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La idea más peligrosa del siglo XX

Publicado: 17 Feb 2016 18:08
por Col. Rheault
Política y Economía, Sociedad

La idea más peligrosa del siglo XX

Publicado por Kiko Llaneras


En 2006, Edge.org preguntó a cien intelectuales por sus ideas más peligrosas. Harm Harari temía que la democracia pueda desaparecer, Steven Pinker que haya grupos con distintos talentos genéticos y John Horgan que no existan las almas. Pero ninguna de esas ideas peligrosas supera a la que denunció Isaiah Berlin en su célebre «Mensaje al siglo XXI» (Letras Libres).

Para Berlin, los horrores del siglo pasado no fueron producto de la maldad, el miedo ni el odio tribal. Fueron el resultado de una idea: creer que existe una sociedad perfecta a la vuelta de la esquina.

Si uno está verdaderamente convencido de que existe una solución para todos los problemas humanos, de que uno es capaz de concebir una sociedad ideal a la cual el hombre puede acceder si tan solo hace lo necesario para alcanzarla, entonces mis seguidores y yo debemos creer que ningún precio es demasiado alto para abrir las puertas de semejante paraíso.

Esta lógica permite que se cometan crímenes terribles en nombre del orden, el paraíso, la igualdad o la justicia.

Una vez que se expongan las verdades esenciales, solo los estúpidos y los malevolentes ofrecerán resistencia. Quienes se oponen deben ser persuadidos; si no es posible, es necesario aprobar leyes para contenerlos. Si eso tampoco funciona, se ejerce la coacción, tendrá que emplearse la violencia de forma inevitable. De ser necesario, el terror, la carnicería.

Es una idea peligrosa porque es falsa (ya dijo Mark Twain que no es lo que no sabes lo que te causa problemas, sino lo que sabes seguro pero resulta que es mentira).

Lo cierto es que no existe una sociedad ideal única y al alcance de la mano. No existe una utopía de esa clase, aunque pensarlo sea sorprendente e inquietante. No existe, primero, porque no todos queremos lo mismo. Las personas tenemos intereses y temperamentos diferentes. Hay quien necesita la seguridad para sentirse feliz, y quien necesita emociones para sentirse vivo.

Esa sociedad ideal no existiría ni aunque fuésemos todos clones. No puede existir por una razón más profunda: resulta que es imposible tener todo lo que se desea plenamente y al mismo tiempo. Hay valores universales —como la libertad, la igualdad o la justicia— que chocan los unos con los otros. La libertad absoluta no es compatible con la seguridad absoluta. La justicia choca con la piedad, y la autonomía individual con la cohesión del grupo. No podemos ser espontáneos y organizados al mismo tiempo, aunque las dos cosas nos parezcan una virtud.

Berlin resumió esta maldición con una frase: «No se puede tener todo lo que se desea, no solo en la práctica, sino también en teoría». Esa idea es muy importante.

* * *

Pero si no existen utopías únicas y evidentes, ¿cuál es la alternativa? La respuesta de Berlin no es dramática. Propone ser tolerantes, buscar compromisos y acuerdos. Te doy tanto orden a cambio de tanta libertad, tanta seguridad a cambio de tanta emoción. La democracia es un malabarismo, parece decirnos, una forma de vivir que no deja a nadie del todo satisfecho. Por eso es que funciona.

Decía Berlin que los fines que perseguimos las personas emanan de nuestra naturaleza común, pero que para alcanzarlos hay que atemperar, controlar, templar esa naturaleza. Por eso Berlin suena flojo, aburrido, burgués y blando. Lo explicó bien Pablo Suanzes hace apenas unos días, conectando a Berlin con una idea del último libro de Victor Lapuente. Si queremos construir una sociedad más igualitaria, justa y sostenible necesitamos una actitud hoy rara: la templanza.

Yo no sabría definir qué es la templanza, pero me hace pensar en un buen amigo. Una tarde de 1996, este amigo me vino a buscar para pasarnos la tarde haciendo lo de siempre: comer pipas en una parada de autobús. Hablamos media hora y agotamos los temas habituales. Estuvimos callados un rato, mascando pipas en silencio, aburridos como solo pueden aburrirse los chavales de quince años. Entonces él se giró y me dijo tranquilo: «Oye, qué fuerte lo de los marcianos, ¿no?». Tardé un rato en entenderle. Mi amigo había visto el tráiler de Independence Day, un falso noticiero que mostraba naves espaciales sobre París, Londres y Madrid. Y se lo había creído. Mi amigo creía que nos habían invadido alienígenas, pero no por eso dejó de hacer su vida y echar la tarde comiendo pipas.

Sé que Lapuente no piensa exactamente en esa forma de templanza, sino en otra cosa —en «abrazar el lenguaje humilde del consenso y el pacto»—. Pero me parece que hay algo de lo uno en lo otro. Creo que mi amigo es una de esas personas que están salvando el mundo, aunque ignoro por completo cuáles son sus grandes ideas.

http://www.jotdown.es/2016/02/la-idea-m ... -siglo-xx/

Re: La idea más peligrosa del siglo XX

Publicado: 17 Feb 2016 20:30
por Julepe
Un texto muy inspirador, estoy muy de acuerdo con lo que viene a reflejar.
Las democracias de la segunda mitad del siglo XX, estructural y formalmente hablando, son imperfectas: dos ideas divergentes pueden chocar, o tensar la cuerda hacia lados distintos.
El que tiene una profunda fe religiosa pretende que el Estado asuma sus creencias, el que se siente visionario trata de imponer sus ideas allá por donde va.
Las posiciones maximalistas, que tratan de crear unas normas a partir de posturas morales subjetivas, fueron las culpables de las terribles masacres del siglo pasado. Y mucho me temo que en el Occidente actual vamos camino a revivir todo esto. A estas alturas, no nos hemos enterado aún de que la sociedad perfecta, las leyes perfectas, la igualdad perfecta no existen.

El camino más interesante, a mi parecer, es aquél que defiende lo conseguido hasta ahora (el Estado social y democrático) y sus mayores virtudes (libertad y pluralismo), tratando de optimizarlo de una forma progresista y moderada, rechazando excesos y extremismos, que la Historia ya nos demostró que nos conducen a lo peor, sean del signo que sean.

Re: La idea más peligrosa del siglo XX

Publicado: 19 Feb 2016 11:37
por idea21
El punto de vista del artículo es demasiado conformista. No es verdad que las ideologías que buscan la mejora social hallan llevado siempre a terribles catástrofes. El ser humano "en estado de naturaleza" ya es de por sí bastante catastrófico. Para matarse unos a otros no hacen falta ideologías: la violencia intergrupal, la guerra, la conocen hasta los chimpancés. Muy al contrario, las ideologías han buscado superar este estado de violencia constante, y han aportado soluciones. Lo que pasa es que solo nos fijamos en lo malo ("sesgo de negatividad"), pero si somos realistas veremos que en cualquier proceso evolutivo las soluciones se encuentran al cabo de dolorosos procesos de "prueba y error".

El mismo Steven Pinker, que es mencionado en el artículo, ha afirmado documentadamente (aunque la exactitud de sus conclusiones siempre puede debatirse) que hemos mejorado al cabo del "proceso civilizatorio" Nada impediría que sigamos progresando...

Por supuesto, no puede haber leyes perfectas ni un estado perfecto, porque se trata de estructuras autoritarias donde siempre se acabará en "el fin justifica los medios". Pero ya el viejo Kant estableció que el ser humano nunca podía ser medio para un fin. Hay que encontrar soluciones a partir de este tipo de principios más coherentes.

Publicado: 19 Feb 2016 12:11
por Nexus6
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