La búsqueda de la verdad

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Col. Rheault
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La búsqueda de la verdad

Mensaje por Col. Rheault »

«Lo que una gran universidad debería ofrecer a un joven escritor es precisamente eso: conversación, discusión, el arte del acuerdo y, lo que es acaso más importante, el arte del desacuerdo.»

Jorge Luis Borges
El aprendizaje del escritor



La búsqueda de la verdad, Michel Foucault

Me gustan las discusiones y cuando me hacen preguntas intento responderlas. Es verdad que no me gusta meterme en polémicas. Si abro un libro y veo que el autor acusa al adversario de “izquierdismo infantil” lo cierro de inmediato. Esa no es mi manera de hacer las cosas; no pertenezco al mundo de las personas que proceden así. Insisto en esta diferencia como algo esencial: es toda una moralidad lo que está en juego, la moralidad que se preocupa por la búsqueda de la verdad y la relación con el otro.

En el juego serio de las preguntas y las respuestas, en el trabajo de elucidación recíproca, los derechos de cada persona son, en cierto sentido, inmanentes en la discusión. Dependen solo de la situación del diálogo. La persona que hace preguntas simplemente ejerce un derecho que le ha sido otorgado: el derecho de permanecer en la duda, de percibir una contradicción, requiriendo más información, enfatizando diferentes postulados, señalando los razonamientos inconsistentes, etc. En cuanto a la persona que responde, ésta también ejerce un derecho que no va más allá de la discusión misma. Por la lógica de su propio discurso, el que responde está atado a lo que ha dicho antes y al haber aceptado el diálogo queda atado a la interrogación del otro. Las preguntas y respuestas dependen de un juego ‒un juego que es a la vez agradable y difícil‒ donde cada uno de los compañeros se esfuerza por ejercer solo los derechos que el otro le da y por la forma aceptada del diálogo. El polemista, en cambio, procede escudado en unos privilegios que posee de antemano y que jamás acepta poner en duda. Por principio, el polemista tiene derechos que lo autorizan a hacer la guerra y hacen de su lucha una causa justa; la persona con la que se enfrenta no es un compañero en la búsqueda de la verdad sino un adversario, un enemigo que está equivocado, que es peligroso y cuya propia existencia constituye una amenaza. Para el polemista el juego no consiste, pues, en reconocer a esta persona como un sujeto que tiene derecho a hablar sino en eliminarlo como interlocutor, fuera de cualquier posible diálogo; y su objetivo final no será el de acercarse todo lo posible a una verdad difícil sino conseguir el triunfo de la causa justa que ha abanderado de forma manifiesta desde un principio. El polemista confía en una legitimidad de la que su adversario, por definición, queda privado.

Quizás, algún día, habrá que escribir una larga historia de la polémica como una figura parasitaria de la discusión y un obstáculo en la búsqueda de la verdad. Dicho de manera muy esquemática, me parece que hoy podemos reconocer la presencia de tres modelos de polémica: el modelo religioso, el modelo judicial y el modelo político. Como ocurre en la persecución de la herejía, la polémica se propone la tarea de determinar el punto intangible del dogma, el principio fundamental y necesario que el adversario ha rechazado, ignorado o transgredido; y denuncia esa negligencia como una falta moral; en la raíz del error encuentra pasión, deseo, interés, toda una serie de debilidades y apegos inadmisibles que delatan su culpabilidad. Como ocurre en la práctica judicial, la polémica no concede la posibilidad de una discusión entre iguales: examina un caso; no trata con un interlocutor, procesa a un sospechoso; recoge las pruebas de su culpabilidad, designa la infracción cometida y pronuncia el veredicto, la sentencia. En cualquier caso, lo que tenemos aquí no se encuentra en el orden de una investigación compartida; el polemista dice la verdad en la forma de su juicio y en virtud de la autoridad que se ha conferido a sí mismo. Pero el modelo político es el más poderoso hoy en día. La polémica define alianzas, recluta partisanos, reúne intereses y opiniones, representa un partido; convierte al otro en enemigo, en el abanderado de los intereses opuestos en contra de los cuales es preciso luchar hasta que ese enemigo sea derrotado y al final o bien se rinda o bien desaparezca. Por supuesto, la reactivación, dentro de la polémica, de estas prácticas políticas, judiciales o religiosas no es más que un teatro. Uno gesticula: anatemas, excomuniones, condenas, batallas, victorias y derrotas no son más que maneras de hablar, después de todo. Y aún así, en el orden del discurso, son también formas de actuar que tienen consecuencias. Cierto efecto esterilizador. ¿Alguien ha visto surgir una idea nueva de una polémica? ¿Y acaso podría ser de otro modo, dado que allí los interlocutores son incitados a no avanzar, a no tomar riesgo alguno en lo que dicen sino a reincidir continuamente en su declaración de derechos, en su legitimidad, que deben defender, y en la afirmación de su inocencia? Hay algo aún más serio en todo esto: en esta comedia, alguien hace una mímica de la guerra, de las batallas, de las aniquilaciones, de las rendiciones incondicionales, exhibiendo todo lo posible su instinto asesino. Pero es realmente peligroso hacer que alguien crea que puede tener acceso a la verdad por ese camino y por tanto validar, aunque sea de una forma meramente simbólica, las prácticas políticas reales que podrían encontrar en esto una justificación. Imaginemos por un instante que una varita mágica se agita y uno de los dos adversarios de una polémica adquiere la habilidad de ejercer todo el poder que quiera sobre el otro. No hace falta ni imaginarlo: solo hay que mirar a lo que ocurrió en el debate en la URSS sobre lingüística o genética hace poco. ¿Fueron simples desviaciones aberrantes respecto a lo que debe ser una discusión correcta? De ningún modo: fueron las consecuencias reales de una actitud polémica cuyos efectos generalmente permanecen suspendidos.

Michel Foucault
«Polémica, política y problematizaciones»
Entrevista con Paul Rainbow
Editorial: Paidós
"Demand me nothing; what you know, you know: / From this time forth I never will speak word"
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BaixoMiño
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Re: La búsqueda de la verdad

Mensaje por BaixoMiño »

Hay un manual no demasiado largo, y bastante fácil de entender para todos los niveles, que se llama "Si de argumentar se trata", de Luis Vega, un catedrático de Lógica. Lo recomiendo por su contenido y sencillez.

En él se abordan todos los problemas para que una conversación, un debate, una charla, contenga buenos argumentos y sea productiva. Y trata los problemas desde las tres perspectivas: lógica, dialéctica y retórica.

En este caso estamos hablando del segundo caso, también le podemos llamar pragmática. El autor propone varias soluciones, desde códigos del buen argumentar propuestos por diferentes autores, pasando por el establecimiento de normas (normas de aceptación, principalmente) previas.

Pero al final todo se reduce a la buena fe. Cualquiera puede dudar de una afirmación y pedir pruebas, por ejemplo. Cuando el dudar se convierte el método utilizado (malutilizado, sería mejor decir) para no reconocer nada y seguir así indefinidamente, pues entramos en el escepticismo como defensa.

Y todo esto que Foucault habla de la política, o vega de los debates, se puede ver en los foros. Y en el desarrollo de la ciencia, aunque se quiera vender como una disciplina pura que busca la verdad. Lo cierto es que son disciplinas realizadas por hombres, con sus defectos, sus egos, etc...y son contados los casos de gente que reconoce errores. Y los debates públicos, por el carácter de show y de exposición a la mirada de otros, al final tampoco contribuyen a eso, sino que contribuyen a buscar adeptos. Todo un problema práctico...
Homo sum, humani nihil a me alienum puto
elmarioledo
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Re: La búsqueda de la verdad

Mensaje por elmarioledo »

No había escuchado nunca nada de el... hará que leer
Conductor de autobús en Algeciras :sisi
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gálvez
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Re: La búsqueda de la verdad

Mensaje por gálvez »

El texto de Foucolt se puede resumir en la diferencia entre dialéctica y retórica

LA retórica busca llevar la razón en una confrontación, en un litigio.,...hay un ganador y un vencedor, en todo caso ambos intentan imponer la tesis que defiende y les es indiferente si están en lo cierto o no
Los argumentos falaces y el sofismo suelen preponderar en el mundo de la retórica. Suele ser propio de la política, por supuesto el judicial, etc....

En la dialéctica se parte de una discrepancia pero el objetivo no es la victoria o la imposición via aplastamiento del otro. En la dialectica ambos confrontan ideas cómo en la retórica pero la finalidad no es necesariamente ganar, sino buscar juntos la versión mas cercana a la verdad,,,no importando renunciar a parte de tu discurso e incorporar parte del contrario si esté se te ha mostrado cómo enriquecedor.
Suele ser mas propio del mundo científico donde surgen distintas teorías pero cuyos autores están dispuestos a cuestionarlas pues se suponen todos buscan la verdad .


Hoy en día ni que decir tiene que el debate público lo domina la retórica....quizás porque lo político lo ha invadido todo. Nuestro ámbito personal (la infame frase de "lo personal es político") e incluso el debate científico (el cientifismo suplanta a la religión usando a la ciencia cómo nuevo ente infalible)

Cuando un debate científico se inicia con un calificativo tipo "negacionista" sabemos que no estamos en un debate científico.
LA ciencia (obviando ciencias formales) parten de la base de que no conocemos la verdad. Que cualquier modelo establecido puede ser desbancado si encuentra explicaciones mas próximas a la verdad.

saludos
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Nowomowa
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Re: La búsqueda de la verdad

Mensaje por Nowomowa »

El problema es que existen científicos que juran por sus muertos que la actividad económica de quienes les financian no tiene externalidades negativas imputables a la realidad verdadera de que el tabaco no causa perjuicios de salud (que fue como el negacionismo llegó a la ciencia experimental).
“Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada” -Edmund Burke

Corolario de Nowomowa: tampoco ayuda cuando los buenos son idiotas.
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gálvez
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Re: La búsqueda de la verdad

Mensaje por gálvez »

Ya
Es que la ciencia no se escapa de la retórica cuando median los intereses .
Y el gran problema es que el capital que necesita la ciencia para desarrollar su actividad rara vez es ajeno a los intereses.
Como dije antes ,cuando la ciencia deriva en cientifismo, es decir ciencia usada como religión a la hora de soportar moralmente una posición politica, hemos entrado en el mundo de la política....es decir en el de la retórica
Y por ello el término negacionista adquiere el mismo significado que el de hereje. Y quién usa ese término ya está descalificando por si solo el debate científico, la dialéctica....porque negacionista no es un término científico, sino retórico.

? Existen científicos corruptos, vendidos a intereses económicos dispuestos a pervertir la ciencia en nombre de los intereses que lo financian?

Seguro

Desmontese dialéctica mente a la mala ciencia .

Pero llamar a otro negacionista en base a una acusación ( fundada o no ) de estar vendido a intereses económicos no deja de ser un ad hominem
Porque al final quien me dice a mi que la postura científica A apoyada por los fondos de inversión a b y c es la buena frente a la postura científica negacionista apoyada por los fondos de inversión d, e y f.

Si la ciencia tiene algún valor es porque su método se basa en la dialéctica.....en el momento que entre a debates retóricos deja de valer una mierda. Pasa a ser un elemento de validación de intereses políticos y económicos de su mecenazgo , sin más.

Saudos
Belenguer
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Re: La búsqueda de la verdad

Mensaje por Belenguer »

A esas cosas no las llamo yo políticas, porque no es la política quién las impone. Son estrategias que se imponen para algún fin, pero no por políticos. En el sistema occidental ya no hay política, sólo estrategias.

Ya la cuestión es intentar adivinar qué objetivos se esconden tras esas estrategias con apariencia de políticas, de la misma forma de también es una cuestión relevante intentar adivinar quienes dirigen occidente y qué están buscando.
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gálvez
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Re: La búsqueda de la verdad

Mensaje por gálvez »

En el fondo una política y una estrategia son sinónimos. Implementar una política determinada buscando un objetivo es implementar una estrategia de actuación para llegar a un objetivo.

Si te compro en buena parte lo que creo pretendes expresar, es que las políticas que están implementandose en la agenda pública, cada vez se generan menos como respuestas a las necesidades sociales por parte de los representantes públicos (políticos ) y vienen mas prefabircadas en think tanks y grupos de presión oligarquicos varios en lugar de cómo respuesta a la base social del electorado.

La estrategia política viene mas determinada desde la élite, que desde las masas.

saludos
Belenguer
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Re: La búsqueda de la verdad

Mensaje por Belenguer »

Claro, todo son estrategias, pero unas son políticas y otras estrategias son oligárquicas de la oligarquía occidental. No se deben llamar a esas estrategias oligárquicas como políticas porque no lo son.

Estas estrategias oligárquicas, tienen en parte también una base social, pero claro, una base social previamente creada por ellos y que también forma parte de la estrategia. Por ejemplo la cuestión del género, una cuestión que llevan décadas trabajando desde la universidad y que con el tiempo ha pasado a los medios y a la gente, creando una base social, que luego puede ser interpretada como cierta "política" pero que en realidad es una seudo política artificial que se sostiene por una estructura que viene del poder real.

Son "políticas" que no tienen sentido desde el estado, porque destruyen el estado, igual que las "políticas" de inmigración masiva, no tienen sentido desde el estado. Estrategias que sin su fuente oligárquica se desmoronarían como un castillo de naipes.
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