Se convocaron elecciones anticipadas, debido a la destitución mediante un juicio político o impeachment, del anterior Presidente conservador Yoon Suk Yeol por intento de auto-golpe de estado en Diciembre del año pasado, cuando impuso la ley marcial y cerró el Parlamento por varias horas, para dar luego marcha atrás:
Lee Jae-myung (Socio-Liberal) 49,42 %
Kim Moon-soo (Conservador) 41,15 %
Lee Jun-seok (Centrista) 8,34 %
Kwon Yeong (Social-Demócrata) 0,98 %
Composición del Parlamento con el que deberá gobernar el electo Presidente socio-liberal Lee Jae-myung hasta 2028, elegido en las elecciones parlamentarias de 2024:
Se necesitan 151 escaños para la mayoría absoluta, de un total de 300 que tiene la Asamblea Nacional Surcoreana (Daehanminguk Gukhoe / 대한민국 국회 /大韓民國國會), el parlamento unicameral del país de Asia Oriental:
Cambio de ciclo en Corea del Sur: el socio-liberal Lee Jae-myung gana las elecciones tras el impeachment del conservador Yoon Suk-yeol
Los socio-liberales vuelven al gobierno tres años después. Una mala noticia para Donald Trump… pero no una tragedia
A nivel internacional, la victoria de Lee es una mala noticia para Donald Trump. El presidente estadounidense había mantenido buena sintonía con Yoon y su visión de una derecha dura y alineada con la agenda trumpista.
La caída de los conservadores en Corea del Sur representa, por tanto, un golpe a sus aspiraciones de consolidar un bloque conservador internacional en Asia Oriental.
El colapso del gobierno conservador culmina con el regreso del socio-liberal Partido Demócrata al poder, en un contexto de alta tensión regional y reorientación diplomática.
En las elecciones anticipadas no ha habido sorpresas. Lee Jae-myung, el líder del socio-liberal Partido Demócrata (DPK), se ha impuesto con cierta claridad a Kim Moon-soo del conservador Partido del Poder Popular (PPP).
Como resultado de las elecciones parlamentarias de abril del 2024, el nuevo bloque oficialista goza de una holgada mayoría absoluta en el poder legislativo, así que debería poder aplicar su agenda sin complicaciones.
Lee buscará revertir algunos de los giros ultraconservadores impulsados durante los tres años de gobierno de Yoon.
En cuanto a las diferencias económicas, redistributivas e incluso ideológicas, a grandes rasgos puede hacerse una simplista comparación con el sistema político estadounidense: el socio-liberal Partido Demócrata se parece a su homónimo norteamericano, mientras el conservador Partido del Poder Popular se parece al Partido Republicano, habiendo representado a su vez el destituido Yoon Suk Yeol una variable “trumpista” de la derecha surcoreana.
Indudablemente, la principal grieta entre los dos grandes sectores de la política surcoreana —el socio-liberal y el conservador— se halla en la política exterior. Más específicamente, en lo referente a Corea del Norte.
Al sur, con el paso de las décadas y la consolidación de la partición de la península, se fueron consolidando dos grandes enfoques en relación a su vecino del norte.
De un lado se ubicaban los anticomunistas, encuadrados hoy en las filas del conservador Partido del Poder Popular, que defienden la idea de que el marxismo coreano y, por extensión, los norcoreanos, son el “hecho maldito” de la historia nacional de Corea. En consecuencia, apuestan siempre que gobiernan por la confrontación, la escalada diplomático-militar y, en el horizonte, buscan el colapso de la sociedad norteña para una eventual reunificación por la fuerza.
Del otro lado se encuentran los defensores de la Política del Sol, hoy representados por el socio-liberal Partido Demócrata. Como sus sucesores Kim Dae-jung, Roh Moo-hyun y Moon Jae-in, el nuevo presidente Lee Jae-myung defiende los acercamientos comerciales, políticos y culturales con Corea del Norte. El horizonte —difícilmente realizable— de esta Política del Sol es una reunificación entre Seúl y Pyongyang en los términos aceptados por ambos gobiernos en el año 2000: un Estado, dos sistemas.
La matemática es bastante sencilla. Aunque en clave interna no suelen tener grandes diferencias, lo cierto es que cuando gobiernan los conservadores las tensiones con Corea del Norte, la inestabilidad regional y el riesgo de una reanudación de la guerra en la península tienden a crecer.
Por el contrario, cuando gobiernan los socio-liberales proclives a la Política del Sol, se producen acercamientos entre ambos países, se logra reunir a familiares separados por la guerra, se establecen zonas de cooperación económica como la región industrial de Kaesong y se alivian las tensiones militares.
Más ampliamente, el resultado de las elecciones presidenciales en Corea del Sur es una mala noticia para Donald Trump… hasta cierto punto.
El Partido Demócrata no cuestiona ni la alianza estructural con Estados Unidos, ni la presencia de tropas norteamericanas en el país ni la adhesión de Seúl al bloque de poder liderado por Washington. Sin embargo, hay matices que molestan en la Casa Blanca, y no es para menos.
En primer lugar, Lee Jae-myung probablemente apostará por una mayor autonomía estratégica. En segundo lugar, es esperable que retornen las históricas tensiones con Japón, poniendo en riesgo la continuidad de los ejercicios militares conjuntos que se venían realizando entre Washington, Seúl y Japón y, por extensión, la “tríada” que Biden forjó —y que Trump deseaba sostener—.
En tercer lugar, el presidente Lee se ha mostrado muy reacio a confrontar con China y a permitir —como sí lo hacía Yoon— el uso del sur de Corea para la presión de Estados Unidos contra Pekín.
En concreto, peligra el despliegue del sistema de misiles estadounidense THAAD en suelo surcoreano. En cuarto lugar, Lee Jae-myung no se mostrará tan “dócil” a la hora de renegociar el coste que cada uno de los dos Estados asume por la presencia de las tropas estadounidenses en Corea.
La elección ha sido un revés para Trump. No es un cambio estructural ni un giro inesperado, pero sí es un varapalo para Estados Unidos en una frágil coyuntura internacional y en una región a la que le concede una enorme relevancia.
El progresista Lee Jae-myung ganó las elecciones y será el nuevo presidente de Corea del Sur
La victoria de Lee representa un cambio de rumbo político fundamental para Corea del Sur y el retorno del socio-liberal y progresista Partido Demócrata al poder tras la destitución del conservador Yoon Suk-yeol, quien fue removido del cargo por su fallida imposición de ley marcial en diciembre pasado.
El candidato progresista socio-liberal, de 60 años, asumirá el cargo sin período de transición, como estipula la ley en comicios extraordinarios, con la investidura prevista para este miércoles, pocas horas después del anuncio oficial de los resultados.
Prometió “no defraudar” las expectativas de la población tras meses de crisis política por la destitución de Yoon Suk-yeol. Su rival conservador ya reconoció la derrota
“Rindo homenaje a la gran decisión del pueblo”, declaró Lee en la medianoche del martes frente a su domicilio en el distrito de Gyeyang, Incheon, mientras las primeras proyecciones lo colocaban como claro vencedor de los comicios.
Haré todo lo posible por cumplir con la gran responsabilidad y misión que me fue encomendada para no defraudar las expectativas de nuestro pueblo”, prometió Lee ante los reporteros, antes de partir rumbo a Yeouido, en Seúl, sede del parlamento surcoreano.
De la pobreza al poder: el ascenso de Lee Jae-myung
Nacido en 1964 en Andong, en el centro-este del país, Lee creció en la pobreza tras mudarse con su familia a Seongnam, ciudad dormitorio de Seúl.
Su historia personal refleja el sueño surcoreano de superación: tras una infancia difícil, completó estudios de Derecho con una beca y trabajó como abogado de derechos humanos antes de ingresar a la política en 2004.
Su carrera política lo llevó a ser alcalde de Seongnam entre 2010 y 2018, y posteriormente gobernador de Gyeonggi, la provincia más poblada del país.
Durante estos cargos se destacó por sanear las finanzas públicas y lanzar programas sociales innovadores, incluido un ingreso básico universal para los jóvenes.
Tras perder por un estrecho margen las presidenciales de 2022 frente a Yoon, Lee relanzó su carrera política con un enfoque más conciliador. Fue nominado oficialmente candidato presidencial del Partido Demócrata el 27 de abril con un abrumador 89,77% de apoyo, días después de que el Tribunal Constitucional destituyera a Yoon.
Aunque mantiene su compromiso histórico con la justicia social, Lee ahora plantea también la creación de un Ministerio de Clima y Energía y políticas de estímulo industrial y digital.
En materia de igualdad de género, evitó confrontaciones ideológicas y se comprometió a expandir el Ministerio de Igualdad de Género y Familia, contrastando con sus rivales conservadores que abogan por su abolición.
El nuevo presidente se encontrará con una sociedad profundamente marcada por las brechas ideológicas y de género, además de enfrentar desafíos inmediatos en política exterior, incluida la negociación con Estados Unidos en el contexto de los aranceles establecidos por el presidente Donald Trump.
En su último acto de campaña, celebrado el lunes en Seúl, Lee prometió que con su mandato “comenzará el cumplimiento de una revolución luminosa” y se comprometió a “encontrar sin falta a los responsables de la insurrección” relacionada con la imposición de ley marcial.
“Si el pueblo une sus fuerzas, lograremos que se frene la violencia de los poderosos y se proteja a los débiles, una gran nación armoniosa donde todos vivamos juntos y con esperanza”, declaró ante miles de seguidores.