Bueno, ejem... habiendo visto las alegaciones prohibicionistas, creo que debemos pasar a emitir un veredicto, antes de que empecemos a decir que el tabaco es peligroso porque provoca infartos (que los provoca, muchos de ellos) y si le dá un infarto a un conductor y provoca un accidente (que seguro que hay más infartados que fumados en los accidentes, pero muchos más) pues habría que declarar al tabaco enemigo público y acabarÍamos buscando en el Hola el numero de muertes por sobredosis de barbitúricos.
Como dicen por arriba, cada argumento es un tiro en el pié. Por eso digo Tte, que hay quien yá defiende tu puesto de trabajo y suele hacerlo procurando no sacar datos que confirmen la postura contraria. Antes de que declares tu propio harakiri intelectual, podemos resumir.
Toxicidad:
El alcohol y el tabaco son sustancias decenas de veces más peligrosas que la marihuana en cualquiera de sus formas de administración habituales, que no solo son de uso común, sino que su uso y disfrute suelen gozar de buena consideración social e incluso se consideran imprescindibles en ciertas importantes celebraciones sociales (Boda, Bautizo, Comunión, fiestas patronales y de guardar varias).
Una botella de Whisky que paga 4€ de impuestos puede provocar un coma etílico y tres trabajadores públicos para suministrarle la B12 en una ambulancia a las cuatro de la mañana.
Provocando los mayores daños en cuantía de vidas humanas, sanidad social y gasto sanitario, no solo forman parte de la legalidad sino que están sometidos a laxos controles de las autoridades sanitarias y son dos sectores que mueven en España miles de millones en manos, al menos el tabaco, de un monopolio, de un consejo de administración de 15 señores dedicados a inflar sus carteras.
La marihuana debe ser considerada en los mismos términos legales, así bien ser incentivada, para reducir el consumo de tabaco, dada la facilidad de su consumo conjunto para reducir los perniciosos efectos que el tabaco provoca en la espina dorsal social, haciendonos mas lentos y fatigados, más enfermos y más pobres económicamente.
Así bien los fabricantes de tabaco deberían pasar controles más estrictos y explicar exactamente que clase de sustancias cancerigenas le agregan a una planta para que tenga tanta incidencia en esta enfermedad ,siendo como es un vegetal que inhalado no debe provocar ni de lejos estos escandalosos efectos en la población.
Dependencia:
Los estudios y la experiencia social que tenemos sobre el cannabis, lo situan entre las sustancias de uso recreativo o medicinal de menor capacidad para producir efectos de dependencia perjudiciales. El trastorno y gasto social que causa su dependencia es testimonial en terminos relativos y absoluto dentro del sistema de tratamiento de adicciones respecto a otros como el alcohol o el tabaco que causan el mayor efecto en gasto sanitario absoluto y otras sustancias con menor incidencia absoluta que estas dos pero mayor coste social como la heroína y la cocaína.
En todo caso se sumará en su justa medida a la legislación vigente en referencia a las dependencias, de forma análoga a conductas y sustancias como el juego, el sexo, el deporte, el azucar o cualquier otra que la ciencia juzgue como susceptible de coartar la libertad personal del ciudadano.
Toda vez que es una sustancia de uso recreativo que aunque mínimos, puede presentar casos de dependencia, la legalidad tampoco podrá permitir su consumo en los ciudadanos menores de 21 años.
Alteración de la conducta:
Conocidos y sobradamente testados los efectos del cannabis de uso recreativo, se incluyen dentro de la legislación vigente en materia de sustancias y conductas sico-activas.
Así bien se promoverá desde la legislación el desarrollo e investigación de sus propiedades y se instaurará como deber de los poderes públicos, el proveer al pueblo de sustancias naturales derivadas de la planta del cáñamo, contra la hipertensión, el cancer y cualquier otra enfermedad siendo estás dos prioritarias por su altisimo coste personal, social y económico.
El estado se encargará de asegurar el derecho de todo ciudadano a un tratamiento para estas dos enfermedades, mientras sumen tan altos niveles de mortalidad, en forma de una empresa pública que desincentive el consumo de drogas químicas artificiales del sector farmaceutico privado, ofreciendo un producto natural y asequible, como responsable último de la salud pública y cumplidor de su deber de combatir aquello que la ponga en peligro con la proporcionalidad debida y los todos los medios a su alcance amén del máximo de eficacia y eficiencia social en su gasto público sanitario.
Por su caracter sico-activo se incluye dentro de las sustancias de consumo prohibido para los ciudadanos menores de 21 años.
Es aproximadamente a esa edad cuando el cerebro humano alcanza su mayor desarrollo físico. Es responsabilidad del estado proteger a sus individuos de sustancias y conductas que puedan alterar su biologia y en particular a la del cerebro mientras aún está en formación.
Se abre el plazo de enmiendas.
¿Os imaginais una ley así?