No, no es nada novedosa, hoy en dia se llama socialismo pero está escrito desde hace 3.000 años:Ver citas anterioressupertolkien escribió:Tu postura es taaaaaaaaan ingeniosa y novedosa....
Es mucho mas novedosa tu postura. Su origen está a principios del siglo XX con la fundación de PNV ¿no?Ver citas anteriores"Y los hijos de Israel lo
hicieron así: y recogieron unos más, otros menos. Y medíanlo por comer, y no
sobraba al que había recogido mucho, ni faltaba al que había recogido poco: cada
uno recogió conforme a lo que había de comer" (Éxodo 16:17-18).
Bien Inguma, dale las gracias por esto a mi amiga María y a Nexus. Eres afortunado, no es costumbre en el foro llamar la atención de alguien cuando escribe a su interlocutor llamándolo ignorante o cualquier otra variante del mismo. Se nota que Nexus es buen amigo tuyo, conservalo.
Leo que no te aclaras cuando tienes que gestionar varios sectores de la administración en la misma discusión y creo que lo entenderías mejor si partimos del concepto fácil "en mi casa yo decido como me gasto el dinero" y lo desarrollamos sin salirnos.
A ver si así:
Como dices tu vives en una casa. Si está casa está situada en un inhóspito paraje, donde cristo perdió el mechero y sin vecinos en 100 millas a la redonda, la autonomía no es una opción sino una pura necesidad, cuestión de vida o muerte.
Considerar así a la sociedad sería un pensamiento de liberal extremo, anarcocapitalista o como lo quieras llamar. El lado contrario es el comunismo extremo que considera que vivimos todos juntos en una gran casa común.
Esto son dos extremos del tipo de sociedad ideal por la que abogan cada una de estas posturas. Luego está la realidad que vivimos. Más moderada que se define mejor como un edificio de viviendas, en el que cada uno tiene su casa privada y también tiene una escalera que es propiedad de todos y a todos sirve por igual gestionada por la llamada "comunidad de vecinos".
Cada uno gasta lo que quiere y como quiere en su casa; y cada uno pone una parte para pagar su parte de luz, limpieza y mantenimiento de la escalera. Esta cantidad no la decide cada uno sino que se llega a un acuerdo en las reuniones del portal. Se calcula el total y se divide entre los vecinos y todos pagan lo mismo.
El concierto vasco y el cupo navarro están planteados de forma razonable, se puede estar más o menos de acuerdo pero es un trato democrático en el que no tiene por qué haber desigualdades.
El caso sería este: Los vascos que viven en el segundo dicen "la parte de la factura de luz de la escalera que me corresponde, me la das y yo me encargo de que la escalera, en el tramo que pasa por mi piso, tenga luz" Léase "cesión de competencias". Hasta ahí todo bien.
Como es el del segundo el que gestiona la luz de su tramo de escaleras, no tiene que rendir cuentas a la comunidad en ese aspecto por que ha pasado a ser parte de su economía particular y privada. Léase "hacienda foral" .
Ahora resulta que el vecino del primero está enamorado de la del tercero (Europa). Cada vez que quiere subir a verla, tiene que pasar por el tramo de escalera del segundo o arriesgarse a trepar por la fachada (léase "situación geoeconómica privilegiada").
El vecino vasco del segundo le exige un canon extra por utilizar ese tramo de escalera. El vecino del primero primer dia le preguntó ¿por qué tengo que pagarte un extra si tu ya recibes lo pagas que de luz?. A lo que el vecino vasco del segundo le contesta: "Es que en este tramo he puesto unas bombillas que son lo último y que dan una luz mas clara que hace mejor y mas seguro el paso por aquí que en el resto de tramos de escalera del edificio, además la tengo más limpia que los demás vecinos, con lo que tienes que abonar un extra".
El vecino del primero no está convencido, no le parece que la iluminación sea para tanto y algo más de limpieza pues tampoco le hace un especial servicio y mucho menos justifica un canon tan alto pero, no puede saber si realmente ha invertido el dinero en bombillas nuevas o en realidad se lo gastó en una play para su hijo ya que las cuentas son privadas y no hay manera de saberlo. Está encoñao y, con tal de ver a su enamorada (que encima está forrada y le dará algo para compensar el gasto de su pretendiente) paga sin rechistar y continúa su camino. (Léase "Empresario castellano que quiere vender su trigo en Europa")
Así el vecino vasco va acumulando una cantidad de dinero y, a base de repetir el cuento de que su escalera es más limpia y mejor iluminada, consigue que el resto le considere alguien especial sin tener en cuenta que, lo verdaderamente valioso y especial no es la escalera sino la vecina del tercero que está buenisima.
Esta situación beneficia al presidente de la comunidad ya que, gracias a que el resto de los vecinos consideran especial al vasco, ha podido aprobar una ley que dice que su voto en las reuniones vale el doble que el de los vecinos del primero y el bajo, de forma que solo tiene que llegar a un acuerdo con él para asegurarse la presidencia en las votaciones de la reunión de vecinos. El vasco le asegura su voto y, a cambio, el presidente hace la vista gorda cuando el vasco cobra el injusto canon al resto de vecinos.
De esta forma, algo que empezó siendo una forma distinta de gestionar (menos eficiente cuanto más se parcela el gasto) pero que partía de la igualdad de todos los vecinos, se convirtió en un juego de intereses entre el presidente de la comunidad y el vecino vasco, cuyo sobrecoste apoquinan todos los demás vecinos.