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Doc_McCoy escribió:Ver citas anteriores
lordcartabon escribió:Ver citas anteriores
Nexus6 escribió:Yo lo que veo aqui son peleas a causa del divorcio
Muy probable. Malos tratos, pues, conforme a la ley que este mismo politicastro impulsó.
Ya que pareces estar contra la discriminación positiva ¿cómo resuelves el centenar de asesinatos anuales y los miles de malos tratos por parte de los hombres?
Saludos.
Desde luego ninguna discriminación se soluciona con otra discriminación. Ninguna indefensión se soluciona con más indefensión. Eso cae por su propio peso. Y estamos recogiendo los frutos de una legislación fabricada con premisas ideológicas en vez de orientada a proteger a las víctimas y a disuadir de delitos.
Ya que me pregunta te responderé lo que creo, si bien le advierto de que soy políticamente correcto, voy al grano, al núcleo de la cuestión, sin detenerme en rancios dogmas o tabúes.
El punto de partida de una legislación que pretenda solucionar esto debe ser, creo yo, reconocer la igualdad de dignidad que tiene todo ser humano, hombre o mujer. Nada de presunciones de culpabilidad, de discriminaciones ni positivas ni negativas, nada de criminalizar a alguien sólo por ser hombre o mujer. Y sobre esa base deontológica, diversas medidas mejorarían notablemente esta lacra social:
a) España tiene un problema, se llama VIOLENCIA. Los politicastros, por interés electoralista y de otros tipos, sectorizan ese problema, lo dividen en apartados, dedicando a alguno de ellos atención máxima (infructuoso al hacerse desde prejuicios ideológicos desfasados) e ignorando el resto. En España hay violencia contra la mujer, naturalmente. Y además, y aun cuando los mass media no le presten idéntica atención, hay violencia contra el hombre, violencia en los hospitales, violencia en el deporte, violencia en los centros docentes, violencia contra la tercera edad... Vivimos, pues, en una sociedad en donde la violencia se extiende, en varios sectores, uno de ellos el de las mujeres. Ofrecer soluciones parciales e ideológicamente preconcebidas a un problema mucho más general es profundizar en el fracaso, como la sangrienta estadística lo confirma. Debe elaborarse una legislación integral que aborde una solución integral a toda violencia, no a una sóla. Eso como premisa.
b) Sobre esta base, luego hace falta superar problemas estructurales graves, sin los cuales todo está condenado a fracasar. Sin Tribunales de Justicia independientes del poder político nada podemos hacer. Y sin Imperio de la ley menos. Restáurense ambos.
c) Con el Imperio de la Ley y la independencia judicial garantizados, que se incrementen con suma contundencia las penas vinculadas a delitos en cuya conducta típica haya componente de violencia. Frente al rancio progrerío que niega lo disuasorio de un Código Penal severo, afírmese justo lo contrario. A Tribunales independientes y penas más severas, mujeres y víctimas más seguras.
d) Es harto curioso que al comisariado de feminismo de género no se le haya ocurrido una medida repleta de lógica, y que habría salvado muchas vidas inocentes de mujeres. LA autodefensa armada, a la manera de la Segunda Enmienda a la Constitución estadounidense. Es más, cuando tal cosa se ha sugerido al comisariado de feminismo de género, en décimas de segundo hay un frontal, chillón e irracional rechazo. Prueba de que no están por la defensa de la mujer, sino de un superior comisariado de tufo socialista, partidario del férreo monopolio estatal en la posesión de armas.
e) Está social y estadísticamente verificado que un entorno familiar unido y fuerte es una protección adicional a toda mujer. La mujer sola, la mujer abandonada, o lo que es igual, la mujer entragada a las garras del comisariado de género, está indefensa. Por eso, una legislación que fortalezca la familia y el matrimonio, en vez de propiciar su destrucción, contribuiría a reducir este drama, sin duda. El 1.5% de mujeres casadas, divorciadas o separadas son abusadas por sus esposos o ex esposos. Mientras que el 3.3% de madres que nunca han estado casadas son abusadas por un novio o pareja. Comprobado: el matrimonio es más seguro a tales efectos. Contribuir a reforzar ese status es proporcionar más amparo a la mujer. Eso sin contar que un matrimonio fuerte es una escuela de civismo para los hijos, con lo que se evita que reproduzcan de mayores comportamientos agresvivos si desde pequeños se habituaron al mutuo respeto e igual dignidad de mujer y hombre. Porque es evidente que el factor educativo, el que los niños aprendan ese respetuo mutuo desde pequeño, es sumamente conveniente para reducir esta lacra de violencia. Por desgracia, una generación que ha crecido en familias deshechas, en matrimonios rotos, en hogares desestructurados, en medio de una legislación que favorece ese mismo entorno, ha desembocado en una sociedad hiperviolenta, que no respeta a nada ni a nadie.