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El Procés en el diván
Francesc Esteva
El Procés ya ha dado todo lo que podía dar de sí, pero sus efectos siguen. Ahora se trata de seguir pedaleando, descarrilaría si parasen. Se juegan el poder en Cataluña. La verdad es que el proceso impide hacer política de verdad en nuestra casa.
Un primer ejemplo, el debate sobre la escuela catalana. Parece que no se puede decir que Cataluña es una sociedad en la que conviven catalán y castellano. Se dijo sin problemas en la transición, el catalán tuvo un fuerte impulso y la izquierda logró no segregar a los alumnos por la lengua como quería Pujol. Se acordó que era la escuela quien decidía si debía reforzar el catalán o el castellano dependiendo del alumnado. El modelo funcionó, los alumnos salían con un conocimiento razonable de las dos lenguas, hasta que la lucha por quien es más catalán llevó a que hablar de castellano en la escuela fuera considerado sinónimo de ir contra el catalán por los más hiperventilados. La mayoría de escuelas continuaron su camino siguiendo el modelo inicial pero los hiperventilados y Ciutadans y PP empezaron una guerra absurda. Ahora, respondiendo a la sentencia del TSJC del 25% de clases en castellano, las izquierdas han vuelto al consenso inicial y lograron un acuerdo entre PSC, ERC, Junts y Comuns. Sólo 4 horas después Junts se descolgaba. El problema se reducía a no querer nombrar el castellano (pecado), difuminar el acuerdo para «defender», decían, la escuela catalana. Obviamente esto no ayuda a la escuela catalana pero poco importa si puedo decir que soy más catalán que nadie. Afortunadamente las cosas se han reconducido pero el viejo debate estúpido que motivó el nacimiento de Ciutadans ahora lleva a un incierto futuro en manos del Constitucional.
Hace unos días Junts ha celebrado la primera parte del congreso. Puigdemont se ha retirado de la primera línea. Me ha sorprendido la forma de elegir la dirección sin relación con el programa de la formación que van a discutir más adelante. Parece que el programa sea algo secundario. Han votado a una dirección que se había «acordado» entre bambalinas sin relación alguna con el programa. ¿Qué ocurre si la hoja de ruta choca con lo que piensa Borràs o Turull? Constatamos que el apoyo a Borràs ha sido muy inferior al esperado. Los exconvergentes siguen pesando mucho. Ahora parece que Turull propone rescatar a algunos de los menos votados para la ejecutiva, parece que las votaciones eran puro teatro.
Estos días hemos conocido el dato del % de ejecución de obra pública en Cataluña. Con la sorna que le caracteriza (del procés sólo puede hablar en clave de humor, afirma) Albert Soler decía que quizás los «lacistas» podían haber hecho su trabajo. Tiene razón Albert porque sin negar los hechos la Generalitat podía hacer más. Imaginen que contratan un trabajo, fijan presupuesto y plazos de ejecución. ¿Quién debe vigilar que se cumplan los plazos? La empresa obviamente pero los que hemos encargado la obra estaremos pendientes de ella. ¿La Generalitat no sigue la ejecución de las obras acordadas en los presupuestos del estado? ¿No sabía que había obras que no se estaban ejecutando? ¿Se preocupó de denunciarlo? Recuerdo que la Generalitat es el representante del Estado en Catalunya. Pero ir a las comisiones es muy pesado y no siempre participan. Tampoco hay que olvidar que proyectos como el de la ampliación del aeropuerto han sido boicoteados desde Catalunya, algo más habitual de lo que parecería razonable. Ahora mismo con el cuarto cinturón, presentado por la ministra de transporte y movilidad con presencia de los alcaldes afectados, la Generalitat no ha participado a pesar de ser una obra que paga España pero gestionará la Generalitat.
Estamos entre los de cuanto peor mejor y los que dicen que quieren diálogo, pero todos juegan al enemigo exterior que es lo más rentable electoralmente. Nos fustigan una y otra vez con el «si fuéramos independientes» todo sería perfecto, no tendríamos pobres y todo sería maravilloso. Pero la realidad es tozuda y los datos también. Sólo un ejemplo, Cataluña es una de las comunidades con mayor corrupción. Aquí no tenemos un rey corrupto que ha tenido que ir a vivir fuera y su hijo reniega de él, tenemos unas familias como los Pujol que no sólo han hecho negocios oscuros con grandes beneficios nunca aclarados sino que se pasean por el país como si nada y continúa la saga. Aquí los exconvergentes suman tanta corrupción como la Gürtel del PP y podríamos seguir. No tiene nada de extraño que un hombre como Rossell dijera que votaría por la independencia y si se conseguía se exiliaría porque no podría vivir en el país que se configuraría.
El espionaje a políticos catalanes y el bajo porcentaje de ejecución de obra pública parecen haber roto la relación de ERC y el gobierno Sánchez, pero los desacuerdos de ERC con Sánchez vienen de más lejos. ERC votó en contra de la reforma laboral o de las medidas para paliar los efectos de la crisis en los más desvalidos, con argumentos que nada tenían que ver con el contenido de los decretos, sin importarle lo que perdiesen los ciudadanos . Que Junts y ERC tienen una pelea a muerte es un algo. Hasta ahora eran los de Junts (que defienden el «cuanto peor mejor») quienes atacaban a ERC y el diálogo sin demasiados argumentos. Ahora que parece que ERC no sabe adónde va, sale Rufián y se apunta a la batalla dialéctica de baja estopa con los argumentos de siempre, quién es más catalán o quién traiciona a quien. Veremos hasta qué punto ERC le apoya pero mientras tanto Catalunya va perdiendo oportunidades.
La Comunidad de Madrid dice que este verano habrá CAPs sin médicos, y que les dirigirán enfermeras. Nada contra las enfermeras pero espero que los ciudadanos asignados a estos CAP no tengan problemas graves.