Re: ¿Es España realmente un país democrático?
Publicado: 06 Nov 2020 20:45
No es la primera vez...
"... a la altura de marzo de 1932 ya había habido tiempo para comprobar que tanto un ministro de la Gobernación de la derecha republicana como Maura, como otro de la izquierda republicana, Santiago Casares Quiroga –titular de ese departamento en el gabinete de Azaña–, no vacilaban en enviar a los gobernadores civiles órdenes estrictas para restringir las libertades de manifestación y expresión en nombre de la propia República cuando así lo consideraban necesario. Una de las manifestaciones más llamativas en esos días era la prolongada suspensión de varios periódicos ordenada por el Gobierno y que ya llevaba activa varias semanas. Paradójicamente, de los tres primeros meses de vigencia de la Constitución, casi dos lo habían sido con algunos de los principales medios conservadores cerrados. Esto había motivado la extraña confluencia de las firmas de republicanos de centro y liberales como Alejandro Lerroux, Miguel Maura o Melquíades Álvarez con otros diputados de las derechas como José María Gil-Robles o Cándido Casanueva en una proposición incidental presentada en las Cortes el 9 de marzo de 1932. En esta se rogaba a la Cámara se sirviera «declarar que no debe continuar la suspensión de periódicos que no hayan sido condenados por resolución judicial». El debate parlamentario subsiguiente fue tan intenso como interesante para calibrar el modo en que la izquierda azañista entendía las limitaciones del concepto de democracia, pero también para ver a José María Gil-Robles, futuro líder de la CEDA, denunciando con dureza «la política dictatorial» del Gobierno so pretexto de que la «suspensión indefinida» de algunos periódicos era una «coacción» para que el resto de la prensa moderara «sus ataques al Gobierno» o sostuviera «un ministerialismo vergonzante» (Diario de Sesiones de las Cortes, núm. 132, 9 de marzo de 1932)"
Carmen Martínez Pineda
Libertad secuestrada. La censura en la prensa en la Segunda República
Editorial Última Línea. Málaga 2018
"... a la altura de marzo de 1932 ya había habido tiempo para comprobar que tanto un ministro de la Gobernación de la derecha republicana como Maura, como otro de la izquierda republicana, Santiago Casares Quiroga –titular de ese departamento en el gabinete de Azaña–, no vacilaban en enviar a los gobernadores civiles órdenes estrictas para restringir las libertades de manifestación y expresión en nombre de la propia República cuando así lo consideraban necesario. Una de las manifestaciones más llamativas en esos días era la prolongada suspensión de varios periódicos ordenada por el Gobierno y que ya llevaba activa varias semanas. Paradójicamente, de los tres primeros meses de vigencia de la Constitución, casi dos lo habían sido con algunos de los principales medios conservadores cerrados. Esto había motivado la extraña confluencia de las firmas de republicanos de centro y liberales como Alejandro Lerroux, Miguel Maura o Melquíades Álvarez con otros diputados de las derechas como José María Gil-Robles o Cándido Casanueva en una proposición incidental presentada en las Cortes el 9 de marzo de 1932. En esta se rogaba a la Cámara se sirviera «declarar que no debe continuar la suspensión de periódicos que no hayan sido condenados por resolución judicial». El debate parlamentario subsiguiente fue tan intenso como interesante para calibrar el modo en que la izquierda azañista entendía las limitaciones del concepto de democracia, pero también para ver a José María Gil-Robles, futuro líder de la CEDA, denunciando con dureza «la política dictatorial» del Gobierno so pretexto de que la «suspensión indefinida» de algunos periódicos era una «coacción» para que el resto de la prensa moderara «sus ataques al Gobierno» o sostuviera «un ministerialismo vergonzante» (Diario de Sesiones de las Cortes, núm. 132, 9 de marzo de 1932)"
Carmen Martínez Pineda
Libertad secuestrada. La censura en la prensa en la Segunda República
Editorial Última Línea. Málaga 2018