Primero fue la organización de defensa animalista PETA la que denunció el maltrato en las granjas chinas. Desde el hacinamiento de los especímenes hasta una crueldad absoluta. Los activistas consiguieron en el 2013 imágenes en las que se ve a los operarios arrancar el pelo del conejo en vivo, sin sedación alguna. Esta tarea la realizan de forma repetida hasta que el animal cumple los cinco años, edad a la que el ejemplar se desecha como productor de lana y se sacrifica. Previamente, el conejo despellejado es introducido en jaulas sin ningún tipo de protección, produciendo al roedor laceraciones que terminan en muchas ocasiones con la muerte por infección o un estrés continuado.
Y la respuesta a este vídeo ha sido el portazo de las mayores cadenas textiles contra una práctica aberrante. Los pedidos se han paralizado.

La movilización de PETA, que incluyó la recogida de un millón de firmas, ha dado sus frutos. Muchas empresas del sector se han sumado a la renuncia a elaborar moda con conejos maltratados. Es el caso dela marca gallega, Gap, H&M, Tommy Hilfiger o Calvin Klein.
Inditex ya había comenzado a retirar de sus tiendas las prendas de angora en el 2013, sin proceder a la renovación de género confeccionado con esta lana. Mientras, en China ?el mayor proveedor? las granjas van a notar la deserción de las grandes firmas. En un país en el que el maltrato animal no está mínimamente regulado, los conejos chillan. Parece que Occidente ha comenzado a escuchar los gritos.
