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Dudar de la bala enfurece a Trump
Trump ya tiene su bala. El FBI dijo este viernes que fue una bala lo que impactó en la oreja del expresidente estadounidense y candidato republicano, Donald Trump, durante su intento de asesinato hace casi dos semanas.
“Lo que impactó al expresidente Trump en la oreja fue una bala, ya sea entera o fragmentada en pedazos más pequeños, disparada desde el rifle del sujeto fallecido”, afirma el FBI.
La actualización de su investigación se produjo después de que Trump arremetiera contra el director del FBI, Christopher Wray, por testificar a principios de esta semana que todavía no estaba claro si el político republicano fue alcanzado por una bala, o por otra cosa, en su mitin en Pensilvania.
“Supongo que esta es la mejor disculpa que recibiremos del director Wray, pero la aceptamos totalmente”, escribió en Truth Social, Trump, junto con el texto del comunicado del FBI.
El Butler Memorial Hospital, el hospital donde fue tratado Trump el día del tiroteo, aún no ha publicado ningún informe médico sobre la lesión del candidato a las elecciones presidenciales, la causa o el tratamiento que recibió.
El intento de asesinato contra Donald Trump fue perpetrado por un joven de 20 años en un mitin en Butler (Pensilvania), quien disparó al expresidente (2017-2021) con un rifle de asalto a unos 150 metros del escenario.
La ocultación de la información médica oficial, por orden de Trump, contribuyó a la confusión
Todos los superhéroes necesitan una leyenda y eso lo sabe Donald Trump.
Los poderes de Superman proceden de la radiación solar y los de Spider-Man de la picadura de una araña radioactiva. Esto les confirió una naturaleza super humana.
Son cosas que ocurren en el mundo de la fantasía, pero a algo similar, a la posesión de una fuerza paranormal, juega el expresidente de Estados Unidos.
Trump está explotando que sigue vivo por la protección divina, que hizo que no le tocara de lleno uno de los ocho proyectiles que disparó Thomas Matthew Crooks el 13 de julio, en el mitin de Butler (Pensilvania).
“He recibido una bala por la democracia”, proclamó la semana pasada en la convención de Milwaukee al aceptar la nominación republicana.
Pero, desde el punto de vista médico, de su herida se sabe poco más de lo que permite intuir una venda sobre su oreja derecha, pronto aceptada por sus fieles como un elemento tan icónico como la capa que luce Clark Kent en sus aventuras.
Luego sustituyó ese apósito por unas tiritas, sin que parezca haber rastro de lesiones mayores. El doctor Ronnie Jackson, que ejerció en la Casa Blanca, ahora es legislador trumpista y cuya licencia médica expiró entre escándalos, hizo una especie de parte donde descartó que se hubieran requerido puntos.
Todo esto hizo olvidar aquella primera versión en la que se aseguró que la herida se debía al impacto de algún resto de cristal del teleprompter .
En medio de la crisis mediática generada entre los conservadores por la irrupción inesperada de Kamaka Harris como rival a la presidencia, el miércoles compareció en el Congreso el director del FBI, Christopher Wray. Abrió la caja de los truenos, la de la conspiración de las cloacas del Estado contra el elegido. Confesó, bajo juramento, que los investigadores no sabían todavía si la herida de Trump fue causada por una bala o por metralla. Esto sentó peor a Trump y los suyos que la kryptonita a Superman.
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