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Carta a la sra. Isabel Díaz Ayuso
Lluís Busquets i Grabulosa
11·12·23 | 06:30
Me presento. Soy catalán. Formo parte de lo que usted llamó «minoría rabiosa». No odio España; al revés, la quiero tanto, que quisiera que los españoles fueran tan libres como para poder independizarse de esa «minoría rabiosa». Me he decidido a escribirle visto que quizás un día sustituya a Núñez Feijóo. Cuando usted nació (17-X-1978), Fraga y otros líderes políticos de su partido hacían propaganda para que los ciudadanos españoles votáramos «no» en la Constitución que se debatía en las Cortes. Tenía que romper España. ¡Ya ve si hace años que van errados! No sólo no ha roto España, sino que ustedes la han podido convertir en una cárcel de naciones. Naciones, sí. Porque, al igual que España es un estado plurilingüe –y, ahora, ya se habrá enterado visto que los idiomas hispánicos pueden hablarse en Les Corts–, también es pluricultural y plurinacional. Ahora bien, no se engañe. Cataluña no es ninguna nación hecha y derechaa. Es simplemente un país que forma parte de la nación de los Países Catalanes con Valencia, Islas, Cataluña Norte, la Franja... Si le sabe mal, no puedo hacer nada. Las realidades son lo que son, aunque se inventen institutos de lenguas valencianas, mallorquinas o LAPAO (Lengua Aragonesa Propia del Área Oriental).
Tampoco rompen España los indultos ni la amnistía. Póngase en 2016, cuando su partido, con Aznar, ganó las elecciones. Felipe González –que ahora también ha perdido la memoria– había iniciado los trámites para indultar a dieciocho terroristas de Terra Lliure y por un error de los expedientes solo indultó a dos. Los otros 16 los indultó Aznar en el primer Consejo de Ministros, mientras J. A. Ortega Lara estaba secuestrado en una madriguera. ¿Rompió o humilló España? Si ahora se pone al 11-XII-1998 en Juarros (Burgos) –en 1997 ETA había asesinado a M. A. Blanco–, resulta que enviados de Aznar pactaron el mayor acercamiento a Euskadi de presos etarras condenados, algunos con delitos de sangre (105 tomados en tres años). Y no le voy a hablar de las amnistías fiscales.
Soy catalán y voté el Estatut de Catalunya el 18-VI-2006 (mientras se cocía en Les Corts, el PP votaba siempre en contra y, antes del referéndum, pidió el voto por el «no»). De los votantes, un 73,9% votó "sí". Entró en vigor el 9-VIII siguiente, sancionado por el rey. A pesar de haber sido refrendado por los catalanes, el PP se apresuró a recaudar firmas para recurrirlo ante el TC que, con miembros con el mandato caducado, se atrevió a emitir Sentencia el 28-VI-2010, subsanando puntos del Estatut que, en otras comunidades se aceptaban perfectamente. Es un caso que se estudia en facultades de derecho extranjeras. El TC acababa de romper el pacto del 6-XII-1978, la Carta Magna que habíamos firmado los catalanes en 1978 (con el 90,5% de votantes, la comunidad más favorable de todas en la Constitución; Madrid sólo había votado «sí » el 86,15, ¿lo sabía?). Desde entonces los catalanes estamos sin Constitución (rota por las togas) y sin el Estatut que habíamos votado. ¿Lo cree normal? ¿Qué ha hecho el PP para solucionarlo?
Otra cosa: el 1-X-2017 los catalanes no hicimos un golpe de estado sino una declaración pacífica de independencia. La sentencia de octubre de 2019 del TS, elaborada por el magistrado Manuel Marchena dice que este término se había aplicado «por última vez en el golpe de estado militar perpetrado por el teniente coronel Tejero en 1981, algo que no ha sucedido en Cataluña durante el año 2017, pese a la insistencia de algunos actores políticos en la utilización de dicho término». Usted –como su tutor Aznar– es de las insistentes recalcitrantes contra la Magistratura. Carece de respeto aquí y al no renovar el CGPJ. Sepa. Y sepa que la sentencia de Marchena añadía: «El Estado mantuvo en todo momento el control de la fuerza, militar, policial, jurisdiccional e incluso social. Y lo mantuvo convirtiendo el eventual propósito independentista en una mera quimera». (Sentencia núm. 459/2019. p. 155 y 270).
Cuando me tildó de «minoría rabiosa» decía que los catalanes queremos acabar con España, según usted, «un proyecto de siglos». Mujer, ¿siglos? Más bien pocos. Sólo desde 1714. Si todavía se piensa que la unidad viene de los Reyes Católicos, estudie un poco. El 13-VI-2014 Henrique Cymerman publicaba una entrevista en exclusiva al papa Francisco en La Vanguardia. «¿Le preocupa el conflicto Catalunya-España?», le pedía. El papa (que aceptaba que hay un conflicto, mira por dónde) respondía que «toda división le preocupaba». Aducía, sin embargo, que "la secesión de una nación sin un antecedente de unidad forzada debe tomarse con pinzas y analizarla caso por caso." Se estaba refiriendo a los Decretos de Nueva Planta (1701-1719), a los tratados de Utrecht y Rastatt (1713-1714), que trataban de poner fin a la guerra de Sucesión española (1702-1715), y al de Viena del 1725, ¿que originaron la unidad forzosa de eso que hoy en día denominamos España? Estudie. Los expertos en derecho le dirán que España nace de la violación del derecho constitucional vigente en el régimen de los Austrias (donde todas las entidades territoriales eran igualmente soberanas), del incumplimiento de las disposiciones del artículo XIII del tratado de 'Utrecht (según el cual el rey español debía conceder a los catalanes no sólo la plena amnistía junto con la total posesión de bienes y honores, «sino que las da y concede todos aquellos privilegios que poseen y gozan»), de la violación de las disposiciones testamentarias de Carlos II, del perjurio de Felipe V ante las Cortes catalanas y de la pretensión de un supuesto derecho de conquista fundamentado en falsas acusaciones de rebelión y crímenes de su majestad.
Usted sabe que España no es indivisible como los números primos. Usted sabe que darle la voz al pueblo, hacer un referéndum, nunca será antidemocrático; lo es lo contrario: tener miedo a la voz del pueblo. Usted sabe que el PP ganaría en el resto del Estado sin Catalunya. ¿Por qué nos aguantan a los catalanes? ¿Por qué no se separa? Se lo respondo: porque somos la mama del resto del Estado español. Lo demostró su ministro Montoro cuando hizo lo de «los cuentas regionalizadas». Mire la desproporción de la balanza fiscal entre lo que aporta Cataluña a España y lo que recibe. Analice la ejecución de presupuestos de los últimos diez años. (En algunos, no llegaba ni al 30%). Si consulta el digital la República se encontrará con estos datos del expolio fiscal: Cataluña, 104,8 M€; País Valenciano, 47,6 M€; Islas Baleares, 21 M€. ¿Lo encuentra justo? A veces –ya lo sé– cuestamos caros. ¿Quiere números? La operación Copérnico de enviar FCSE a Cataluña de septiembre a diciembre de 2017, según el ministro Zoido al Senado, costó unos 87 millones de euros. Sume la Operación Anubis. Aunque el ministro Montoro se desdijera de lo que había asegurado («De los fondos de liquidación autonómica no se ha gastado ni un euro por el proceso»), los cerebros de Hacienda que declararon ante Marchena durante el juicio el 22-V-2019 , sumándolo todo (papeletas, urnas, alquiler de locales, luz, calefacción y el sursum cuerda) sólo pudieron sumar unos 900.000 € de malversación. El estado se gastó otros 86 millones. ¡Y no fue malversación!
Señora Díaz, le he dicho todo esto sin un ápice de rabia. Siento más lástima que haya crecido en plena catalanofobia y que me considere dentro de una «minoría rabiosa». No puede hacer nada y lo lamento mucho. Pero soy creyente indigno y quiero amar a los que me consideran enemigos. Y pues, a pesar de todo, ¡Feliz Navidad!