No deja de impactar la conducta hungara, avariciosa y egoista, frente a los refugiados.
Y que justamente los alemanes y austriacos, dejando de lado la burocracia, hayan abierto sus puertas a los refugiados.
No todo se ha perdido.
Hay humanidad y calidez en el ser humano.
Gente caminando a lo largo de autopistas, en la noche,con chiquillos, ante la egoista actitud hungara es tan impactante que demuestra claramente la diferencia de evolucion entre paises.
Nunca me hubiese imaginado lo visto.
En la estacion de München, decenas de voluntarios, organizando alimentos, primeros auxilios,
mantas y hasta juguetes para los chavalines, aplaudiendo a los recien llegados, la alegria de todos, grandeza con mayuscula.
