La nao ‘San Juan’ da vida a Pasaia
Durante el primer año de reconstrucción del ballenero han pasado más de 25.000 visitantes, que dinamizan el sector gastronómico, comercial y de transporte de la bahía
El final de la visita acaba con la reconstrucción de la nao 'San Juan', que tras un año de trabajo ha alcanzado estas dimensiones.
Los apasionados carpinteros de la Factoría Marítima Vasca Albaola de San Pedro han logrado materializar en un año parte del esqueleto de la réplica del ballenero San Juan. La zona construida todavía está por debajo de la línea de flotación. No obstante, ya se aprecia la forma del barco que viajó en el siglo XVI a Canadá para traer aceite de ballena. En este proceso, que hoy cumple un año, un total de 25.000 visitantes de todo el mundo se han adentrado en esta parte de la historia vasca y han podido constatar, pieza por pieza, cómo la nao va cogiendo forma.
Hace un año se inauguró la factoría, ubicada en el edificio que fue Astilleros Ascorreta, donde conviven el museo, en el que el ballenero vuelve a la vida; el taller, donde se construyen las piezas; y el astillero, donde se encuentra la réplica. Fue entonces cuando se colocó la primera pieza, la quilla, que es la base de la réplica del San Juan. Un año más tarde, 25.000 personas, de las cuales 5.000 fueron escolares, han contribuido a este proyecto, que es "un sueño" para los doce carpinteros de ribera que lo construyen, los voluntarios y los trabajadores. Todos ellos se han volcado durante los últimos meses, movidos por el entusiasmo.
Y para celebrar su progreso, hoy abren sus puertas a mitad de precio (3,5 euros la entrada) para brindar con un txotx y una degustación de quesos. Se trata de un homenaje a las instituciones, voluntarios, trabajadores y entidades colaboradoras, y a los vecinos de Donostialdea y Pasaia, por contribuir en este reto. No solo el barco ha crecido durante este año de vida. También lo han hecho otros subsectores turísticos, que forman una simbiosis con este museo del patrimonio naval. Raúl Pérez, director del Proyecto Nao San Juan, apuntó ayer que la factoría "tiene un gran potencial de dinamización social y económica que se ha demostrado a lo largo de este primer año". De hecho, añadió que están haciendo un estudio, en colaboración con la agencia de turismo de Oarsoaldea, en el que se hace patente el "impacto directo de este equipamiento cultural en la bahía", que también revierte indirectamente "en la restauración, el transporte o el comercio".
Después de la visita a la factoría, Albaola propone redondear el día con dos ofertas gastronómicas. Cuatro restaurantes de San Juan han conformado un menú ballenero distinto, y para todos los bolsillos, con los alimentos que los marineros tomaban en el barco. Generalmente debían cargar comida salada y de buena conservación, ya que el viaje duraba seis meses. Para beber tomaban sidra, porque el agua era un foco de bacterias e infecciones, aunque su graduación era menor que la de la actualidad. Por esta razón, Albaola también propone maridar ambas experiencias disfrutando de un menú tradicional en una sidrería.
Llegar En catamarán. "Junto a ello es interesante también el trabajo de activación turística que estamos desarrollando hacia el exterior, y principalmente mirando a Donostia", señaló Pérez. Este verano, la asociación y el catamarán Ciudad de San Sebastián han creado una línea regular y diaria que acerca a los visitantes desde el puerto de Donostia hasta el pantalán de Albaola, ofreciendo otra perspectiva del puerto de Pasaia. La embarcación zarpa todos los días a las 10.15 horas. Asimismo, para acceder al museo también se puede tomar la barca Itxaszerbi y cruzar desde San Juan, directamente a Albaola. Lo mismo ocurre desde Trintxerpe y también hay un servicio que viaja por la costa desde Hondarribia y Hendaia.
Hasta 2019 En proceso de construcción En un futuro próximo, también se pretende dar a conocer la zona proponiendo "un interesante recorrido a pie de mar por Ulia, uniendo así cinco equipamientos culturales de temática marítima", destacó. Un folleto explicará los distintos puntos en los que los arrantzales avistaban ballenas en el camino del Faro de la Plata de San Pedro a Donostia.
La original nao San Juan fue construida en el siglo XVI, cuando viajó hasta la bahía Red Bay en Terranova, Canadá. A este lugar migraban las ballenas, valiosas por su grasa, que servía para alumbrar las lámparas de aceite. El San Juan tenía cuatro puentes y podía albergar casi mil barricas, que pesaban 200 toneladas. Su contenido, un combustible muy preciado, podía llegar a costar tres millones de euros. Una tormenta soltó las amarras del ballenero, que terminó por hundirse. Aunque el armador volvió al año siguiente y consiguió recuperar la mitad de la mercancía.
"Ha sido muy interesante. No entiendo de marina, ni de pesca, pero lo que están construyendo es impresionante. El día que terminen ese barco me gustaría verlo", afirmó Juani Eguzkiza, de Bakio, al salir de una visita guiada. Ahora, es Albaola la encargada de devolverle la vida emulando una réplica idéntica que se convertirá en la embajada móvil de la Capitalidad Europea de la Cultura Donostia San Sebastián 2016. Pero no será hasta 2019 cuando los carpinteros consigan rematarla para que pueda volver a navegar y repetir ese viaje a Canadá.
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