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Los hechos se iniciaron ... a las seis de la mañana. Un grupo de 30 personas que se encontraba en plena calle, ya que los organizadores de la fiesta privada no les habían permitido acceder a ella, se enfrentaron con una patrulla de la Guardia Urbana formada por cuatro agentes que se encontraba allí con el propósito de prevenir conflictos y atender las quejas de los vecinos, que habían protestado por el ruido. De hecho, la policía municipal precintó el edificio el viernes a las diez de la noche para evitar la fiesta ilegal. Los organizadores hicieron caso omiso de las prohibiciones y la fiesta se celebró, como venían haciendo cada fin de semana en los últimos meses. Asistieron unas 1.200 personas, según la Guardia Urbana.
Mientras tanto, desde el interior de la casa empezaron a lanzar todo tipo de objetos a los policías: barras de hierro, piedras, macetas... Los jóvenes de la calle también les lanzaron piedras. Los refuerzos llegaron y finalmente fueron detenidos nueve jóvenes de entre 20 y 31 años, entre ellos el autor de la agresión al policía. Por la tarde, los agentes procedieron a desalojar el edificio y lo volvieron a precintar.
Los vecinos del barrio de Sant Pere se han hartado de soportar durante los últimos meses, cada fin de semana, los ruidos y disturbios que ocasionan las fiestas ilegales. "La fiesta empieza el viernes por la noche y no acaba hasta el domingo", explicó Maria Pilar Fàbrega, que trabaja en una peluquería de la calle de Mònec. "Luego, por la mañana, la calle está llena de orines, excrementos, latas y botellas de cerveza", detalló. "Los fines de semana descarga un camión lleno de bebidas", afirmó José Luis Rojo, empleado de una tienda de tejidos y retales. "Cada fin de semana hay disturbios y desorden", resumió Félix Palomo, que trabaja en la frutería emplazada en los bajos del inmueble okupado.
"Hace meses que estamos esperando el desalojo, pero nunca llega", dijo Cèlia Cañas, propietaria de una tienda de zapatos. "Hace semanas que nos dicen que la orden judicial para desalojar el edificio llegará, pero aún la estamos esperando", aseguró. El Ayuntamiento expropió el edificio en noviembre de 2005 con el propósito de destinarlo a equipamientos como una guardería o una escuela de adultos.
"Estamos cansados de llamar y llamar sábados y domingos a la guardia urbana", dijo Cèlia Cañas, que lamenta el deterioro del edificio. Cèlia aún recuerda cuando, hasta hace poco más de 10 años, acogía la sede de la Peña Cultural Barcelonesa. Desde entonces y hasta la fecha ha acogido la Anarko Peña Cultural.