la "Banca Cero Neto" era básicamente un circo de autoelogio para los bancos, donde podían anunciarse como “salvadores del planeta” mientras seguían haciendo lo de siempre: financiar negocios sucios, especular con el dinero de todos y vestirlo de verde. ¡Vamos, que no estaban quitándole el chocolate al loro, estaban barnizando el loro entero de verde para colárselo al público como si fuera esmeralda!Ver citas anterioresNowomowa escribió: ↑17 Ene 2025 21:23
¿Tú sabes de dónde se han retirado esta gente? Porque lo dice la propia noticia y se han retirado de una cosa llamada "Banca Cero (emisiones de CO2) Neto" cuyo propósito era reducir a "cero neto" las emisiones provocadas por la actividad bancaria.
O sea, quitar el chocolate del loro para que los bancos pudieran anunciar que son "verdes".
Les ha parecido demasiado exigente y que no les daba la publicidad deseada y les puede poner a malas con los sectarios de Trump así que se han retirado.
Las únicas perjudicadas serán un puñado de consultoras que seguramente no estarían especializadas en el asunto.
Pero sospecho que no es esto lo que tú habrás entendido...
El problema no es que se retiren de esta pantomima, sino el motivo: no les salía rentable ni en términos de marketing ni en riesgos políticos. Con el trumpismo acechando y una buena parte de la población ya hasta las narices de que les digan cómo vivir sus vidas mientras los ricos siguen con su despilfarro, han decidido no arriesgarse. Mejor no cabrear al votante de Trump ni malgastar recursos en iniciativas que no les garantizan más que un par de titulares para el público progre.
En el fondo, este es otro ejemplo más de cómo la agenda climática es un negocio para algunos y un peaje ideológico para otros. Los bancos han demostrado que, cuando la cosa se pone seria y no hay beneficios claros, son los primeros en soltar el lastre. ¿Salvar el planeta? Claro, pero solo si da pasta y publicidad gratis. Si no, que salven otros. El cuento climático seguirá, pero con menos recursos y, seguramente, menos ruido. Aunque siempre habrá quien lo alimente, porque el catastrofismo es rentable, al menos mientras haya incautos dispuestos a pagar por él.