En las elecciones municipales de este domingo, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata) ha conquistado seis de las diez ciudades más pobladas del país, incluida la capital Ankara —algo previsto por las encuestas— y, de forma más inesperada, también Estambul.

Tras un recuento de infarto, que se prolongó durante toda la noche, los resultados parciales (al 99,8% escrutado) han confirmado la victoria del candidato opositor, Ekrem Imamoglu, con una ventaja de unos 25.000 votos frente al ex primer ministro Binali Yildirim, puesto a dedo como alcalde por el propio Erdogan.
Pero la ciudad del Bósforo, que concentra el 20% de la población de Turquía y maneja un presupuesto astronómico para los estándares turcos, es un goloso pastel para los partidos. Y el AKP no va a dejarla ir sin presentar batalla.
El partido islamista anunció que ha detectado “multitud de irregularidades” en el recuento y que este martes impugnará los resultados en Ankara y Estambul ante la Comisión Electoral. Yildirim hizo hincapié en el hecho de que hay cerca de 300.000 votos declarados nulos en todo Estambul, por lo que pidió que sean revisados exhaustivamente.
“Hay 31.136 urnas. Si se entrega un voto de forma incorrecta en cada urna, serían 31.136 votos, lo que es superior a la diferencia entre ambos [candidatos].
La última palabra la tendrán las autoridades judiciales”, ha afirmado el secretario general del AKP, Fatih Sahin.
“La página que se abrió hace 25 años, se cerró anoche [por el domingo]”, sentenció en un análisis online el periodista Rusen Çakir, que ha seguido la carrera del presidente turco y la evolución de los movimientos islamistas desde la década de 1980:
“Erdogan alcanzó su cénit hace tiempo. Desde 2013 es un político que ha ido perdiendo apoyo. El problema hasta ahora era la debilidad de sus adversarios”.
Por primera vez en mucho tiempo, el CHP rompió su imagen de partido esclerótico, incapaz de competir más allá de la franja occidental de Turquía (la costa del mar Egeo y la Tracia turca): obtuvo varias capitales de provincia en la Anatolia Interior y en el lejano noreste.
“La oposición ha logrado dar un rayo de esperanza, en una situación en que parecía que siempre iba a ganar Erdogan”, sostiene el académico Ali Bayramoglu, para quien los resultados, pese a la mayoría de votos cosechados por el AKP, son “una derrota de Erdogan”, que se había implicado de lleno en la campaña.
“Ahora, lo lógico sería que hubiese una renovación interna en el AKP, que Erdogan, como ya ha hecho otras veces [pasando de islamista a liberal y de ahí a nacionalpopulista] cambiase de postura.
El problema es que ahora depende de su coalición con el partido ultraderechista MHP y eso le fuerza a mantener una postura muy nacionalista”, afirma.
“Eso sí, ahora las condiciones son las adecuadas para que aparezca un nuevo partido de centro o de centroderecha como el que se rumorea que preparan Davutoglu y Babacan [dos antiguos cargos del AKP apartados por Erdogan]”.
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