
Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
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Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak

"Estamos ante un paradójico caso de odiosos fascistas pacíficos y virtuosos antifascistas violentos"
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Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
Muy buena entrevista de Ortuzar en "El Economista", con palos para todos, y con lazito de regalo especialmente dedicado a Don Pablo Iglesias.
https://www.eleconomista.es/economia/no ... ocial.html
Y Amaia, empujando.
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Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
Como si no hubiera vascos que no son ESPAÑOLES.....
...y si llorando te devolviera a la vida, todos los mares ya estarían desbordados...
Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
Na…. soy muy sociable Te sorprenderás en la vida social cumplo con las leyes no escritas no hablo de dinero, ni de política.Por cierto! si hay quedada me apunto.Ver citas anterioresKalea escribió: ↑25 May 2020 13:29Ver citas anterioresskye escribió: ↑24 May 2020 16:17San Telmo, vamos a ver. Esto es un foro de internet, nada más. Y las diferencias entre nosotros parece siempre que son superiores a lo que nos pueda unir.Ver citas anterioresSanTelmo escribió: ↑24 May 2020 12:23¿En serio piensas eso? Mira que yo no le conozco de nada salvo este foro, no podría estar más alejado de él ideológicamente y además soy del Madrid y estoy seguro de que si nos sentásemos frente a una birra encontraría muchos más puntos de unión que de discordia con Inguma.
Y sí, yo estoy convencido de que si estoy en una sidrería y tengo enfrente a Inguma, le daría un abrazo, nos echaríamos unas risas, cantaríamos algo, y pasaríamos un rato simpático.
Como me pasaría contigo, exactamente igual. Como eres de Segovia, creo, pues con un cochinillo y un buen Ribera. O con Regshoe, claro que sí. O con Kalea, con blanca... etc.
Eso sí, también te digo que con otros usuarios de este foro, eso no lo haría. Supongo que también pasa que con ciertas personas notas que no hay lo que llaman "feeling" y estar tomándote un chuletón con ellos, se te haría eterno y estarías deseando que terminase el suplicio. Supongo que a ellos les pasaría lo mismo conmigo. O sea, que sí, pero... Ni son todos los que están ni están todos los que son.
Pues eso.![]()
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¿Juntas? ¿Blanca y yo?
La que se podría liar.
Pensar distinto NO es un delito;
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Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
No te lies;Ver citas anterioressupertolkien escribió: ↑11 Jun 2020 20:56Como si no hubiera vascos que no son ESPAÑOLES.....
Tu sabes a lo que me refiero,
si eres Vasco = eres español-
soy Valenciana= Soy Española.
y encantada de que los Vascos sean Españoles...
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Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
Creo que hay vascos franceses. :juasVer citas anterioresblanca escribió: ↑11 Jun 2020 22:21No te lies;Ver citas anterioressupertolkien escribió: ↑11 Jun 2020 20:56Como si no hubiera vascos que no son ESPAÑOLES.....
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Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
Yo los veo todos los días cuando me levanto y me asomo a la ventana a ver si llueve.



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Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
La que te lías eres tú, Mariblanqui, pues una mayoría considerable de ciudadanos nacidos en el País Vasco, no se sienten en absoluto españoles, lo cual podrás no estar de acuerdo, pero es absolutamente lícito y respetable. Y en Catalunya sucede tres cuartas partes de lo mismo.Ver citas anterioresblanca escribió: ↑11 Jun 2020 22:21No te lies;Ver citas anterioressupertolkien escribió: ↑11 Jun 2020 20:56Como si no hubiera vascos que no son ESPAÑOLES.....
Tu sabes a lo que me refiero,
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“ Estoy llegando a una edad en la que no necesito que me quieran, con que no me toquen mucho los cojones es suficiente”.
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Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
Yo tampoco me creo eso.Ver citas anterioresdaktari escribió: ↑11 Jun 2020 23:14
La que te lías eres tú, Mariblanqui, pues una mayoría considerable de ciudadanos nacidos en el País Vasco, no se sienten en absoluto españoles, lo cual podrás no estar de acuerdo, pero es absolutamente lícito y respetable. Y en Catalunya sucede tres cuartas partes de lo mismo.
En mi opinión, la gente de aquí nos sentimos vascos. Y punto pelota. No nos pasamos el día preguntándonos si somos españoles o no. Está claro que hay gente más ideologizada que si no repiten 20 veces al día que no son españoles, tienen pesadillas.
Pero la mayoría no perdemos el tiempo en esas cosas. Ni nos repetimos delante del espejo que somos tal cosa ni la contraria. Hacemos nuestra vida, estamos más o menos contentos (o descontentos) con nuestro día a día y se acabó.
Sí es verdad que todos tenemos nuestro DNI y está claro que estamos integrados en España, pero sinceramente no nos complicamos demasiado la vida con esas comeduras de tarro. Interesan muy poco. Pero sí te diría que la mayoría (es opinión personal) estamos cómodos con la situación actual de autogobierno, quizá avanzar un poco más en su profundización, pero... siendo también conscientes de que muy pocos están por la labor de aventurarse en procesos que no se sabe muy bien cómo van a terminar y van a tensionar la sociedad, como ha ocurrido o está ocurriendo en Cataluña.
El escenario catalán aquí no lo queremos.
Y tampoco entendemos que cuando se habla de Euskadi, las conversaciones terminen siempre en que si la gastronomía tal o cual cosa y en si somos o no somos españoles. Que ya cansa siempre con lo mismo.

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Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
Tú te puedes sentir una mascota, si te place. Ahora bien, eres una persona. No hay más tu tía. Lo mismo sucede con esos renegados de los que hablas. Que también habría que ver si son mayoría o no. Yo lo dudo.Ver citas anterioresdaktari escribió: ↑11 Jun 2020 23:14
La que te lías eres tú, Mariblanqui, pues una mayoría considerable de ciudadanos nacidos en el País Vasco, no se sienten en absoluto españoles, lo cual podrás no estar de acuerdo, pero es absolutamente lícito y respetable. Y en Catalunya sucede tres cuartas partes de lo mismo.
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Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
Nivelazo!!!; tu te podrás sentir marilyn cuando te mires al espejo, pero cuando te mira el medico sigues siendo un "marilon",,, pues con los Vascos lo mismo, se pueden sentir Holandeses/Suizos/ o Rusos, pero son Españoles, SE SIENTE....con los Catalanes igual.Son Españoles, NO hay fronteras, ni divisorias, ni diferencias. Españoles, nacidos en el Pais Vasco, o Españoles nacidos en Cataluña, o Españoles nacidos en Valencia....es fácil cuando lo leas siete o diez veces seguro que lo entiendes, muy despacito, letrita con letrita,,,,, la ele con la a = la...así diez ,quince veces y lo entiendes...Ver citas anterioresdaktari escribió: ↑11 Jun 2020 23:14La que te lías eres tú, Mariblanqui, pues una mayoría considerable de ciudadanos nacidos en el País Vasco, no se sienten en absoluto españoles, lo cual podrás no estar de acuerdo, pero es absolutamente lícito y respetable. Y en Catalunya sucede tres cuartas partes de lo mismo.Ver citas anterioresblanca escribió: ↑11 Jun 2020 22:21No te lies;Ver citas anterioressupertolkien escribió: ↑11 Jun 2020 20:56Como si no hubiera vascos que no son ESPAÑOLES.....
Tu sabes a lo que me refiero,
si eres Vasco = eres español-
soy Valenciana= Soy Española.
y encantada de que los Vascos sean Españoles...
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Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
Casi monográficos sobre Eusko Alkartasuna en el periódico digital de Victoria Prego:
https://www.elindependiente.com/espana/ ... su-pasado/Ver citas anterioresEl PNV, a un paso de enterrar su pasado
35 años después, los sondeos otorgan por primera vez a la formación unos resultados similares a los obtenidos antes de su escisión con EA en 1985. Hoy el partido que fundó Garaikoetxea, débil y sin peso, se disputa en los tribunales su liderazgo.
En muchos ‘batzokis’ los más veteranos lo recuerdan bien. Han pasado 35 años y aún hoy perviven heridas que se resisten a cicatrizar. En algunos de los locales del partido cuelgan, -cada vez menos-, imágenes de sus dirigentes históricos, los referentes que lograron que el PNV no se desangrara en el exilio y que se recompusiera en la democracia. Pero entre las barras de pintxos, las mesas con el menú del día, y los rostros de Sabino Arana, Juan de Ajuriaguerra o el lehendakari José Antonio Agirre es imposible ver referencia alguna a su primer lehendakari en democracia: Carlos Garaikoetxea. Lo fue durante cinco años (1980-1985). Antes había presidido el partido durante tres años (1977-1980). Pero en el PNV es como su jamás hubiera existido, como si aquel joven de buena formación, buena imagen y dotes de oratoria llamado a renovar y actualizar la imagen del viejo partido fundado por los hermanos Arana jamás hubiera representado nada en la historia de la formación. Para unos sigue siendo poco menos que un traidor, para otros un déspota que se quiso más a él que al partido o un desafortunado percance en la historia centenaria del partido.
Hoy ni los ‘batzokis’ ni el partido se parecen al que lideró y abandonó Garaikoetxea a mediados de los 80 antes de fundar Eusko Alkartasuna (EA). El PNV de 2020 que en menos de un mes se enfrentará en solitario a las urnas está a punto de superar aquel trauma en las urnas…siete lustros después. Los 32 escaños que obtuvo en las elecciones autonómicas de 1984 -un año antes de la escisión- siguen siendo su techo, su cielo electoral. Dos años más tarde llegó el suelo, el infierno: en 1986 -previo adelanto electoral- su nuevo candidato, José Antonio Ardanza, sólo logró 17 asientos.
Ahora, el PNV está cerca de enterrar definitivamente su pasado. Lo hará al menos si lo que auguran las sucesivas encuestas de cara al 12 de julio se cumple. Los tres últimos sondeos coinciden al asignar al candidato Iñigo Urkullu y las listas jeltzales 31 asientos en el próximo Parlamento Vasco. De hacerse realidad, será su mejor resultado desde 1984. En la secuencia electoral siempre hay una excepción, las autonómicas de 2001, cuando los nacionalistas concurrieron en coalición con EA y lograron 33 asientos.
Pero ahora, el destino de uno y otro, del PNV y EA, están en las antípodas. El primero cerca de rozar su techo, de recuperar la fortaleza que demostró antes de su escisión, y el segundo, debatiendo en los tribunales su liderazgo y cuestionando bajo el manto de la coalición de la izquierda abertzale su verdadero peso dentro de EH Bildu.
EA, débil y enfrentada
Esta semana en los juzgados de Vitoria se celebraba un juicio que simboliza bien en lo que ha desembocado aquel partido que lideró Garaikoetxea, con capacidad para arañar muchos apoyos al PNV, que provocó una suerte de divorcio social en aquel Euskadi en auge abertzale de los 80. El éxito se fue desinflando con el paso del tiempo hasta terminar casi diluido en el magma de la izquierda abertzale. El próximo miércoles está programada la última sesión del juicio en el que se juzga si el sector oficial de EA ocultó al sector crítico, afín a Garaikoetxea, el censo de militantes y con ello impidió la obtención de avales a su candidato, Maiorga Ramírez, en favor de la autoproclamada secretaria general -interina por ahora-, Eba Blanco.
La EA de hoy no se entendería con la que nació de las faldas del PNV. Hoy forma parte del azote de EH Bildu hacia el partido de Andoni Ortuzar. Hace tres décadas ambos lograron entenderse, no sólo para concurrir juntos a las elecciones sino también para gobernar en coalición. Lo han hecho en cinco legislaturas (de 1991 a 2009), con Ardanza primero y con Juan José Ibarretxe, junto al PNV, al PSE y a Izquierda Unida/Ezker Batua, después. En la última década que sólo pretenden desbancar al PNV con una alianza “de izquierdas” que saben complicada.
En la EA actual parece complicado imaginar que nacieron de las entrañas de Sabin Etxea, también que su fundador presidió un día el PNV y el Gobierno bajo sus siglas. El éxito de Garaikoetxea fue relativamente efímero, duró lo que tardó en crecer su aceptación social y con ella su deseo por marcar tiempos, discursos y formas al partido desde el despacho de Ajuria Enea. Xabier Arzalluz contó que fue él quien propuso a Garaikoetxea para ser el presidente del partido. En aquel 1977 los nacionalistas debían recomponerse tras cuatro décadas de exilio y aquel joven apuesto y preparado suponía aire fresco. Su origen navarro reforzaba además el discurso vasconavarro de la formación: “Los demás callaron y así salió Garaikoetxea, elegido por silencio”, aseguraba en “Así fue” (Ediciones Foca), una suerte de biografía elaborada en 2005 por Javier Ortiz mediante entrevistas con el histórico dirigente jeltzale.
En su reflexión no ocultaba que fue “una ligereza” por su parte haber apostado por alguien a quien no conocía suficientemente. Inicialmente, la apuesta de Arzalluz salió bien. En 1980, las primeras autonómicas, el PNV vencería con Garaikoetxea como candidato, 25 escaños, y mejoraría aún más sólo cuatro años más tarde, 32. Para entonces, el lehendakari gozaba de gran popularidad y predicamento externo, pero en casa, en Sabin Etxea, el clima y las tensiones iban acumulándose. El pulso entre Ajuria Enea y Sabin Etxea, entre el lehendakari y el aparato del partido cada vez era más notorio.
Jurar fidelidad
Una de las gotas que colmó el vaso fue la petición de Garaikoetxea de quedar eximido de la disciplina del partido. La petición suponía romper la bicefalia coordinada por la formación que siempre ha operado. Pero ‘Garaiko’ tenía un precedente en el que asirse, y no uno menor: el lehendakari José Antonio Agirre. Durante el exilio, aquel Gobierno vasco que presidió, con una amalgama de sensibilidades políticas en su seno, hacia complicado aplicar en todo momento las directrices del partido y Agirre pidió quedar exento de la disciplina. El propio Arzalluz revela cómo la dispensa fue sólo de cara al exterior y cómo internamente, desde la Ejecutiva del PNV, se obligó a Agirre a “hacer un juramento de fidelidad” ante la imagen de la Virgen en la Basílica de Begoña: “Se comprometía a obedecer las instrucciones del partido incluso a costa de su propia vida. ¡Ante la Hostia Consagrada! ¡Con lo que suponía eso para aquella gente!”.
Garaikoetxea fue fortaleciendo su posición al frente del Gobierno y desmarcándose del control del partido. La tensión por no dejarse controlar por el PNV fue a más. La tensión alcanzó su mayor límite cuando se intentó poner orden en el mapa institucional vasco. El PNV abogó por elaborar una ley que definiera el marco competencial y de reparto de recursos financieros entre diputaciones forales y el Gobierno vasco, la llamada Ley de Territorios Históricos. Garaikoetxea presionó para que las mayores cuotas de poder y recursos recayeran en el Ejecutivo vasco que él presidía y se debilitara a las diputaciones forales. Llegó incluso a contraponer su propio borrador de ley frente al que se ultimaba en la dirección de su partido, en Sabin Etxea.
A dos meses de las elecciones llegó a amenazar con no presentarse a las autonómicas de 1984, en un intento por fortalecer su posición, cada vez más debilitada. La fractura fue en aumento y se escenificó como nunca antes en el ‘Alderdi Eguna’ (Día del partido) de 1984. El último domingo de aquel agosto el lehendakari quiso cerrar el acto, vulnerando la tradición de que lo hiciera el presidente del EBB, Arzalluz. En su intervención alargó tanto el discurso que los asistentes fueron dispersándose y obligó a una breve intervención al presidente del PNV.
Para entonces la suerte estaba casi echada. En diciembre de ese año, tras una Asamblea del partido de nuevo envuelta en alta tensión, el partido forzó la dimisión de su lehendakari, de Garaikoetxea. El 18 de diciembre dimitió.
Otegi absorbe a EA
La popularidad que ya acumulaba, con cientos de miles de seguidores, le valió para llevarse buena parte del electorado de los ‘batzokis’ a su nuevo partido. La escisión del PNV con la aparición de EA en septiembre de 1986 fue un verdadero trauma en el mundo nacionalista, con familias divididas y en ocasiones enfrentadas por el órdago que Arzalluz y Garaikoetxea libraron y culminó con la salida del Gobierno de aquel joven navarro apuesto y formado en ‘La Comercial’ de Deusto que debía modernizar la imagen del PNV.
Desde los primeros comicios de EA en 1984, donde logró 181.000 votos y 13 asientos, la gráfica del partido se escribe de modo descendente, pero con notable peso y poder político por su presencia en no pocos Gobiernos en Euskadi.
El desengaño del ‘Plan Ibarretxe’, y sobre todo el viraje y renovación que Urkullu imprimió al partido a su llegada a la presidencia del EBB en 2007, fue el final para para la sintonía entre el PNV y su escisión. A partir de ahí, el camino de Garaikoetxea y sus sucesores se fue recorriendo en dirección a la izquierda abertzale. En el retorno a la legalidad, Otegi supo incorporar y acoger a EA, debilitada y sin un rumbo definido y tras haber sufrido dentro de su seno escisiones y fracturas. EH fue el refugio en el que hoy continúa con un peso menguante EA.
Ahora el destino de unos y otros es bien distinto. El PNV afronta la nueva cita electoral sin aparente desgaste, ni por la gestión de la crisis del Covid-19 ni del siniestro del vertedero de Zaldibar. Más aún, todo apunta a que tenga en su mano hacer realidad el objetivo que Andoni Ortuzar se marcó hace meses, consciente de su dificultad: un escaño más por territorio. En EA, serán los tribunales los que decidan su siguiente paso; si revalidar a la secretaria general interina o cuestionar a la dirección y obligarle a asumir no sólo la repetición del proceso interno sino integrar su enésimo desgaste y crisis.

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Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
https://www.elindependiente.com/politic ... -eh-bildu/Ver citas anterioresEH Bildu, el 'salvavidas' que diluyó a EA
Nació fruto de una tormenta y en sus apenas tres décadas de existencia no la ha abandonado. La ha sobrellevado alternando periodos de virulencia y años de calma confortable que permitían mirar el horizonte con optimismo. Pero la historia de Eusko Alkartasuna (EA) se escribe con episodios de convulsión. Este fin de semana incorporará uno más. El partido celebra su XII Congreso en San Sebastián en el que no sólo críticos y oficialistas se disputarán el control del partido, con dos candidatos en pugna, sino que confrontarán modelos de partido y estrategia política.
La breve historia de la formación que el ex lehendakari Carlos Garaikoetxea fundó en 1986, tras una dura escisión del PNV, discurre entre la gloria del poder en gobiernos de coalición con sus ex compañeros y la escisión y fundación de un nuevo partido de una parte de sus bases y la agonía de la pérdida de apoyos que a punto hizo desaparecer la formación hace unos años. La tabla de salvación a la que EA se tuvo que aferrar para no morir de inanición fue la izquierda abertzale. La misma que ahora amenaza con fagocitarla y al frente de la cual se quiere poner a Arnaldo Otegi.
En 2011 el partido que lidera Pello Urizar había completado su viraje hacia tesis independentistas que el nacionalismo moderado de Urkullu empezaba a despreciar. La distancia entre las dos marcas del otrora nacionalismo institucional y moderado se había hecho insostenible. EA se había hecho más de izquierdas y más independentista y la confluencia con la izquierda abertzale era cuestión de tiempo. Aquel año EA se integró en una coalición con la izquierda abertzale, con Aralar y con Alternatiba para fundar poco después EH Bildu.
Han pasado seis años y poco queda de la EA que un día nació de las entrañas del PNV. Si su primer reto fue diferenciarse del mensaje del nacionalismo del que surgió, el actual pasa por no diluirse en una coalición controlada por Sortu. El riesgo y la amenaza a su pervivencia lo ha denunciado casi medio millar de militantes de EA que este fin de semana disputarán a Urizar la Secretaría General. Cuando en 2009 se encumbró a la dirección de EA lo hizo también en un clima de agitación interna y después de una crisis electoral que derivó en una escisión de los sectores guipuzcoanos contrarios al acercamiento que se estaba produciendo a la izquierda abertzale y apoyado por la corriente mayoritaria. La escisión de EA de la que saldría un nuevo y breve partido, Hamaikabat, fue sólo una muesca más de desgaste. Pese ella, en 2013 Urizar fue reelegido y lo hizo con holgura, gracias el apoyo del 98% de los militantes.
La nueva etapa iniciada a partir de entonces, bajo el manto y protección de la recién nacida coalición, EH Bildu, era una incógnita. La ilusión de unos contrastaba con el temor de otros militantes de ver cómo la identidad de EA se diluiría como un azucarillo bajo el control de la izquierda abertzale.
Reformular el modelo de coalición en EH Bildu
Hoy aquel apoyo casi unánime con el que Urizar fue reelegido se ha agotado. En el congreso que este sábado arranca en la capital guipuzcoana el sector crítico amenaza con desbancarla. Entre el medio millar de militantes que integran la plataforma ‘Alkartasuna 2017’ figura no sólo el fundador y líder histórico del partido, Carlos Garaikoetxea, sino tres de sus ex presidentes -Manuel Ibarrondo, Koldo Amezketa y Unai Ziarreta- además de nombres de peso como Rafael Larreina. La corriente crítica ofrece un recambio. Propone que sea Maiorga Ramírez, parlamentario en el Parlamento de Navarra, el candidato a la secretaría general de EA.
Han pasado seis años desde que la noche del 5 de mayo de 2011 el pleno del Tribunal Constitucional diera vía libre a EH Bildu para concurrir a las elecciones y superar así el periodo de ilegalización en la que se encontraba la izquierda abertzale. En ese momento de ilusión recuperada y fortalecida del independentismo radical vasco, EA se subió a un tren que le insufló el oxígeno del que carecía. La decisión de crear una coalición a modo de ‘polo soberanista’ firmó sus mejores resultados en su primera cita con las urnas. Desde entonces, la pérdida de apoyo ha sido constante empujada por la crisis y el hastío social, contexto que en el que la estabilidad que defiende el PNV ha sabido ganar terreno.
En los últimos meses el discurso de EH Bildu y el de sus propios integrantes se ha quedado atrapado en el seguidismo al ‘bucle’ de la vía catalana, el proceso sin fin de disolución de ETA y el acuerdo de estabilidad PNV-PSE que desinfla la capacidad de determinar la política en Euskadi que pueda tener la coalición.
En este contexto, tanto EA como la propia coalición, al mismo tiempo que lo hace la “refundada” izquierda abertzale de Otegi, afrontan un periodo de reflexión y reformulación de sus modelos de partido. Actualmente EH Bildu está integrada por cuatro partidos: Sortu, formación de la izquierda abertzale que lleva el control y verdadero peso de la coalición y EA, Aralar y Alternatiba cuyo peso e influencia en fijar el rumbo de la coalición que lidera la oposición en Euskadi es prácticamente nulo.
Garaikoetxea: “Coalición sí, partido único no”
Cuando se fundó Bildu EA el objetivo era conformar un potente ‘polo soberanista’ que a imitación de Cataluña pudiera iniciar un camino unilateral hacia la independencia del País Vasco. Pero el tiempo y los acontecimientos han ido matizando aquella apuesta. De la batalla unilateral y conjunta de toda Euskal Herria se pasó pronto a abogar por procesos autónomos en cada territorio (Euskadi por un lado, Navarra por otro y el País Vasco francés por otro).
Pero la velocidad, la música y la letra del ‘polo’ la escribían Otegi y sus amigos. Urizar y los suyos apenas sumaban estrofas a un discurso y a una estrategia en la que cada ve han ejercido más como convidados de piedra. La gota que ha colmado el vaso y ha fracturado a las bases cayó cuando desde EH Bildu se apostó por repensar el modelo de coalición y convertirla en un partido con dirección y militantes propios, integrado por representantes de sus integrantes pero con personalidad propia. Un intento por atraer a “independientes” que facilitaran copar un mayor espacio ideológico.
Garaikoetxea lo ha dejado claro, “coalición sí, partido único, no”. La partida que este fin de semana libra EA en su congreso puede determinar el futuro del partido. Los críticos reivindican la necesidad de volver a reivindicar el legado ideológico y la historia de la formación, “no hacerlo “sería el error de los errores”, aseguró el ex lehendakari tras expresar su respaldo a la candidatura de Maiorga Ramírez. Una historia que se escribe con acuerdos como los de Ajuria Enea, el pacto de Lizarra o los tres Gobiernos en los que EA participó en coalición con el PNV e incluso en tripartito con Izquierda Unida en el periodo 1995-2001.
Hoy EA se mueve entre la irrelevancia y la necesidad de reivindicarse para no dejarse absorber y anular por Sortu. Los apenas 2.500 afiliados de la formación lo convierten en un agente con un peso muy reducido ante la todopoderosa izquierda abertzale que lidera Arnaldo Otegi.
Ni críticos ni oficialistas se plantean abandonar la coalición, pero los primeros sí quieren cambiar las condiciones en la que estar presente y no descartan abandonarla para renegociar su entrada. También el modo en el que EA debe decidir cada paso. Reclaman mayor transparencia y voz a las bases, para que las decisiones no se sometan a ratificación de meros hechos consumados. Enriquecer la vida interna de EA y proteger la autonomía del partido dentro de la coalición, que pertenecer no sea una cesión de soberanía sino un modo de hacer valer su voz singular para que sea tenida más en cuenta.
Urizar ya ha asegurado que la búsqueda de una integración se trabajará hasta el último minuto. Incluso que si el obstáculo para alcanzarla es él está dispuesto a abandonar. Maiorga Ramírez, el candidato crítico, también se compromete a ello pero por si acaso no ve problema en que las bases decidan entre dos modelos, dos candidaturas y dos formas de entender EA.

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Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
https://www.elindependiente.com/espana/ ... a-la-seda/Ver citas anterioresArzalluz y Urkullu, del hierro a la seda
Ambos presidieron el PNV, cada uno a su modo. Los 'jóvenes' del partido terminaron por desplazar al carismático líder e imponer otro modelo de partido, de política y de senda soberanista
El jueves sus vidas se volvieron a cruzar. Sería la última vez. Hacía quince años que habían dejado de hacerlo, que las guerras de la política los había alejado entre sinsabores. Esa mañana todos los focos apuntaban hacia él, como otrora hicieran con su antecesor. Ante el Tribunal Supremo, con semblante serio, minucioso y con templanza, sin perder la compostura ni la educación, fue desgranando cada movimiento, cada llamada, cada paso. A 400 kilómetros de allí, quien hacía tres lustros copaba los micrófonos en Euskadi en un carrusel de frases ingeniosas, exabruptos o lecciones de oratoria, daba su último aliento. Hacía días que su voz se había apagado, que la fortaleza con la que arengaba a los suyos sólo era un recuerdo vivo entre los suyos. Xabier Arzalluz Antia se iba, les dejaba.
Con su adiós, el carismático y polémico dirigente nacionalista daba su último golpe político; miles de artículos recordarían lo que fue, lo que dijo y lo que soñó. Para bien y para mal. En estos días, su modelo de liderazgo, de partido, de gestión política ha vuelto a revivir. Frases, éxitos, fracasos y silencios que marcaron un tiempo y un modo de hacer que poco o nada se asemeja al actual.
Urkullu nunca fue Arzalluz. Tampoco el jesuita metido a político se identificó jamás con el maestro convertido en lehendakari. Sus vidas no se distancian tanto, el modo de vivirlas sí. Ambos lo fueron todo en el PNV, alcanzaron la cúpula de la formación; cinco años uno, 21 el otro. Ocuparon el despacho y timón del partido que aún hoy controla Euskadi. “Fue un gigante”, dijo el hoy presidente del partido, Andoni Ortuzar. Urkullu subió más escalones en el escalafón, llegó a ser lehendakari. Arzalluz nunca necesitó serlo, sabía que mandaba más que todos ellos.
El calendario vital le había guardado la mañana de protagonismo del 28 de febrero a Urkullu y la tarde a Arzalluz. Los obituarios, algunos escritos de antemano, volvieron a desempolvar una época y un modo de entender la patria, la política y España.
Los ‘Jobubis’
Cuando Arzalluz decidió afiliarse al partido Urkullu aún llevaba pantalones cortos. ETA acababa de asesinar al comisario de policía Melitón Manzanas y para Arzalluz fue el momento para dar un paso adelante. En aquel 1968 el hoy lehendakari tenía siete años y toda una carrera política por hacer. 29 años les separaban. El tiempo en el que crecieron les marcó y les diferenció. Uno guipuzcoano y otro vizcaíno, ambos religiosos y amantes de su patria, cada uno a su manera. El viejo nacionalismo postfranquista llegado desde la clandestinidad frente al abertzalismo moderno, cansado de viejas recetas y disputas del siglo XX y necesitado de nuevas fórmulas para sobrevivir en el nuevo siglo.
El joven Urkullu conocía bien al viejo Arzalluz, al líder al que todos idolatraban en Sabin Etxea y aplaudían a rabiar en mítines y ‘Alderdi Egunas’ (Día del Partido). Arzalluz nunca se fijó especialmente en él, demasiado moderado, demasiado discreto. Pero Urkullu y él coincidieron cuatro años, desde 2000 a 2004, en el organigrama de dirección del partido, uno como presidente del Bizkaia Buru Batzar -Ejecutiva vizcaína- y el otro como presidente del partido. Aquella generación joven que empezaba a pedir su espacio y dejar de estar a la sombra de un líder de 71 años no tardaron en imponerse y precipitar su salida.
El primer órdago que se osó plantear a Arzalluz se lanzó en Vizcaya, en el feudo fuerte, menos soberanista y más potente del PNV. Los conocidos como ‘Jobubis’ (Jóvenes burukides -dirigentes- vizcaínos) entre los que figuraban Urkullu y Ortuzar empujaban y forzaban un cambio de ciclo, de época en el caso de Arzalluz. El propio presidente Arzalluz reconocería años después que para 2004 él se sentía cansado para librar más batallas, que se sentía como “una fruta madura a punto de caer”.
Y cayó. Desde entonces el olvido le fue sepultando en Sabin Etxea. Arzalluz ‘el grande’ –en palabras de Ortuzar estos días- nunca volvió a ser consultado, según él mismo reconoció, “no me llaman, pero no tienen por qué hacerlo, yo tampoco lo hacía”, aseguró hace cinco años. Sus apariciones en público también desaparecieron y sólo en ocasiones puntuales volvió a subir a una tribuna del PNV de los ‘Jobubis’.
El desgaste del ‘Plan Ibarretxe, y las pugnas internas en el partido lo habían fracturado hasta hacer renacer los ecos de la escisión vivida en 1986. En 2004 finalizó la era Arzallus. Su apuesta por mantener un PNV más soberanista tras su marcha y dejarlo en manos de Joseba Egibar falló. El moderado Josu Jon Imaz venció por un voto y ocupó la presidencia del PNV. Fue algo temporal. La guerra entre soberanistas y pragmáticos aún mantendría las brasas vivas durante mucho tiempo. Cuatro años después Imaz anunció desengañado que lo dejaba, que se iba a la empresa privada –hoy es consejero delegado de Repsol-. Se marchó sin el perdón de Arzalluz.
Dos líderes para dos crisis
Fue entonces cuando el discreto Urkullu surgió como la alternativa de consenso llamado a coser el partido, a unir las dos almas nacionalistas. También a él le tocó recomponer los fragmentos rotos que dejó Ibarretxe y su plan y sobre todo, el varapalo de perder el Gobierno y ser desplazado a la hasta entonces desconocida oposición en Euskadi de la mano de la alianza entre Patxi López (PSE) y Antonio Basagoiti (PP).
Dos décadas antes, Arzallus vivió una crisis aún más profunda. A mediados de los años 80 el adversario doméstico era el lehendakari Carlos Garikoetxea y la pugna, la primacía del partido frente a la del Gobierno vasco, de los territorios históricos frente al conjunto de Euskadi. El pulso de gallos que libraron acabó hiriendo el partido, separando familias y provocando la escisión más fuerte en la historia de la centenaria formación. Aquella crisis no terminó bien. Arzallus vio cómo la formación que había logrado recomponer, renovar y fortalecer tras décadas de clandestinidad se hacía añicos. Jamás se lo perdonó a Garaikoetxea. El ex lehendakari es aún hoy un nombre negro, casi desaparecido en el libro de historia del partido.
Urkullu no es de golpes en la mesa, de sentencias o amenazas, lo suyo es más el trabajo discreto, constante. Quienes trabajan con él lo definen como una hormiga que todo lo recuerda, todo lo apunta, que gusta más la empatía que el encontronazo. Por ahora, la labor le ha dado resultados. En el PNV de los ‘Jobubi’, de los ‘jovenes’ que desplazaron a Arzalluz, las voces críticas han desaparecido, se han domesticado las tradicionales corrientes o almas y el partido se ha unido en torno a una sola voz, a una bicefalia que actúa al unísono: la del presidente del EBB y la del lehendakari. Se acabaron los versos sueltos.
Frialdad y calor ante ETA
Es evidente que las formas tampoco nunca les igualaron. Las tres carreras y los cinco idiomas que hablaba el catedrático de Derecho Constitucional Arzalluz le brindaban una riqueza cultural y de oratoria utilizada con sutileza en ocasiones, con socarronería otras y con brusquedad en las más recordadas. Su vehemencia y su tono habitualmente severo con los medios de comunicación dibujaron en él un perfil duro, distante. En Urkullu no hay nada de eso. El maestro que un día llegó a lehendakari transmite templanza, tono siempre moderado y verbo en ocasiones confuso. Al contrario que a Arzalluz, a Urkullu se le ve incómodo arengando a las masas, lo suyo es el trato cercano. Tampoco hay golpes en la mesa.
A uno le tocó hacer política en los años más duros de la violencia en Euskadi, al otro, gestionar la paz y la convivencia. Arzalluz siempre mantuvo un discurso ambiguo frente a ETA. Compaginó periodos en los que reivindicó su final y años en los que guardó una clara equidistancia. En su haber figuran acuerdos como el Pacto de Ajuria Enea (1988) para acabar con ETA o el acuerdo de Lizarra (1998) suscrito con la propia banda. La frase del “árbol” agitado por ETA y las “nueces” que otros debían recoger le persiguió de por vida. Sus reproches a la policía, el ministerio del Interior o la lucha antiterrorista fueron numerosas.
También su frialdad y distancia hacia las víctimas, en los peores años de ETA, fue una actitud repetida a lo largo de su vida política. Llegó a afirmar que quienes no pudieran vivir con la violencia se tomaran “un válium”. Él mismo dijo ser consciente de que pasaría a la historia “como un malvado” y así es recordado en muchos lugares de la sociedad española. La mano dura a España la empleó siempre, la mano de seda hacia ETA y su entorno, en muchas ocasiones.
Urkullu estuvo al frente del PNV los años finales de la banda. Como lehendakari, gestiona el tiempo post ETA. Ha sido el primer mandatario del PNV en “pedir perdón” a las víctimas, “debimos reaccionar antes”, dijo. Lo hizo ante ellas el 5 de junio de 2015, cuando hizo autocrítica y reconoció que la división política aún hoy desdibujaba la “solidaridad con las víctimas y el rechazo a la violencia” algo que sucede “de manera injusta e inaceptable”. A ello Urkullu suma una exigencia reiterada, y hasta ahora sin respuesta, a la izquierda abertzale para que reconozca que “matar estuvo mal”.
Dos modos de amar la patria
Los dos amaban su patria, su “nación”. Ambos supieron labrar complicidades a izquierda a derecha, entenderse con González y Aznar, con Rajoy y Sánchez “por el bien de Euskadi”. Pero a largo plazo la senda que dibujaban era dispar, de ‘soberanismo de confrontación’ en un caso, de ‘soberanismo amable’ en otro. El clima casi “bélico” que frente a España gustaba dibujar a Arzalluz y que llegó a describir a Mayor Oreja como el “ministro de la guerra de Aznar”, nunca asomó en el discurso de Urkullu. El fallecido presidente histórico del PNV evolucionó a lo largo de su vida política desde el posibilismo a las tesis de la unilateralidad más propias de la izquierda abertzale que de su viejo partido. En los últimos tiempos se le vio más cerca del independentismo de Otegi que del “nuevo estatus” de Urkullu. El propio secretario general de Sortu no dudó el jueves en referirse a Arzalluz como “uno de los nuestros”.
Cuesta imaginar que tal afirmación la lanzara Otegi para referirse al hoy lehendakari. La relación entre el PNV de Urkullu y Ortuzar con la izquierda abertzale está lejos de esa complicidad. Las unilaterales, la falta de compromiso y de disposición a facilitar acuerdos y la resistencia a condenar su pasado de apoyo a ETA ha abierto un abismo entre los líderes jeltzales de este siglo y Otegi y los suyos.
Tampoco la senda hacia la independencia que ambos dibujaban era la misma. Arzalluz afirmó que el camino emprendido por Puigdemont y el soberanismo catalán era digno de admiración. Un ejemplo y un respaldo que Urkullu nunca ha concedido. Su defensa de un acuerdo “legal y pactado” y siempre dentro de la legalidad se ha convertido en su mantra. Urkullu no quiere pulsos sino acuerdos.
Son dos versiones, dos presidencias de dos PNVs. Liderazgos que estos días han vuelto a verse en el espejo. Un reencuentro póstumo y que el partido, por ahora, no quiere extender más de lo necesario. El adiós a Arzalluz ha estado acompañado de palabras de agradecimiento y reconocimiento, y de declaraciones oficiales de quienes hoy lideran el partido. También ha habido gestos; bandera a media asta en la sede y libro de condolencias en la sede, pero poco más. Nada de actos con la militancia que tan bién manejó, movilizó y arengó el patrón de patrones del nacionalismo vasco.

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Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
Iñigo, por lo que más quieras, libéranos de este cáliz.

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Pasado mañana, domingo 12 de julio.
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Re: Cosas de Euskadi / Euskal Gaiak
¿Qué opinas de que Urkullu haya dicho que "no es español, porque solo se siente vasco"?
"Estamos ante un paradójico caso de odiosos fascistas pacíficos y virtuosos antifascistas violentos"