Ver citas anteriores
En repetidas ocasiones se ha pensado, y creído, que una solución en el mediano y largo plazo para las diferentes contradicciones económicas, es la reforma monetaria. Pero siempre esa reforma monetaria ha tenido un resultado desastroso, porque la clave del sistema capitalista no es la moneda, sino que es la explotación asalariada.
Por ejemplo, desde diferentes sectores políticos se ha planteado que los bancos "crean dinero de la nada", pero no es así, el sistema de reserva fraccionaria lo que sí hace es darle liquidez a unos activos. Así, por ejemplo cuando tú vas al banco para solicitar un crédito de consumo, el banco no te lo presta solo porque sí, sino que para ello te conmina a firmar unos documentos para que en el caso de que no pagues tu deuda, el banco tenga la posibilidad de quedarse con bienes de tu propiedad (tu coche, tu casa, tu moto, ETC.). El banco no crea dinero de la nada, lo crea de los propios bienes (o activos) de sus clientes.
Si por ejemplo se llegara a aprobar esta reforma, significaría que el coeficiente de caja debería ser del 100%, lo que implicaría reducir al mínimo la actividad crediticia y por tanto elevar la tasa de interés a niveles tan altos que la actividad económica se reduciría y el país en cuestión se pisaría la cola en el acto.
En el sistema capitalista la encarnación objetiva del valor tiene como mercancía primigenia el oro. Siempre lo ha sido así desde que existe el sistema. Cuando el sistema comenzó a crecer geográficamente se creó el dinero con patrón oro, así se pudo agilizar y facilitar todo tipo de transacción en vista de que llevar monedas de oro cada día se hacía más complicado. Una vez se pasó a una etapa siguiente el dinero con patrón oro también se hizo limitado y es entonces cuando surge el sistema de reserva fraccionaria, es decir se permitió a la banca crear más dinero del que figuraba como oro, exactamente lo que sucede hoy en todos los países del mundo. Desde entonces el sistema ha continuado creando diferentes formas de dinero para apoyar el nivel de transacciones mundiales, hoy en día la mayor parte del dinero figura en archivos digitales y no en papel, por eso han proliferado las empresas que facilitan el pago a través de tarjeta (débito y crédito).
Esta realidad genera constantemente una confusión que lleva a pensar que el dinero físico ya no es necesario y que todas las transacciones se pueden realizar mediante el dinero "digital", abandonando así cada vez más el dinero físico. Pero la realidad es que la estructura jerárquica del dinero sigue teniendo como base primordial al oro, oro -> papel moneda -> dinero bancario (débito, crédito). Y esto en épocas de crisis se demuestra pues lo que hacen los principales actores económicos es volcar todos sus ahorros en oro o en la divisa más fuerte del momento (la cual a su vez está validada en el oro).
El ejemplo de esta confusión es Varufakis y su propuesta por, en caso de que el BCE no les permitiese tener acceso a más euros, reemplazarlos por "pagarés" asignados a empresarios y ciudadanos y que pudieran ser transferidos de manera digital, por lo que habló de una moneda puramente virtual. Una idea similar tuvo Hitler cuando quiso hacer uso de los bonos MEFO para "evitar seguir imprimiendo dinero físico".
A la vez del error anterior, también se cree en la idea que este tema nos trae, según la cual l dinero es creado ex nihilo por la banca y que ello nos perjudicaría. Pero es que el dinero como dije no se crea de la nada, sino que los bancos lo crean a partir de otros activos o bienes que toman a partir de un acuerdo entre el banco y sus clientes. Además el sistema capitalista para su existencia requiere de este sistema, recordemos que
el valor de las mercancías producidas según la lógica capitalista se explica según el tiempo de trabajo asignado objetivamente. Como la economía capitalista compite elevando los niveles de producción y disminuyendo los precios de la mercancía producida a través de la competencia, si no existiera el sistema de reserva fraccionaria el efecto se traduciría en una caída constante de los precios, una deflación histórica que mataría al sistema en el acto.
Para que el capitalista pueda existir en un marco de competencia, debe poder tener acceso a un contexto de inflación mayor al 2% para así poder al menos mantener su brecha de ganancia. Si los precios cayeran esa situación no se podría dar y su ganancia cada vez sería menos. Digamos que un empresario produce 100 unidades de mercancía M (100M) cada una valorizada en 1$, eso quiere decir que produce 100$ en un plazo respectivo del tiempo, esto considerando que el dinero en el mercado sea de 100$. Digamos que el empresario paga a sus trabajadores 50$, por tanto su excedente es de 50$, es decir la tasa de explotación es del 100%, además se agrega un costo de 10$ por la inversión tecnológica, es decir la tasa de ganancia es del 67% . Ahora digamos que para poder competir en el mercado el empresario incentiva la productividad al doble y ahora produce 200M en el mismo plazo de tiempo, esto sin una modificación de la cantidad de dinero circulante significaría que cada una de sus mercancías valdría 0.5$, es decir su producción totalizada continuaría rindiendo 100$. Sin embargo los salarios siguen siendo 50$ y además debe de costear 20$ por la tecnología empleada para elevar la productividad. Es decir, su tasa de ganancia se ha reducido al 43%. La única solución que le quedaría al empresario para igualar su tasa de ganancia anterior sería despedir trabajadores a un punto en que el costo por salarios fuera de 40$.
Es por eso que el sistema de reserva fraccionaria es fundamental para que el sistema capitalista se nutra de la competencia. Siguiendo el ejemplo anterior, digamos que al tiempo en que la productividad capitalista aumenta al doble, la masa monetaria se ajusta a esta realidad, es decir ahora ya no hablamos de 100$, sino que de 220$, ahora cada mercancía producida por el capitalista valdría 1.1$, por lo que su ganancia sería de 220$, y ahora manteniendo tanto los salarios (50$), como el nivel de gasto en tecnología (20$) la tasa de ganancia capitalista se ha incrementado bastante, en consonancia con el incremento de su producción. Incluso tiene una brecha asegurada para incrementar los salarios de sus trabajadores sin ver menguada su tasa de ganancia de manera relevante.