Ver citas anteriores
La juez que investiga si Franco prevaricó al permitir ese y otros actos multitudinarios quiere tener constancia de si el Gobierno recibió esa comunicación el día 3 de marzo, cuyo contenido reflejaba la valoración de riesgo emitida por el ECDC el día anterior, que incluía como novedad una serie de opciones para responder al avance del coronavirus.
La clave es que, según esa valoración, en la situación que había en España entonces, el ECDC no consideraba conveniente celebrar es tipo actos, aunque es importante ver en qué términos.
"Las concentraciones masivas pueden conducir a la introducción del virus en la comunidad que acoge el evento y facilitar la transmisión del virus", explica el documento, que previene contra los actos multitudinarios a partir de lo que considera un escenario 1 del brote: muchos casos importados y una transmisión local limitada en el país.
España ya estaba en escenario 1
Los datos oficiales permitían ya perfilar una situación así en España, con varios casos de personas contagiadas después de viajar desde otro país y con algunos positivos generados por esas importaciones, formando pequeños focos. El día 3 de marzo se habían notificado 151 positivos en España.
En esas circunstancias, el ECDC proponía que se mantuvieran medidas de distanciamiento social en las concentraciones de personas y que se podía plantear a los organizadores postponerlas o cancelarlas "en casos excepcionales". La agencia pone como ejemplo de caso justificado la celebración de "grandes conferencias con un número significativo de participantes del área afectada".
Europa recomendaba decidir caso por caso
Como en el documento se entiende que estas medidas tienen un coste social y económico, se propone examinar las situaciones "caso por caso".
Sólo formula una recomendación más firme y general en escenarios más adversos, en los escenarios 3 y 4, cuando los focos desbordan la capacidad de detección y escapan de control.
Salvador Illa y Fernando Simón han sostenido que no fueron conscientes de una situación así de adversa hasta la tarde del 8 de marzo y, sobre todo, el día 9, cuando se comunicó que había más de 1.200 contagios.
En los días anteriores, Fernando Simón, aseguraba que "no era sensato" acudir a la manifestación del 8-M con síntomas pero no desaconsejaba acudir si se estaba sano. En aquellos días, el epidemiólogo, al igual que otros muchos expertos internacionales, consideraba que no había evidencia suficiente sobre la capacidad de las personas asintomáticas para contagiar el coronavirus. La evidencia de que ese riesgo era fundamental llegó después. "Si mi hijo me pregunta si puede ir le diré que haga lo que quiera", dijo Simón la víspera del 8-M.
Sanidad pidió la suspensión de un congreso evangélico en vísperas del 8-M
Sin embargo, en vísperas del 8-M Sanidad sí consideró arriesgado la celebración de un multitudinario congreso convocado por las Asambleas de Dios para los días 19 y 21 de marzo y recomendó su suspensión en una reunión con representantes de iglesias evangélicas.
La cita fue convocada por Sanidad a raíz de las quejas de los evangélicos porque entendían que el doctor Fernando Simón les había señalado al hablar de un brote de coronavirus. "La primera reunión con el ministro Illa y con el doctor Simón sirvió para aclarar la información, porque no era correcta, no había un brote", afirma Jorge Fernández, portavoz de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España.
Al día siguiente, 6 de marzo, celebraron otra reunión, ya sin el ministro, con el doctor Simón y Yolanda Fuentes, la directora de Salud Pública de Madrid que dimitió por sus discrepancias con la presidenta Ayuso sobre la desescalada.
A la cita acudió Juan Carlos Escobar, presidente de las Asambleas de Dios, entidad convocante del congreso de marzo. "Allí se nos informó de las tres variables que lo convertían en un evento de riesgo", recuerda Fernández. "Se iba a celebrar en un lugar cerrado, la Caja Mágica; implicaba movilidad internacional porque venía gente de fuera e iba a reunir a una gran cantidad de gente, unas 8.000 personas".
El temor a que el reunión evangélica se convirtiera en un un foco de contagio despejó las dudas que pudiera tener el presidente de las Asambleas de Dios. "No se nos prohibió hacer el evento", dice Fernández. "Fue una recomendación de salud pública. Nos pidieron que se suspendiera porque era un riesgo tremendo".
El argumento de Sanidad: vendrían personas de zonas de riesgo
Ese mismo 6 de marzo Sanidad puso la recomendación por escrito con la firma de la directora general de Salud Pública, Pilar Aparicio: "Los eventos multitudinarios de cualquier tipo, con alta presencia de personas procedentes de cualquiera de las zonas del mundo en las que se ha constatado transmisión del virus SARS-CoV-2", dice el documento, "se consideran evento de riesgo para la transmisión de este patógeno y suponen un riesgo para la salud de la población".
Sanidad recomienda el aplazamiento o suspensión de estos eventos y les agradece a los organizadores que "tengan en la mayor consideración" esta recomendación. En el escrito, de carácter genérico, el único argumento que da Sanidad es el riesgo de que venga gente de zonas de riesgo, precisamente una de las recomendaciones europeas para suspender eventos.
Un par de días después, el mismo 8 de marzo, los organizadores del congreso citaron las recomendaciones de Sanidad al comunicar oficialmente a sus seguidores la suspensión "hasta nuevo aviso".