo más radical ha saltado en tromba contra el exconseller Josep Huguet (ERC) por haber dicho una obviedad sobre la representación teatral de Clara Ponsatí: «Ahora que no irá a prisión. Haciéndose la valiente desde el simbolismo fake». Menos guapo, le han dicho de todo. Hace días que en Junts están nerviosos ante la proximidad de las elecciones municipales. El happening que organizaron el martes no era para desafiar al juez Llarena. Clara Ponsatí (la «represaliada» que percibe unos 15.000 euros mensuales entre sueldo, dietas y otros complementos) ha dirigido los dardos más envenenados a ERC y, en concreto, a la consejera Meritxell Serret que debía ser juzgada al día siguiente de haberse presentado ante el juez Llarena: «Ahora está paseando por el mundo –dijo Ponsatí de Serret– y pone la bandera española con un tamaño tres veces mayor que la catalana».
Junts ha aprovechado la excursión, más que viaje oficial, de Pere Aragonès por varios países sudamericanos para iniciar la campaña electoral del 28 de mayo. Ya había abierto la veda la portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras, con un duro ataque a los republicanos: "ERC es el aliado para tapar basura de cloacas". Y Josep Lluís Alay, jefe de gabinete de Carles Puigdemont, o sea la voz de su amo a cambio de 110.359 euros anuales pagados con dinero público, se explayó:«Nos gobierna la mediocridad, la ignorancia, la liquidez, la banalidad, la futilidad, la grisura, la insustancialidad, la incapacidad. Rebelémonos». Y el propio Alay sobre la visita de Aragonés a la Casa Rosada, la sede de la presidencia argentina: «Gobierno regional, Embajadora española... Qué tomadura de pelo. Ni autonómica, siquiera región española». Así está el patio entre los ex socios de gobierno.
Tras abandonar el gobierno y haber dejado muchos de sus cargos a la intemperie (no es lo mismo cobrar entre 6.000 y 10.000 euros al mes que mil euros del paro), la supervivencia de Junts depende de las próximas elecciones municipales. No es sólo la gente del partido que se ha quedado sin trabajo, sino la influencia de gestionar presupuestos públicos, y lo que esto representa para las cuentas de la formación política y para mantener también los elevados gastos de Waterloo. Juntos tiene dos objetivos: conseguir la alcaldía de Barcelona y mantenerse en el gobierno de la Diputació de Barcelona. Tras la Generalitat, son las dos instituciones catalanas con mayor presupuesto. Recuerden que Marcela Topor, señora de Puigdemont, cobra 6.000 euros mensuales gracias a la Diputació de Barcelona.
Por eso, Junts ha iniciado una ofensiva de desprestigio contra el gobierno de ERC y por eso ha organizado el viaje de Clara Ponsatí simulando una detención. El golpe de efecto electoral más valioso sería el retorno y detención de Carles Puigdemont, pero dudo que se produzca por muy entrampados que estén en Junts y por mucho que esta semana lo insinuara su abogado Gonzalo Boye. Hace justo un año el propio Boye anunció que volvería a Catalunya «mucho antes de lo que la gente piensa». Y Pilar Rahola, una de las portavoces del expresidente, dijo el 9 de abril del pasado año que «Carles Puigdemont vendrá a Catalunya en otoño, si todo va bien».
Puigdemont es un cobarde. Lo demostró el día que debía convocar elecciones y se echó atrás entre los llantos de Marta Rovira y el tuit de Gabriel Rufián, lo demostró huyendo escondido en el maletero de un coche y volvió a demostrarlo el 2 de julio de 2019 cuando no se atrevió a cruzar la frontera francesa para sumarse a una concentración de independentistas catalanes en Estrasburgo, temía que la gendarmería le detuviera. Ni siquiera fue a votar en su «colegio electoral» el 1-O, Sant Julià de Ramis, por miedo a la presencia policial. Prefirió hacerlo a hurtadillas en Cornellà del Terri. Siempre ha sido un cornigacho (banyabaix en el original, se refiere a un cobarde traicionero. N. del t.). Por eso, cuesta creer que se arriesgue, aunque dependa la supervivencia del partido.
Ahora, queda por ver cómo reacciona ERC ante esta ofensiva de Junts, que les ha cogido despistados. De momento, ya han caído en la trampa. La esperpéntica rueda de prensa de Joan Ignasi Elena, pidiendo perdón, forma parte del catálogo de complejos que los republicanos han tenido siempre respecto a Convergència/Junts, esto por no hablar del deplorable nivel político del consejero del Interior que convoca a la prensa para justificar una actuación policial.
