Re: Tres condenados del 11M saldrán de prisión en 2017
Publicado: 14 Nov 2016 12:50
Ver citas anterioresSanTelmo escribió:Blanca, sigo esperando respuesta. Creo que dos semanas de tiempo es más que suficiente para que se lo haya mirado. Es muy simple, o me dice el artículo de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que obliga a guardar el escenario de un crimen hasta que acaba el juicio o reconoce que es mentira lo que puso usted sobre dicha ley. En caso de no recibir respuesta por su parte en 24 horas, someteré a votación el cierre del hilo.
""""2. ¿Hay algún otro tipo de investigación abierta?
Sí. La Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, que agrupa a más de 600 víctimas de la masacre, presentó una querella contra el que fuera jefe de los Tedax, Juan Jesús Sánchez Manzano, y su jefa de laboratorio, acusándoles de manipulación de pruebas y falso testimonio. La querella fue aceptada por un juzgado ordinario y ambos mandos policiales se encuentran procesados por ese motivo. A través de esa vía, las víctimas del 11-M han podido conseguir que les entreguen, por ejemplo, los vídeos de la pericial de explosivos y solicitar otras diligencias."""
"""""""Los explosivos
El Abogado José María de Pablo representa a la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, es editor del blog 'In dubio pro reo' y autor de 'La cuarta trama' (Ciudadela). .
Lo que contaron los Tedax
José María de Pablo
Manda el protocolo que, cuando se produce un atentado terrorista con explosivos, los Tedax sean los encargados de buscar y recoger en el escenario del crimen las 'piezas de convicción', es decir, las distintas pruebas halladas en el lugar de los hechos que permitirán investigar el primer peldaño de toda investigación: el arma del crimen, que en estos casos es el tipo de explosivo.
Para ello, los Tedax suelen recoger aquellos restos de la explosión que, una vez analizados, permitirán determinar los componentes del explosivo utilizado: tierras del cráter originado por la explosión, restos de chapa, telas y otros objetos que, por efecto de la explosión, han quedado impregnados. Los Tedax también frotan algodones impregnados con agua y con acetona para obtener muestras de aquellas superficies que han estado en contacto con el explosivo. Estas pruebas son etiquetadas, clasificadas e introducidas cada una en su bolsita transparente.
Desde el momento en que se recogen —por su carácter de piezas de convicción— deben quedar a disposición de la autoridad judicial, de modo que sólo el juez puede autorizar su destrucción. Hecha esta introducción, pasemos al relato de la recogida de muestras de los trenes del 11-M, tal y como se lo escuché contar a decenas de tedax que prestaron declaración en el juicio del 11-M y en el caso Sánchez Manzano.
El 11 de marzo de 2004, a los pocos minutos de estallar las bombas en los trenes, el inspector jefe Cáceres Vadillo, en su condición de jefe del grupo Tedax de la Brigada Provincial de Madrid, se puso al mando de la operación de recogida de muestras y repartió a sus agentes entre los cuatro escenarios del atentado (Atocha, Téllez, El Pozo y Santa Eugenia). El propio Cáceres Vadillo estuvo recogiendo muestras personalmente en Atocha junto con muchos de sus hombres.
Todos ellos declararon después que recordaban haber recogido algodones con agua y con acetona en cada uno de los focos de explosión: dos por foco en Atocha y uno por foco en los demás escenarios; es decir, 16 algodones con agua y otros 16 con acetona. También recogieron una bolsa con tierra y piedras del cráter por cada foco (12 bolsas de tierra del cráter). Además, recordaban haber recogido, entre otras piezas de convicción, diversos trozos de chapa, un jersey, componentes electrónicos, trozos metálicos, varios clavos y, por último, polvo de extintor de un foco de El Pozo. Sólo de la estación de Atocha, los tedax calcularon unas 80 piezas de convicción, cada una en su correspondiente bolsa de plástico transparente debidamente etiquetada.
Lo que dice el protocolo es que, una vez recogidas, etiquetadas e introducidas en sus respectivas bolsas de prueba, las piezas de convicción deben ser trasladadas primero a la sede del grupo provincial competente (en este caso, el de la Brigada Provincial de Madrid) donde se hace una relación de las muestras recogidas, se fotografían y se realiza el correspondiente acta. Finalmente, el propio grupo trasladará las pruebas a las instalaciones de la Unidad Central, que es el depósito judicial de estas piezas de convicción.
En el 11-M se actuó de otra manera.
A mitad de la mañana, irrumpió en la estación de Atocha el comisario Juan Jesús Sánchez Manzano, por entonces jefe de la Unidad Central Tedax, quien se atribuyó el mando de la operación, y colocó en cada escenario del atentado un superior de su unidad que tuviera mayor rango que los tedax desplazados del grupo de Madrid. De este modo, por primera y única vez en la historia de la lucha antiterrorista, la Unidad Central (que no tiene funciones operativas, sino de apoyo a los grupos provinciales) asumió el mando de una incidencia relegando al grupo provincial competente. Es así como Manzano, que carecía por completo de experiencia en la recogida de restos de explosivos —ni siquiera había hecho el curso de especialidad—, se hizo con el mando de la operación en detrimento del inspector jefe Cáceres Vadillo, que posiblemente sea el tedax con más experiencia en la investigación de atentados terroristas.
Lo primero que ordenó Manzano fue que los tedax de Madrid entregasen a los de la Unidad Central las muestras recogidas hasta entonces, impidiéndoles incluso terminar de etiquetarlas y clasificarlas. Cáceres Vadillo se indignó al ver que Manzano estaba mezclando todas las muestras recogidas, sin ni siquiera clasificarlas previamente según el foco de recogida, y le advirtió de que al hacerlo así se rompería la cadena de custodia. Pero Manzano zanjó el asunto gritando «¡aquí mando yo!», hizo caso omiso y terminó mezclando todas las evidencias.
Según aseguran los testigos, las pruebas recogidas en Atocha, mezcladas, sin inventario y sin clasificar, se las llevó el inspector Rogelio Campos, cuya actuación aquel día es un misterio: tres testigos presenciales distintos han declarado haberle visto acompañando y asesorando a Manzano en Atocha toda la mañana y llevándose las muestras recogidas en un Nissan Patrol a primera hora de la tarde; en cambio, Campos negó al juez bajo juramento haber pisado Atocha aquella mañana y haberse llevado las muestras. Después del 11-M, Rogelio Campos fue premiado con un cargo directivo en Repsol.
Algo parecido ocurrió en los otros tres escenarios del atentado, donde los mandos enviados por Manzano también arrebataron las muestras a los tedax de la BPI de Madrid y se las llevaron sin etiquetar ni inventariar en sus vehículos. El inspector Miró se llevó las muestras de la calle de Téllez y el inspector Larios, las de Santa Eugenia. La investigación judicial no ha podido averiguar quién se llevó las piezas de convicción recogidas en El Pozo.
Las Normas Provisionales de Actuación del Servicio de Desactivación de Explosivos, vigentes en el momento de los hechos, establecen que es competencia de la Unidad Central Tedax la custodia y depósito de los restos de las explosiones a disposición de la autoridad judicial. No es necesario recordar que la Ley de Enjuiciamiento Criminal prohíbe destruir piezas de convicción sin la previa autorización del juez. Por tanto, era responsabilidad de Manzano, como jefe de la Unidad Central, custodiar todas las piezas de convicción recogidas por los Tedax en los distintos focos de los atentados para entregárselas al juez cuando éste las reclamase.
En enero de 2007, días antes de la celebración del juicio, el tribunal presidido por el juez Gómez Bermúdez, a petición de algunas partes (la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, a la que yo representaba, entre ellas) tomó la decisión de practicar, como prueba anticipada, un análisis científico de las piezas de convicción recogidas en los focos de explosión. Para ello, reclamó a la Unidad Central todas las muestras recogidas por los Tedax en el 11-M. Como respuesta, la Unidad Central, remitió sólo 23 muestras (concretamente clavos que, además, habían sido lavados con agua y acetona por lo que difícilmente iban a ofrecer resultados concluyentes). Aquel día se descubrió que la Policía solo conservaba 23 muestras de 12 focos: menos de dos muestras por foco.
Si comparamos las muestras que los tedax aseguran haber recogido, con las que Manzano entregó al tribunal del 11-M, comprobamos que, por ejemplo, han desaparecido los 18 algodones con agua, los 18 algodones con acetona, así como las 12 muestras de tierras de los cráteres. Estas muestras (los algodones y las tierras de los cráteres) son, según aseguraron los técnicos ante el juez, las más valiosas para la investigación, o lo que es lo mismo, las más aptas para obtener resultados positivos en un análisis químico. Eran 42 bolsas de valiosísimas pruebas, etiquetadas y clasificadas, que han desaparecido sin que lo autorizase ningún juez. También han desaparecido el jersey recogido en Atocha, diversos cables y componentes electrónicos, algunos trozos metálicos, una papelera. De uno de los focos de la calle de Téllez habían desaparecido la totalidad de las muestras recogidas.
Los artículos 334 al 367 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal establecen que las piezas de convicción (llamamos así a los objetos, huellas y vestigios que puedan servir de prueba de la culpabilidad de alguna persona en relación con el delito perpetrado), al ser una clase de cuerpo de delito, deben recogerse y conservarse de forma que garantice su integridad a disposición de la autoridad judicial, siendo el juez el único que —previa audiencia al fiscal— puede autorizar su destrucción. Por su parte, el artículo 451 del Código Penal considera delito de encubrimiento la ocultación o destrucción de piezas de convicción sin autorización judicial. El Tribunal Supremo (por ejemplo, en la sentencia 543/1997) ha considerado que la ocultación de piezas de convicción por funcionarios de Policía es también un delito de omisión de perseguir de delitos del artículo 408 del Código Penal.
La Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M interpuso una querella contra Manzano por estos hechos. La querella fue instruida por el Juzgado de Instrucción número 43 de Madrid, hasta que la Audiencia Provincial determinó que la competencia era del número 6, que ya había archivado una querella anterior contra Manzano. Acatando el criterio de la Audiencia y del Tribunal Supremo, y tras haberlo sugerido la propia Audiencia en su resolución, la asociación se ha personado ya como perjudicada y acusación particular en la causa del juzgado número 6, al que ha aportado las declaraciones de los tedax y el resto de documentación, ha recurrido el auto de archivo, y ha solicitado la reapertura de la investigación hasta averiguar el destino de las piezas de convicción desaparecidas. En este momento, el juzgado número 6 ha reclamado ya la causa que instruía el número 43 para hacerse cargo de esta investigación."""""
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