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john_smith escribió:
Nunca he sido "afecto". No les he votao nunca. Pero éso no implica que me trague toda la bazofia de la caspa españolista.
Mira yo solo se que hay unos que dicen que otros me quieren obligar a hablar "noseke", que eso es graviííííííííísimo y un atentado a "nosecuantos", pero ésos unos pasan de puntillas sobre la ruina de CAN, la estupidez del AVE y lo opaco de la concesión de obras, la degradación de nuestra sanidad, el asalto a puestos directivos en empresas públicas por parte de dirigentes de UPN, etc...etc...
Por cierto, en las Bardenas debe hacer un calor que te cagas ahora mismo. Me lo tendré que pensar.

Yo no me tengo por "españolista" ni nada parecido. Pero sí es verdad que todo lo que huele a nacionalismo, que no es sino convertir el sentimiento de pertenencia a la tribu, en filtro con el que observas la realidad que te rodea, es una cosa del Paleolítico que algunos nos quieren vender disfrazada de modernidad.
Y te voy a contar un pequeño secreto: hace unos meses me escapé a pasar el día a Pau. Después de pasarme la mañana allí, de vuelta, paré en Lescar, que es un pueblecito a las afueras de Pau. Entré en la iglesia (no sé si tendrá categoría de catedral, pero eso me da igual) porque tenía interés en visitarla (es románica y a mí me pareció preciosa).
Buenos, pues junto al altar hay un pequeño mausoleo donde hay varias tumbas. ¿Sabes quiénes reposan allí? Los reyes navarros de la dinastía Albret-Foix. Cuando se produce la invasión en 1512, los reyes navarros se refugian en Ultrapuertos y desde allí combaten a las tropas de Fernando el Católico. Bueno, pues la dinastía navarra continuó un tiempo hasta que el heredero de la corona navarra se casa con la hija del rey de Francia y pasa a ser rey de Francia (y de Navarra). Pues bien, allí tienes a todos esos reyes navarros que fueron despojados, en mi opinión, ILEGALMENTE, por las tropas castellano-aragonesas (apoyadas por importantes sectores de la nobleza navarra, todo hay que decirlo).
Y, al ver aquellas tumbas de "perdedores", de esos de los que no se acuerda la Historia, reconozco que me emocioné y no puede evitar reflexionar sobre la cantidad de mentiras que nos han contado.