¿Puede usted traer las denuncias por estos graves delitos?Ver citas anterioresRegshoe escribió:Secuestrar gente y robar armas no es violencia
¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
If you are neutral in situations of injustice you have chosen the side of the oppressor
Desmond Tutu
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Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Consejos vendo, que para mí no tengo.Ver citas anterioresjordi escribió:Quien intente con violencia o por medio de amenaza con violencia -> no hubo violencia por el lado independentista, con lo cual este artículo nunca se aplicaría a un hombre como PuigdemontVer citas anterioresGanímedes escribió:“Quien intente con violencia o por medio de amenaza con violencia perjudicar la existencia de la República Federal de Alemania, o cambiar el orden constitucional en que se basa la Constitución de la República Federal de Alemania, será castigado con pena privativa de la libertad de por vida o con pena privativa de la libertad no inferior a 10 años”Ver citas anterioresjordi escribió:Claro claro....... en Alemania les caería cadena perpetua......Ver citas anterioresGanímedes escribió:Porque por lo visto paratumi mente simplona y vacía de neuronasuna condena fuerte solo puede ser para peligrosos criminales con las manos llenas de sangreen Alemania estos angelitos tan demócratas ellos estarían coqueteando con la cadena perpetua.
Pues no es por nada, pero![]()
Claro que allí no se cortan a la hora de ilegalizar partidos independentistas, eso le ahorra dolores de cabeza
ya ves como se las gasta el regimen postfranquista aleman
pena privativa de la libertad no inferior a 10 años -> 10 años equivale a cadena perpetua, claro claro![]()
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Hagamos un breve repaso al articulado del borrado de la constitución catalana que tus amigos querían aprobar (fuente: El Periódico, cuando aún no era facha ultranacionalista español):
Article 9. La llei, el seu respecte i les seves garanties
1. Tota la ciutadania i les institucions de la República han de respectar i donar compliment a la Constitució i a la resta de l’ordenament jurídic, com a valor fonamental de convivència i pau social.
¡Uy, uy, uy, ahora resulta que en la república independiente de su casa se obligaría a la gente a cumplir la constitución; y seguro que quien no la respetase por las buenas iría a juicio! ¡Mira, como en España!
Article 115. Composició i funcionament
1. El Consell de Garanties Constitucionals és format per nou membres nomenats pel President de la República, que han de ser juristes de reconegut prestigi, capacitat i expertesa, amb un mínim de 20 anys d’exercici efectiu acumulat. Cinc d’aquests membres són escollits pel Parlament per majoria de tres cinquenes parts i quatre escollits per la pròpia Presidència.
¡Cágate lorito, ahora resulta que el President tendría la potestad de elegir A DEDO a casi la mitad de los miembros del órgano que vendría a ser nuestro Tribunal Constitucional!
Si el Tribunal Constitucional está politizado a tope, y eso que el Gobierno sólo elige A DEDO a dos de sus doce miembros, ¿cómo no lo estaría éste?
Por lo demás, echo de menos que quienes tanto hablan del derecho a la autodeterminación, sólo se lo reconozcan al Valle de Arán, y no a cualquier entidad que se pudiera constituir en el futuro, en plan Tabarnia.
Porque, claro, que se vaya Arán, un valle pirenaico pequeño, poco poblado y sin industria, no tiene mayor importancia. Ahora, que ya veremos si los separatas son tan democráticos cuando se quiera ir una provincia densamente poblada e industrializada. Seguro que aceptan su secesión con un sonrisa en la boca.
Porque, teniendo en cuenta que una de las disposiciones adicionales establece que la República promou la transformació de les indústries bèl·liques en indústries de seguretat i prevenció de conflictes (muy bueno, de verdad que muy bueno... para quien se lo crea), la república independiente de su casa será la Arcadia feliz en que todo el mundo podrá hacer lo que quiera sin que nadie se lo impida.
Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Sí, usted vende muchos consejos.Ver citas anterioresOptio escribió: Consejos vendo, que para mí no tengo.
¿Por qué me cita si su "respuesta" no tiene absolutamente nada que ver con mi comentario?
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Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Pues para ponerte ante el espejo de que una Cataluña independiente defendería su orden constitucional y su integridad territorial, contra una intentona secesionista ilegal, igual que lo ha hecho España.Ver citas anterioresjordi escribió:Sí, usted vende muchos consejos.Ver citas anterioresOptio escribió: Consejos vendo, que para mí no tengo.
¿Por qué me cita si su "respuesta" no tiene absolutamente nada que ver con mi comentario?
Como lo haría cualquier otro país del mundo mundial que se rija por una constitución que garantice su unidad territorial (a saber: la de estados tan antidemocráticos como Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, etc.).
Por cierto, ¿no te da que pensar que auténticos progresistas que se han distinguido en su defensa de la Democracia, la Libertad y la Justicia, como José Sacristán, Joaquín Sabina, un Serrat que se enfrentó nada más ni nada menos que a la dictadura porque le prohibieron cantar en catalán, varios sindicalistas que fueron presos políticos de verdad en las cárceles franquistas, estén en contra de vuestro proyecto rupturista?
¿Y que los únicos apoyos políticos serios que tenéis sea el de los ultras flamencos (los sucesores de la Unión Nacional Flamenca, que durante la Segunda Guerra Muncial colaboraron con los nazis) y el de la también ultra Alianza por Alemania? Partidos ambos que pretenden acabar con la Unión Europea y regresar a la Europa de los conflictos y las fronteras.
Yo me lo haría mirar.
Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Por cierto, dile a tu amigo Puigdemont que los independentistas no ganaron las últimas elecciones catalanas.
Si nos referimos a partidos políticos, el triunfador fue un partido constitucionalista llamado Ciutadans/Ciudadanos.
Si nos referimos a bloques, el bloque de los que apostaban por la independencia se quedó en el 47%. Que, a pesar de mis limitaciones en cuestiones matemáticas, para mí que no llega a la mitad del total de votantes que señala la victoria en unas elecciones tomadas como plebiscito, referéndum, consulta, etc.
Si nos referimos a partidos políticos, el triunfador fue un partido constitucionalista llamado Ciutadans/Ciudadanos.
Si nos referimos a bloques, el bloque de los que apostaban por la independencia se quedó en el 47%. Que, a pesar de mis limitaciones en cuestiones matemáticas, para mí que no llega a la mitad del total de votantes que señala la victoria en unas elecciones tomadas como plebiscito, referéndum, consulta, etc.
Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Ya, porque destrozar coches de la guardia civil e intentar echar abajo la puerta de entrada de un edificio donde se ha tenido que refugiar una comision judicial junto con los guardias civiles no es violencia, y si la secretaria judicial tuvo que huir por una puerta trasera era porque le apetecia, obviamente.Ver citas anterioresjordi escribió:
Quien intente con violencia o por medio de amenaza con violencia -> no hubo violencia por el lado independentista, con lo cual este artículo nunca se aplicaría a un hombre como Puigdemont
pena privativa de la libertad no inferior a 10 años -> 10 años equivale a cadena perpetua, claro claro![]()
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Supongo que estarás triste, su excelencia el señor presidente de la república, alias cabeza de fregona ya no es vecino tuyo

Creo que ahora se ha trasladado a vivir a Alemania

Pero es temporal, parece ser que en breve se instalará definitivamente en España

Jordi "el catalán":
-Los jueces no deben actuar de forma libre e independiente
-Los políticos están para legislar, no para cumplir las leyes
Así lo dijo, lo juro :)
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Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
En lo que respecta al arresto de Puigdemont, lo primero que me gustaría decir, respondiendo a las dudas que algunos habéis expresado sobre lo adecuado de tipificar como rebelión la conducta del expresidente prófugo -ahora encarcelado-, es, parafraseando a Maquiavelo, que la cobardía se debe castigar siempre, con ley o sin ella, y de cualquier forma estará bien castigada. El hombre de la fregona en la cabeza que correteaba por Europa exhibiendo sin pudor su incorregible naturaleza de cobarde y de bufón será por fin enviado a España en una caja con lazo rojo para que cumpla una larga condena y los lectores de prensa de todo el mundo se verán por fin liberados de la tortura de verse sometidos al asedio diario de este horror estético y moral. Mi enhorabuena a los servicios de información que nos han librado de esta carga.
Hay que añadir además que Puigdemont, a diferencia de Roldán, otro prófugo malversador con quien el expresidente mantiene grandes similitudes (ambos, por ejemplo, en su pillería y pomposidad, falsificaron sus credenciales académicas), no ha sido detenido en una lejana república asiática sino en el país que más peso tiene en Europa. Esto pone fin al delirio catalanista de la Europa civilizada que respalda a los demócratas del procés frente a la incivilizada España. Este delirio había calado tan hondo que un funcionario europeo de origen catalán, simpatizante del independentismo, llegó a decirme, hace ahora un año, que íbamos a ver cómo una vez se declarara la república catalana todos los países europeos, empezando por Alemania, iban a reconocer de inmediato al nuevo Estado; que Europa ya se había comprometido a reconocer a la Cataluña independiente, que sólo era cuestión de que se celebrase el referéndum y se proclamase.
El hombre de la fregona en la cabeza y su cohorte de cobardes huidizos y claudicantes (especialmente claudicantes cuando tienen que sentarse frente a un juez) pertenece a la categoría de pillos que Borges inmortalizó en su historia universal de la infamia: a la del impostor Tom Castro, a la de Hakim, el falso profeta velado, a la del atroz redentor de esclavos Lazarus Morrell. Nunca han sido políticos. Mucho menos presos políticos. El movimiento que han liderado guarda más similitudes con una secta como el suicidio colectivo de Guyana que con cualquier movimiento nacionalista o revolucionarios (los suicidas de Jonestown eran, muy probablemente, más lúcidos y críticos con sus líderes que los separatistas catalanes). Si puede haber algo de gloria en el fanatismo, si la fe ciega en una causa merece al menos el reconocimiento a la fuerza de la obstinación, la cobardía no es un nunca más respetable. Antes que cualquier otra cosa, los separatistas catalanes han sido cobardes. No hay solución política para un problema que es, sobre todo, de carácter.
Hay que añadir además que Puigdemont, a diferencia de Roldán, otro prófugo malversador con quien el expresidente mantiene grandes similitudes (ambos, por ejemplo, en su pillería y pomposidad, falsificaron sus credenciales académicas), no ha sido detenido en una lejana república asiática sino en el país que más peso tiene en Europa. Esto pone fin al delirio catalanista de la Europa civilizada que respalda a los demócratas del procés frente a la incivilizada España. Este delirio había calado tan hondo que un funcionario europeo de origen catalán, simpatizante del independentismo, llegó a decirme, hace ahora un año, que íbamos a ver cómo una vez se declarara la república catalana todos los países europeos, empezando por Alemania, iban a reconocer de inmediato al nuevo Estado; que Europa ya se había comprometido a reconocer a la Cataluña independiente, que sólo era cuestión de que se celebrase el referéndum y se proclamase.
El hombre de la fregona en la cabeza y su cohorte de cobardes huidizos y claudicantes (especialmente claudicantes cuando tienen que sentarse frente a un juez) pertenece a la categoría de pillos que Borges inmortalizó en su historia universal de la infamia: a la del impostor Tom Castro, a la de Hakim, el falso profeta velado, a la del atroz redentor de esclavos Lazarus Morrell. Nunca han sido políticos. Mucho menos presos políticos. El movimiento que han liderado guarda más similitudes con una secta como el suicidio colectivo de Guyana que con cualquier movimiento nacionalista o revolucionarios (los suicidas de Jonestown eran, muy probablemente, más lúcidos y críticos con sus líderes que los separatistas catalanes). Si puede haber algo de gloria en el fanatismo, si la fe ciega en una causa merece al menos el reconocimiento a la fuerza de la obstinación, la cobardía no es un nunca más respetable. Antes que cualquier otra cosa, los separatistas catalanes han sido cobardes. No hay solución política para un problema que es, sobre todo, de carácter.
Artículo 183 CP: "1. El que realizare actos de carácter sexual con un menor de dieciséis años, será castigado como responsable de abuso sexual a un menor con la pena de prisión de dos a seis años."
Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Su excelencia el presidente de la república, alias cabeza de fregona, nos ha salido cantante
http://www.abc.es/espana/abci-puigdemon ... ticia.html
Y ya en serio, este tio no está bien...

http://www.abc.es/espana/abci-puigdemon ... ticia.html
Y ya en serio, este tio no está bien...
Jordi "el catalán":
-Los jueces no deben actuar de forma libre e independiente
-Los políticos están para legislar, no para cumplir las leyes
Así lo dijo, lo juro :)
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-Los políticos están para legislar, no para cumplir las leyes
Así lo dijo, lo juro :)
Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
http://www.lavanguardia.com/opinion/201 ... l-mal.htmlVer citas anterioresEspaña: sola contra el mal
John Carlin
01/04/2018 01:05 | Actualizado a 01/04/2018 03:58
El fin de semana pasado tuve la osadía de adentrarme en la Catalunya profunda –en el pueblo insurrecto de Olot, ni más ni menos– para hablar en un festival literario sobre “el mal”. Si “el mal” existía. Como no lo tenía muy claro, no siendo muy dado yo al pensamiento abstracto, me centré en mi experiencia como periodista cubriendo guerras y otras vergüenzas de la humanidad; hablé de personajes como los generales Videla y Galtieri en Argentina o de jefes de escuadrones de la muerte en El Salvador y Sudáfrica o de asesinos en serie del genocidio ruandés.
Lo que jamás me podría haber imaginado era que apenas cuatro días después tendría la respuesta a la pregunta que no pude contestar en Olot. Vi el mal, el mal hecho carne, ahí en el salón de mi casa en Londres, con mis propios ojos, en la pantalla de televisión, en las noticias de la BBC. Vi el mal y se llama Clara Ponsatí, temible personaje cuyo nombre resonará por los siglos de los siglos como sinónimo de lo peor de lo que es capaz la humanidad.
San Pablo fue el primero en advertirnos que Satanás asume diferentes disfraces. El de Ponsatí es tanto más siniestro por ser tan aparentemente inocente. Se presenta al mundo como una señora mayor, bajita, de pelo blanco, una abuela erudita que enseña economía en la antigua y venerable Universidad de Saint Andrews, en Escocia, el mismísimo lugar (produce escalofríos sólo pensarlo) no sólo donde se educó el heredero al trono británico, el príncipe Guillermo, sino donde conoció a su futura esposa y madre de sus hijos, Kate Middleton.
La macabra realidad es que la profesora Ponsatí es una líder independentista catalana que ejerció el puesto de consellera de Ensenyament, envenenando las mentes de los más vulnerables, en el gobierno del expresidente Carles Puigdemont. Gracias a Dios, el perspicaz y valiente juez español Pablo Llarena, orgullo y emblema del Tribunal Supremo de Madrid, no se dejó engañar. Acusándola de rebelión, la identificó como una mujer extremadamente violenta que había lanzado “un ataque al Estado” de “una gravedad y persistencia inusitada y sin parangón en ninguna democracia”.
No sólo malvada sino cobarde, Ponsatí huyó de España tras conspirar en la organización del diabólico referéndum del 1 de octubre del año pasado sobre la soberanía catalana y se refugió primero en Bélgica, con Lucifer Puigdemont, y luego en su alma mater escocesa. Fue ahí donde esta misma semana la vi en televisión; fue ahí donde, tras una orden de arresto internacional cursada por el juez y fidei defensor Llarena, la policía hizo lo propio: para alivio de los españoles y de gente sensata en Europa y el mundo entero, capturaron a Ponsatí en Edimburgo y la encerraron en una comisaría.
Igual que Puigdemont, detenido por las autoridades alemanas a petición del infatigable Llarena, su destino depende ahora de un juez extranjero. ¿Extraditar a Ponsatí o no extraditarla?
Lo lógico sería pensar que los británicos querrían expulsarla de sus tierras cuanto antes para que sean los españoles los que se encarguen de encerrarla en la cárcel por los 30 años que, según la justicia española, se merece. Lo curioso es cuántos extranjeros han caído en el engaño de la Ponsatanás y sus infernales compinches catalanes. Editoriales en periódicos supuestamente serios como The Times de Londres, The New York Times y Der Spiegel han delatado su ingenuidad en asuntos de política internacional al criticar lo que consideran una desproporcionada, vengativa, cruel o contraproducente cruzada de parte del Estado español, hoy en manos no de un gobierno electo, sino de un juez al que, según se ve desde fuera, se le han otorgado los poderes de un dictador. Una encuesta esta semana indica que la mayoría de los alemanes se opone a la extradición de Puigdemont; la misma encuesta en Escocia respecto a Ponsatí nos diría lo mismo.
Aquí, en Londres, encuentro reacciones similares en la calle, entre amigos y en las altas esferas de la política. El miércoles por la noche me encontré en un gentlemen’s club privado, fundado en el siglo XVIII, codeándome con la flor y nata del establishment inglés. El consenso sobre la cuestión catalana, resumido en las palabras de un lord que conoce España bien, era que el Gobierno español no sólo hacía “un gran ridículo” sino que se había vuelto “loco, loco”.
La diferencia con lo que uno oye en la calle, entre amigos y en las altas esferas políticas en Madrid no podría ser más dramática. Yo ya me he acostumbrado a que haya gente que compare a Ponsatí y compañía con los nazis –y no sólo tuiteros anónimos, sino políticos veteranos con nombre y apellido–. El otro día un amigo madrileño, una de la personas más inteligentes que he conocido en mi vida, me dijo exactamente eso, que los líderes independentistas eran unos nazis y de los de verdad, me aclaró, “los de los años treinta y cuarenta”.
Con lo cual, ¡por supuesto que no hay ninguna desproporción! Si Ponsatí, Puigdemont y los otros 23 insurrectos catalanes procesados por el juez Llarena son nazis, lo que clama al cielo es la criminal estupidez de aquellos que dicen que habría que dejarlos en libertad hasta que los sometan a juicio, como a los cientos de funcionarios o políticos de los principales partidos españoles que caminan tranquilos por las calles tras ser acusados de robar dinero público.
Lo que clama al cielo también es la frívola irresponsabilidad del juez escocés que dejó en libertad bajo fianza a la profesora Ponsatí apenas horas después de su detención. Claro, el juez vio lo que vio: a una señora mayor con carita de abuela dulce y perpleja. No miró debajo de la inocente superficie como esperemos que haga el juez alemán con el führer Puigdemont. No hizo el esfuerzo de ponerse en la piel del Cid Llarena, voz y martillo del pueblo español, y entender el terror que inspira la satánica Clara Ponsatí, la violencia que, en su infinita maldad, es capaz de desatar.
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Desmond Tutu
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Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Sin ánimo de ofender, y dado que actualmente La Vanguardia sobrevive gracias a la generosa subvención que recibe de la Generalitat, no la considero prensa libre; y por tanto no merece demasiada consideración como medio libre y veraz. Como tampoco lo merecen TV3%, Telemadrid, Canal Sur o La Primera de TVE.Ver citas anterioresjordi escribió:http://www.lavanguardia.com/opinion/201 ... l-mal.htmlVer citas anterioresEspaña: sola contra el mal
John Carlin
01/04/2018 01:05 | Actualizado a 01/04/2018 03:58
El fin de semana pasado tuve la osadía de adentrarme en la Catalunya profunda –en el pueblo insurrecto de Olot, ni más ni menos– para hablar en un festival literario sobre “el mal”. Si “el mal” existía. Como no lo tenía muy claro, no siendo muy dado yo al pensamiento abstracto, me centré en mi experiencia como periodista cubriendo guerras y otras vergüenzas de la humanidad; hablé de personajes como los generales Videla y Galtieri en Argentina o de jefes de escuadrones de la muerte en El Salvador y Sudáfrica o de asesinos en serie del genocidio ruandés.
Lo que jamás me podría haber imaginado era que apenas cuatro días después tendría la respuesta a la pregunta que no pude contestar en Olot. Vi el mal, el mal hecho carne, ahí en el salón de mi casa en Londres, con mis propios ojos, en la pantalla de televisión, en las noticias de la BBC. Vi el mal y se llama Clara Ponsatí, temible personaje cuyo nombre resonará por los siglos de los siglos como sinónimo de lo peor de lo que es capaz la humanidad.
San Pablo fue el primero en advertirnos que Satanás asume diferentes disfraces. El de Ponsatí es tanto más siniestro por ser tan aparentemente inocente. Se presenta al mundo como una señora mayor, bajita, de pelo blanco, una abuela erudita que enseña economía en la antigua y venerable Universidad de Saint Andrews, en Escocia, el mismísimo lugar (produce escalofríos sólo pensarlo) no sólo donde se educó el heredero al trono británico, el príncipe Guillermo, sino donde conoció a su futura esposa y madre de sus hijos, Kate Middleton.
La macabra realidad es que la profesora Ponsatí es una líder independentista catalana que ejerció el puesto de consellera de Ensenyament, envenenando las mentes de los más vulnerables, en el gobierno del expresidente Carles Puigdemont. Gracias a Dios, el perspicaz y valiente juez español Pablo Llarena, orgullo y emblema del Tribunal Supremo de Madrid, no se dejó engañar. Acusándola de rebelión, la identificó como una mujer extremadamente violenta que había lanzado “un ataque al Estado” de “una gravedad y persistencia inusitada y sin parangón en ninguna democracia”.
No sólo malvada sino cobarde, Ponsatí huyó de España tras conspirar en la organización del diabólico referéndum del 1 de octubre del año pasado sobre la soberanía catalana y se refugió primero en Bélgica, con Lucifer Puigdemont, y luego en su alma mater escocesa. Fue ahí donde esta misma semana la vi en televisión; fue ahí donde, tras una orden de arresto internacional cursada por el juez y fidei defensor Llarena, la policía hizo lo propio: para alivio de los españoles y de gente sensata en Europa y el mundo entero, capturaron a Ponsatí en Edimburgo y la encerraron en una comisaría.
Igual que Puigdemont, detenido por las autoridades alemanas a petición del infatigable Llarena, su destino depende ahora de un juez extranjero. ¿Extraditar a Ponsatí o no extraditarla?
Lo lógico sería pensar que los británicos querrían expulsarla de sus tierras cuanto antes para que sean los españoles los que se encarguen de encerrarla en la cárcel por los 30 años que, según la justicia española, se merece. Lo curioso es cuántos extranjeros han caído en el engaño de la Ponsatanás y sus infernales compinches catalanes. Editoriales en periódicos supuestamente serios como The Times de Londres, The New York Times y Der Spiegel han delatado su ingenuidad en asuntos de política internacional al criticar lo que consideran una desproporcionada, vengativa, cruel o contraproducente cruzada de parte del Estado español, hoy en manos no de un gobierno electo, sino de un juez al que, según se ve desde fuera, se le han otorgado los poderes de un dictador. Una encuesta esta semana indica que la mayoría de los alemanes se opone a la extradición de Puigdemont; la misma encuesta en Escocia respecto a Ponsatí nos diría lo mismo.
Aquí, en Londres, encuentro reacciones similares en la calle, entre amigos y en las altas esferas de la política. El miércoles por la noche me encontré en un gentlemen’s club privado, fundado en el siglo XVIII, codeándome con la flor y nata del establishment inglés. El consenso sobre la cuestión catalana, resumido en las palabras de un lord que conoce España bien, era que el Gobierno español no sólo hacía “un gran ridículo” sino que se había vuelto “loco, loco”.
La diferencia con lo que uno oye en la calle, entre amigos y en las altas esferas políticas en Madrid no podría ser más dramática. Yo ya me he acostumbrado a que haya gente que compare a Ponsatí y compañía con los nazis –y no sólo tuiteros anónimos, sino políticos veteranos con nombre y apellido–. El otro día un amigo madrileño, una de la personas más inteligentes que he conocido en mi vida, me dijo exactamente eso, que los líderes independentistas eran unos nazis y de los de verdad, me aclaró, “los de los años treinta y cuarenta”.
Con lo cual, ¡por supuesto que no hay ninguna desproporción! Si Ponsatí, Puigdemont y los otros 23 insurrectos catalanes procesados por el juez Llarena son nazis, lo que clama al cielo es la criminal estupidez de aquellos que dicen que habría que dejarlos en libertad hasta que los sometan a juicio, como a los cientos de funcionarios o políticos de los principales partidos españoles que caminan tranquilos por las calles tras ser acusados de robar dinero público.
Lo que clama al cielo también es la frívola irresponsabilidad del juez escocés que dejó en libertad bajo fianza a la profesora Ponsatí apenas horas después de su detención. Claro, el juez vio lo que vio: a una señora mayor con carita de abuela dulce y perpleja. No miró debajo de la inocente superficie como esperemos que haga el juez alemán con el führer Puigdemont. No hizo el esfuerzo de ponerse en la piel del Cid Llarena, voz y martillo del pueblo español, y entender el terror que inspira la satánica Clara Ponsatí, la violencia que, en su infinita maldad, es capaz de desatar.
Porque nunca hay que morder la mano que te da de comer.
Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
¿La generalidad dirigida por Sáenz de Santamaría paga una generosa subvención a La Vanguardia? ¿Y en qué convierte esta subvención a La Vanguardia? En un periódico pro o anti independentista?Ver citas anterioresOptio escribió:Sin ánimo de ofender, y dado que actualmente La Vanguardia sobrevive gracias a la generosa subvención que recibe de la Generalitat, no la considero prensa libre; y por tanto no merece demasiada consideración como medio libre y veraz. Como tampoco lo merecen TV3%, Telemadrid, Canal Sur o La Primera de TVE.Ver citas anterioresjordi escribió:http://www.lavanguardia.com/opinion/201 ... l-mal.htmlVer citas anterioresEspaña: sola contra el mal
John Carlin
01/04/2018 01:05 | Actualizado a 01/04/2018 03:58
El fin de semana pasado tuve la osadía de adentrarme en la Catalunya profunda –en el pueblo insurrecto de Olot, ni más ni menos– para hablar en un festival literario sobre “el mal”. Si “el mal” existía. Como no lo tenía muy claro, no siendo muy dado yo al pensamiento abstracto, me centré en mi experiencia como periodista cubriendo guerras y otras vergüenzas de la humanidad; hablé de personajes como los generales Videla y Galtieri en Argentina o de jefes de escuadrones de la muerte en El Salvador y Sudáfrica o de asesinos en serie del genocidio ruandés.
Lo que jamás me podría haber imaginado era que apenas cuatro días después tendría la respuesta a la pregunta que no pude contestar en Olot. Vi el mal, el mal hecho carne, ahí en el salón de mi casa en Londres, con mis propios ojos, en la pantalla de televisión, en las noticias de la BBC. Vi el mal y se llama Clara Ponsatí, temible personaje cuyo nombre resonará por los siglos de los siglos como sinónimo de lo peor de lo que es capaz la humanidad.
San Pablo fue el primero en advertirnos que Satanás asume diferentes disfraces. El de Ponsatí es tanto más siniestro por ser tan aparentemente inocente. Se presenta al mundo como una señora mayor, bajita, de pelo blanco, una abuela erudita que enseña economía en la antigua y venerable Universidad de Saint Andrews, en Escocia, el mismísimo lugar (produce escalofríos sólo pensarlo) no sólo donde se educó el heredero al trono británico, el príncipe Guillermo, sino donde conoció a su futura esposa y madre de sus hijos, Kate Middleton.
La macabra realidad es que la profesora Ponsatí es una líder independentista catalana que ejerció el puesto de consellera de Ensenyament, envenenando las mentes de los más vulnerables, en el gobierno del expresidente Carles Puigdemont. Gracias a Dios, el perspicaz y valiente juez español Pablo Llarena, orgullo y emblema del Tribunal Supremo de Madrid, no se dejó engañar. Acusándola de rebelión, la identificó como una mujer extremadamente violenta que había lanzado “un ataque al Estado” de “una gravedad y persistencia inusitada y sin parangón en ninguna democracia”.
No sólo malvada sino cobarde, Ponsatí huyó de España tras conspirar en la organización del diabólico referéndum del 1 de octubre del año pasado sobre la soberanía catalana y se refugió primero en Bélgica, con Lucifer Puigdemont, y luego en su alma mater escocesa. Fue ahí donde esta misma semana la vi en televisión; fue ahí donde, tras una orden de arresto internacional cursada por el juez y fidei defensor Llarena, la policía hizo lo propio: para alivio de los españoles y de gente sensata en Europa y el mundo entero, capturaron a Ponsatí en Edimburgo y la encerraron en una comisaría.
Igual que Puigdemont, detenido por las autoridades alemanas a petición del infatigable Llarena, su destino depende ahora de un juez extranjero. ¿Extraditar a Ponsatí o no extraditarla?
Lo lógico sería pensar que los británicos querrían expulsarla de sus tierras cuanto antes para que sean los españoles los que se encarguen de encerrarla en la cárcel por los 30 años que, según la justicia española, se merece. Lo curioso es cuántos extranjeros han caído en el engaño de la Ponsatanás y sus infernales compinches catalanes. Editoriales en periódicos supuestamente serios como The Times de Londres, The New York Times y Der Spiegel han delatado su ingenuidad en asuntos de política internacional al criticar lo que consideran una desproporcionada, vengativa, cruel o contraproducente cruzada de parte del Estado español, hoy en manos no de un gobierno electo, sino de un juez al que, según se ve desde fuera, se le han otorgado los poderes de un dictador. Una encuesta esta semana indica que la mayoría de los alemanes se opone a la extradición de Puigdemont; la misma encuesta en Escocia respecto a Ponsatí nos diría lo mismo.
Aquí, en Londres, encuentro reacciones similares en la calle, entre amigos y en las altas esferas de la política. El miércoles por la noche me encontré en un gentlemen’s club privado, fundado en el siglo XVIII, codeándome con la flor y nata del establishment inglés. El consenso sobre la cuestión catalana, resumido en las palabras de un lord que conoce España bien, era que el Gobierno español no sólo hacía “un gran ridículo” sino que se había vuelto “loco, loco”.
La diferencia con lo que uno oye en la calle, entre amigos y en las altas esferas políticas en Madrid no podría ser más dramática. Yo ya me he acostumbrado a que haya gente que compare a Ponsatí y compañía con los nazis –y no sólo tuiteros anónimos, sino políticos veteranos con nombre y apellido–. El otro día un amigo madrileño, una de la personas más inteligentes que he conocido en mi vida, me dijo exactamente eso, que los líderes independentistas eran unos nazis y de los de verdad, me aclaró, “los de los años treinta y cuarenta”.
Con lo cual, ¡por supuesto que no hay ninguna desproporción! Si Ponsatí, Puigdemont y los otros 23 insurrectos catalanes procesados por el juez Llarena son nazis, lo que clama al cielo es la criminal estupidez de aquellos que dicen que habría que dejarlos en libertad hasta que los sometan a juicio, como a los cientos de funcionarios o políticos de los principales partidos españoles que caminan tranquilos por las calles tras ser acusados de robar dinero público.
Lo que clama al cielo también es la frívola irresponsabilidad del juez escocés que dejó en libertad bajo fianza a la profesora Ponsatí apenas horas después de su detención. Claro, el juez vio lo que vio: a una señora mayor con carita de abuela dulce y perpleja. No miró debajo de la inocente superficie como esperemos que haga el juez alemán con el führer Puigdemont. No hizo el esfuerzo de ponerse en la piel del Cid Llarena, voz y martillo del pueblo español, y entender el terror que inspira la satánica Clara Ponsatí, la violencia que, en su infinita maldad, es capaz de desatar.
Porque nunca hay que morder la mano que te da de comer.
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Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Los separatistas catalanes, cierto es, no suelen tener buen aspecto (si fuesen guapos no serían separatistas: se casarían con Inés Arrimadas, como hizo un ex diputado de Ciu). A sus 61 años, la señora Ponsatí podría estar mejor conservada, pero no es la abuelita que John Carlin nos quiere vender: le faltan algunos años para jubilarse. ¿Quiere decirnos John Carlin que es ridículo perseguir penalmente a una persona de más de 60 años? Donald Trump, a quien el propio Carlin acusaba hace no mucho en El País de "escupir sangre y bilis", tiene 71 años. A esa edad, Stalin todavía desangraba a la Unión Soviética con sus purgas. Hillary Clinton, a quien John Carlin querría haber visto al mando del ejército más potente de la tierra, de los drones de la muerte, del arsenal nuclear de los EEUU, tiene 71 años. El mismo John Carlin es mayor que Ponsatí: tiene 62 años. Diez párrafos dedica el señor Carlin a contarnos que España hace el ridículo por perseguir penalmente a una "abuela erudita" que por lo visto es demasiado mayor para cometer delitos, pero que es diez años más joven que la mujer a quien Carlin querría hacer presidente de EEUU. ¿Producirán algún día los partidarios del separatismo catalán una opinión inteligente? ¿Qué es más notable? ¿Que un periódico como La Vanguardia publique semejante mierda de artículo o que esta chorrada tenga un lector a quien las tonterías de Carlin le parezcan lo bastante interesantes como para copiárnoslas?Ver citas anterioresjordi escribió:http://www.lavanguardia.com/opinion/201 ... l-mal.htmlVer citas anterioresEspaña: sola contra el mal
John Carlin
01/04/2018 01:05 | Actualizado a 01/04/2018 03:58
El fin de semana pasado tuve la osadía de adentrarme en la Catalunya profunda –en el pueblo insurrecto de Olot, ni más ni menos– para hablar en un festival literario sobre “el mal”. Si “el mal” existía. Como no lo tenía muy claro, no siendo muy dado yo al pensamiento abstracto, me centré en mi experiencia como periodista cubriendo guerras y otras vergüenzas de la humanidad; hablé de personajes como los generales Videla y Galtieri en Argentina o de jefes de escuadrones de la muerte en El Salvador y Sudáfrica o de asesinos en serie del genocidio ruandés.
Lo que jamás me podría haber imaginado era que apenas cuatro días después tendría la respuesta a la pregunta que no pude contestar en Olot. Vi el mal, el mal hecho carne, ahí en el salón de mi casa en Londres, con mis propios ojos, en la pantalla de televisión, en las noticias de la BBC. Vi el mal y se llama Clara Ponsatí, temible personaje cuyo nombre resonará por los siglos de los siglos como sinónimo de lo peor de lo que es capaz la humanidad.
San Pablo fue el primero en advertirnos que Satanás asume diferentes disfraces. El de Ponsatí es tanto más siniestro por ser tan aparentemente inocente. Se presenta al mundo como una señora mayor, bajita, de pelo blanco, una abuela erudita que enseña economía en la antigua y venerable Universidad de Saint Andrews, en Escocia, el mismísimo lugar (produce escalofríos sólo pensarlo) no sólo donde se educó el heredero al trono británico, el príncipe Guillermo, sino donde conoció a su futura esposa y madre de sus hijos, Kate Middleton.
La macabra realidad es que la profesora Ponsatí es una líder independentista catalana que ejerció el puesto de consellera de Ensenyament, envenenando las mentes de los más vulnerables, en el gobierno del expresidente Carles Puigdemont. Gracias a Dios, el perspicaz y valiente juez español Pablo Llarena, orgullo y emblema del Tribunal Supremo de Madrid, no se dejó engañar. Acusándola de rebelión, la identificó como una mujer extremadamente violenta que había lanzado “un ataque al Estado” de “una gravedad y persistencia inusitada y sin parangón en ninguna democracia”.
No sólo malvada sino cobarde, Ponsatí huyó de España tras conspirar en la organización del diabólico referéndum del 1 de octubre del año pasado sobre la soberanía catalana y se refugió primero en Bélgica, con Lucifer Puigdemont, y luego en su alma mater escocesa. Fue ahí donde esta misma semana la vi en televisión; fue ahí donde, tras una orden de arresto internacional cursada por el juez y fidei defensor Llarena, la policía hizo lo propio: para alivio de los españoles y de gente sensata en Europa y el mundo entero, capturaron a Ponsatí en Edimburgo y la encerraron en una comisaría.
Igual que Puigdemont, detenido por las autoridades alemanas a petición del infatigable Llarena, su destino depende ahora de un juez extranjero. ¿Extraditar a Ponsatí o no extraditarla?
Lo lógico sería pensar que los británicos querrían expulsarla de sus tierras cuanto antes para que sean los españoles los que se encarguen de encerrarla en la cárcel por los 30 años que, según la justicia española, se merece. Lo curioso es cuántos extranjeros han caído en el engaño de la Ponsatanás y sus infernales compinches catalanes. Editoriales en periódicos supuestamente serios como The Times de Londres, The New York Times y Der Spiegel han delatado su ingenuidad en asuntos de política internacional al criticar lo que consideran una desproporcionada, vengativa, cruel o contraproducente cruzada de parte del Estado español, hoy en manos no de un gobierno electo, sino de un juez al que, según se ve desde fuera, se le han otorgado los poderes de un dictador. Una encuesta esta semana indica que la mayoría de los alemanes se opone a la extradición de Puigdemont; la misma encuesta en Escocia respecto a Ponsatí nos diría lo mismo.
Aquí, en Londres, encuentro reacciones similares en la calle, entre amigos y en las altas esferas de la política. El miércoles por la noche me encontré en un gentlemen’s club privado, fundado en el siglo XVIII, codeándome con la flor y nata del establishment inglés. El consenso sobre la cuestión catalana, resumido en las palabras de un lord que conoce España bien, era que el Gobierno español no sólo hacía “un gran ridículo” sino que se había vuelto “loco, loco”.
La diferencia con lo que uno oye en la calle, entre amigos y en las altas esferas políticas en Madrid no podría ser más dramática. Yo ya me he acostumbrado a que haya gente que compare a Ponsatí y compañía con los nazis –y no sólo tuiteros anónimos, sino políticos veteranos con nombre y apellido–. El otro día un amigo madrileño, una de la personas más inteligentes que he conocido en mi vida, me dijo exactamente eso, que los líderes independentistas eran unos nazis y de los de verdad, me aclaró, “los de los años treinta y cuarenta”.
Con lo cual, ¡por supuesto que no hay ninguna desproporción! Si Ponsatí, Puigdemont y los otros 23 insurrectos catalanes procesados por el juez Llarena son nazis, lo que clama al cielo es la criminal estupidez de aquellos que dicen que habría que dejarlos en libertad hasta que los sometan a juicio, como a los cientos de funcionarios o políticos de los principales partidos españoles que caminan tranquilos por las calles tras ser acusados de robar dinero público.
Lo que clama al cielo también es la frívola irresponsabilidad del juez escocés que dejó en libertad bajo fianza a la profesora Ponsatí apenas horas después de su detención. Claro, el juez vio lo que vio: a una señora mayor con carita de abuela dulce y perpleja. No miró debajo de la inocente superficie como esperemos que haga el juez alemán con el führer Puigdemont. No hizo el esfuerzo de ponerse en la piel del Cid Llarena, voz y martillo del pueblo español, y entender el terror que inspira la satánica Clara Ponsatí, la violencia que, en su infinita maldad, es capaz de desatar.
Artículo 183 CP: "1. El que realizare actos de carácter sexual con un menor de dieciséis años, será castigado como responsable de abuso sexual a un menor con la pena de prisión de dos a seis años."
Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Financiar ilegalmente al PP es un acto democrático entonces y ya sabes las condenas que les van a caerVer citas anterioresjordi escribió:No, no es "al igual". Al no ser que el "juez" Llarena ha dejado caer las más ridículas de sus acusaciones.Ver citas anterioresEnxebre escribió:No, pero sí por malversación al igual que a esta panda y los de la Gurtel no se han fugado mira por dondeVer citas anterioresjordi escribió:¿Están juzgando a los de Gurtel por rebelión?Ver citas anterioresSanTelmo escribió:Lo que se llega a leer, Jordi aprueba que todos los de la gurtel queden libres.
Y ni siquiera lo de la "malversación" es igual. No es lo mismo robar para llenar los bolsillos que "robar" para pagar un acto político democrático. La verdad es que no entiendo cómo puedes querer meter a gente en la cárcel para más de diez o veinte años por intentar lograr la independencia.
Homo homini lupus
Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
No, robar para llenarse los bolsillos no es un acto democrático.Ver citas anterioresEnxebre escribió:Financiar ilegalmente al PP es un acto democrático entonces y ya sabes las condenas que les van a caerVer citas anterioresjordi escribió:Y ni siquiera lo de la "malversación" es igual. No es lo mismo robar para llenar los bolsillos que "robar" para pagar un acto político democrático. La verdad es que no entiendo cómo puedes querer meter a gente en la cárcel para más de diez o veinte años por intentar lograr la independencia.
If you are neutral in situations of injustice you have chosen the side of the oppressor
Desmond Tutu
Desmond Tutu
Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Robar para financiar un partido politico democrático no es entonces delito???????, no se llenan los bolosillos, fortalecen el partido democrático y por tanto la democraciaVer citas anterioresjordi escribió:No, robar para llenarse los bolsillos no es un acto democrático.Ver citas anterioresEnxebre escribió:Financiar ilegalmente al PP es un acto democrático entonces y ya sabes las condenas que les van a caerVer citas anterioresjordi escribió:Y ni siquiera lo de la "malversación" es igual. No es lo mismo robar para llenar los bolsillos que "robar" para pagar un acto político democrático. La verdad es que no entiendo cómo puedes querer meter a gente en la cárcel para más de diez o veinte años por intentar lograr la independencia.
Yo siempre tenía entendido que en todas partes del mundo gastar dinero en algo para lo que no tienes competencias es un delito, pero vamos, ya veo que todo depende

Jordi "el catalán":
-Los jueces no deben actuar de forma libre e independiente
-Los políticos están para legislar, no para cumplir las leyes
Así lo dijo, lo juro :)
-Los jueces no deben actuar de forma libre e independiente
-Los políticos están para legislar, no para cumplir las leyes
Así lo dijo, lo juro :)
Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Era una noche fria, muy lluviosa, el viento arreciaba y una fuerte descarga eléctrica iluminaba por momentos el camino de esos dos aguerridos investigadores de lo paranormal que con algo de temor caminaban de madrugada por entre las tumbas del cementerio.
Grabadora en mano querían captar alguna psicofonía, alguna voz del más allá.
Llegaron hasta la tumba que le pareció más siniestra, colocaron la grabadora sobre la lápida, y resignados se dispusieron a esperar toda la noche.
La luz del alba les sorprendió adormilados y ateridos de frío, recogieron la grabadora y con alivio abandonaron el camposanto.
Ya en casa, le dieron al play ansiosamente. Ruidos, ruidos, ruidos, y de repente...
¡¡¡ Oh cielos !!!
https://youtu.be/4NGIJHMozD4
Grabadora en mano querían captar alguna psicofonía, alguna voz del más allá.
Llegaron hasta la tumba que le pareció más siniestra, colocaron la grabadora sobre la lápida, y resignados se dispusieron a esperar toda la noche.
La luz del alba les sorprendió adormilados y ateridos de frío, recogieron la grabadora y con alivio abandonaron el camposanto.
Ya en casa, le dieron al play ansiosamente. Ruidos, ruidos, ruidos, y de repente...
¡¡¡ Oh cielos !!!
https://youtu.be/4NGIJHMozD4
Jordi "el catalán":
-Los jueces no deben actuar de forma libre e independiente
-Los políticos están para legislar, no para cumplir las leyes
Así lo dijo, lo juro :)
-Los jueces no deben actuar de forma libre e independiente
-Los políticos están para legislar, no para cumplir las leyes
Así lo dijo, lo juro :)
Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Veo que sigue sin afectarte que estén en contra de vuestro proyecto rupturista los Sardà, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat y José Sacristán, progresistas que siempre han defendido la Libertad, la Democracia y la Justicia, lo que a alguno llevó a enfrentarse a la dictadura franquista, y a favor los ultras flamencos y los neonazis alemanes.Ver citas anterioresjordi escribió:¿La generalidad dirigida por Sáenz de Santamaría paga una generosa subvención a La Vanguardia? ¿Y en qué convierte esta subvención a La Vanguardia? En un periódico pro o anti independentista?Ver citas anterioresOptio escribió:Sin ánimo de ofender, y dado que actualmente La Vanguardia sobrevive gracias a la generosa subvención que recibe de la Generalitat, no la considero prensa libre; y por tanto no merece demasiada consideración como medio libre y veraz. Como tampoco lo merecen TV3%, Telemadrid, Canal Sur o La Primera de TVE.Ver citas anterioresjordi escribió:http://www.lavanguardia.com/opinion/201 ... l-mal.htmlVer citas anterioresEspaña: sola contra el mal
John Carlin
01/04/2018 01:05 | Actualizado a 01/04/2018 03:58
El fin de semana pasado tuve la osadía de adentrarme en la Catalunya profunda –en el pueblo insurrecto de Olot, ni más ni menos– para hablar en un festival literario sobre “el mal”. Si “el mal” existía. Como no lo tenía muy claro, no siendo muy dado yo al pensamiento abstracto, me centré en mi experiencia como periodista cubriendo guerras y otras vergüenzas de la humanidad; hablé de personajes como los generales Videla y Galtieri en Argentina o de jefes de escuadrones de la muerte en El Salvador y Sudáfrica o de asesinos en serie del genocidio ruandés.
Lo que jamás me podría haber imaginado era que apenas cuatro días después tendría la respuesta a la pregunta que no pude contestar en Olot. Vi el mal, el mal hecho carne, ahí en el salón de mi casa en Londres, con mis propios ojos, en la pantalla de televisión, en las noticias de la BBC. Vi el mal y se llama Clara Ponsatí, temible personaje cuyo nombre resonará por los siglos de los siglos como sinónimo de lo peor de lo que es capaz la humanidad.
San Pablo fue el primero en advertirnos que Satanás asume diferentes disfraces. El de Ponsatí es tanto más siniestro por ser tan aparentemente inocente. Se presenta al mundo como una señora mayor, bajita, de pelo blanco, una abuela erudita que enseña economía en la antigua y venerable Universidad de Saint Andrews, en Escocia, el mismísimo lugar (produce escalofríos sólo pensarlo) no sólo donde se educó el heredero al trono británico, el príncipe Guillermo, sino donde conoció a su futura esposa y madre de sus hijos, Kate Middleton.
La macabra realidad es que la profesora Ponsatí es una líder independentista catalana que ejerció el puesto de consellera de Ensenyament, envenenando las mentes de los más vulnerables, en el gobierno del expresidente Carles Puigdemont. Gracias a Dios, el perspicaz y valiente juez español Pablo Llarena, orgullo y emblema del Tribunal Supremo de Madrid, no se dejó engañar. Acusándola de rebelión, la identificó como una mujer extremadamente violenta que había lanzado “un ataque al Estado” de “una gravedad y persistencia inusitada y sin parangón en ninguna democracia”.
No sólo malvada sino cobarde, Ponsatí huyó de España tras conspirar en la organización del diabólico referéndum del 1 de octubre del año pasado sobre la soberanía catalana y se refugió primero en Bélgica, con Lucifer Puigdemont, y luego en su alma mater escocesa. Fue ahí donde esta misma semana la vi en televisión; fue ahí donde, tras una orden de arresto internacional cursada por el juez y fidei defensor Llarena, la policía hizo lo propio: para alivio de los españoles y de gente sensata en Europa y el mundo entero, capturaron a Ponsatí en Edimburgo y la encerraron en una comisaría.
Igual que Puigdemont, detenido por las autoridades alemanas a petición del infatigable Llarena, su destino depende ahora de un juez extranjero. ¿Extraditar a Ponsatí o no extraditarla?
Lo lógico sería pensar que los británicos querrían expulsarla de sus tierras cuanto antes para que sean los españoles los que se encarguen de encerrarla en la cárcel por los 30 años que, según la justicia española, se merece. Lo curioso es cuántos extranjeros han caído en el engaño de la Ponsatanás y sus infernales compinches catalanes. Editoriales en periódicos supuestamente serios como The Times de Londres, The New York Times y Der Spiegel han delatado su ingenuidad en asuntos de política internacional al criticar lo que consideran una desproporcionada, vengativa, cruel o contraproducente cruzada de parte del Estado español, hoy en manos no de un gobierno electo, sino de un juez al que, según se ve desde fuera, se le han otorgado los poderes de un dictador. Una encuesta esta semana indica que la mayoría de los alemanes se opone a la extradición de Puigdemont; la misma encuesta en Escocia respecto a Ponsatí nos diría lo mismo.
Aquí, en Londres, encuentro reacciones similares en la calle, entre amigos y en las altas esferas de la política. El miércoles por la noche me encontré en un gentlemen’s club privado, fundado en el siglo XVIII, codeándome con la flor y nata del establishment inglés. El consenso sobre la cuestión catalana, resumido en las palabras de un lord que conoce España bien, era que el Gobierno español no sólo hacía “un gran ridículo” sino que se había vuelto “loco, loco”.
La diferencia con lo que uno oye en la calle, entre amigos y en las altas esferas políticas en Madrid no podría ser más dramática. Yo ya me he acostumbrado a que haya gente que compare a Ponsatí y compañía con los nazis –y no sólo tuiteros anónimos, sino políticos veteranos con nombre y apellido–. El otro día un amigo madrileño, una de la personas más inteligentes que he conocido en mi vida, me dijo exactamente eso, que los líderes independentistas eran unos nazis y de los de verdad, me aclaró, “los de los años treinta y cuarenta”.
Con lo cual, ¡por supuesto que no hay ninguna desproporción! Si Ponsatí, Puigdemont y los otros 23 insurrectos catalanes procesados por el juez Llarena son nazis, lo que clama al cielo es la criminal estupidez de aquellos que dicen que habría que dejarlos en libertad hasta que los sometan a juicio, como a los cientos de funcionarios o políticos de los principales partidos españoles que caminan tranquilos por las calles tras ser acusados de robar dinero público.
Lo que clama al cielo también es la frívola irresponsabilidad del juez escocés que dejó en libertad bajo fianza a la profesora Ponsatí apenas horas después de su detención. Claro, el juez vio lo que vio: a una señora mayor con carita de abuela dulce y perpleja. No miró debajo de la inocente superficie como esperemos que haga el juez alemán con el führer Puigdemont. No hizo el esfuerzo de ponerse en la piel del Cid Llarena, voz y martillo del pueblo español, y entender el terror que inspira la satánica Clara Ponsatí, la violencia que, en su infinita maldad, es capaz de desatar.
Porque nunca hay que morder la mano que te da de comer.
Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Bomba en concesionario de Mercedes en Barcelona, los demócratas no aceptan que el régimen postfranquista alemán extradite a su excelencia el presidente de la república
http://www.periodistadigital.com/catalu ... luna.shtml
http://www.periodistadigital.com/catalu ... luna.shtml
Jordi "el catalán":
-Los jueces no deben actuar de forma libre e independiente
-Los políticos están para legislar, no para cumplir las leyes
Así lo dijo, lo juro :)
-Los jueces no deben actuar de forma libre e independiente
-Los políticos están para legislar, no para cumplir las leyes
Así lo dijo, lo juro :)
Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Noticia que hasta ahora no aparece en ningún otro medio.Ver citas anterioresGanímedes escribió:Bomba en concesionario de Mercedes en Barcelona, los demócratas no aceptan que el régimen postfranquista alemán extradite a su excelencia el presidente de la república
http://www.periodistadigital.com/catalu ... luna.shtml

Re: ¿Qué será primero, la independencia o la suspensión de la autonomía catalana?
Periodista Digital, OKDiario, joder será por medios de comunicación 

Homo homini lupus