
La originalidad de algunos padres del País Vasco a la hora de inscribir a sus vástagos ha hecho temblar los cimientos del Registro Civil, cuya legislación exige asociar cada nombre a un género concreto. Una norma que no cumplen algunos nombres cada vez más usuales en el territorio, los cuales no pertenecen en exclusiva a hombres o mujeres. Mientras los y las Lur, Joar, Alaitz y Amets se promulgan, la Real Academia Vasca de Lengua (Euskaltzaindia) ha solicitado al Estado más flexibilidad ante este tipo de incidentes.
Según explicó la propia institución autonómica en un comunicado, el motivo de su decisión radica en que la actual legislación exige que cada nombre ha de estar asociado a un género concreto, bien masculino o bien femenino. Sin embargo, el nomenclátor vasco, el cual es revisado periódicamente por la Comisión de Onomástica, reúne sus propias características en cuanto a diferenciación de género, pues algunos de ellos pueden designar tanto al varón como a la fémina.
Se trata de nombres como Lur y Amets, que respectivamente significan tierra y sueño. En la actualidad, hay cerca de 550 personas que se llaman Lur, de los cuales más de 450 son mujeres. Por el contrario, la gran mayoría de los 1.300 individuos que se llaman Amets son hombres, según los datos que facilita el Instituto Nacional de Estadística (INE).
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Fuente ABC.
Esto malditos vascos (!), siempre tocando los cojones
