Pero hay dos asuntos en los que el Senado sí que podría jugar un papel clave: la reforma de la Constitución y el control a las autonomías. Sobre el primer asunto. Jaime Olmos, partner de Public Affairs de Kreab, explica que "el Senado crea una barrera infranqueable para abordar cualquier reforma de la Constitución", por lo que el PPpodrá evitar que, en ningún caso, los partidos de izquierdas con mayoría en la Cámara Baja puedan reformar la Carta Magna sin contar con ellos.
Este experto aclara que la reforma "simple" necesita el voto favorable de 3/5 de cada Cámara o, en segunda votación, el voto favorable de 2/3 en el Congreso y mayoría absoluta en el Senado. En las reformas más importantes -denominada "agravada" en la propia Constitución- sería necesaria una mayoría de 2/3 en cada cámara, "algo imposible en la actual coyuntura política".
De hecho, Olmos recuerda que incluso para suprimir el Senado, cambiar completamente su funcionamiento o cambiar su sede a Barcelona -las propuestas que han puesto sobre la mesa Ciudanos, Podemos y el PSOE respectivamente- sería necesario que el Senado se hiciera el harakiri, como ocurrió en 1977 con las cámaras que aprobaron la Ley de Reforma Política, que dio paso a la democracia. Por ahora, la mayoría absoluta del PP en el Senado impedirá la reforma del Senado aunque se pongan de acuerdo, al unísono, el resto de las formaciones políticas.
Pero la reforma constitucional no será el único rol que podrá ejercer el PP aunque haya un pacto de izquierdas que le desbanque de La Moncloa. Los populares -además de poder vetar cualquier reforma de la Carta Magna- serán decisivos en la legislatura que comienza el próximo 13 de enero si fuera necesario aplicar el artículo 155 de la Constitución. La mayoría absoluta del PP en esta cámara sería imprescindible para intervenir, por ejemplo, las Cuentas de Cataluña si Artur Mas sigue dando pasos adelante en favor de la independencia.
Pero en el resto de asuntos, el Senado sólo tiene una función de segunda vuelta, por lo que las enmiendas y los vetos que quiera ejercer el PP se convertirán, tarde o temprano, en papel mojado. Si el Senado italiano podía bloquear hasta hace muy poco cualquier reforma o Ley, en caso de cohabitación en las dos cámaras, lo que ha llevado al país en varias ocasiones a la práctica ingobernabilidad, en España la mayoría del Congreso -incluso simple- tiene siempre la última palabra.
Precedentes
De hecho, el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero contó durante su primer mandato con una mayoría del PPen el Senado que sólo sirvió para que los populares hicieran ruido político, sin que pudiera paralizar ninguna de las reformas legislativas que ponía en marcha el PSOEy el Consejo de Ministros. La irrelevancia real de la Cámara Alta también se muestra en que Ciudadanos, que ha sacado 40 escaños en el Congreso, no tiene ningún senador, y que Podemos, con 69 diputados sólo tendrá 16 representantes en la Cámara territorial, que aunque es definida así por la Carta Magna en realidad se organiza como el Congreso. En realidad, en el Senado no priman los intereses de las autonomías y hay la misma disciplina de voto en los partidos como en el Congreso. Muy diferente es el Senado de EEUU, uno de los más representativos, donde sí hay poder real de los distintos Estados y en el que los senadores tienen poder de veto a decisiones clave del presidente del país, considerado el hombre más poderoso del mundo.
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