Lo interesante de mirar la historia económica es que países que fueron cabezas de importantes imperios, como Portugal o España, hoy no son ni de cerca los países más ricos dentro del capitalismo. Portugal es un caso a tener en consideración, su imperio abarcaba territorios en América, Asia y África y de hecho su legado cultural hizo del portugués un idioma de categoría mundial al punto de que es oficial en Macao, pero nada de eso importó cuando llegados el siglo XX, Portugal era de los países más atrasados de Europa.Ver citas anterioresDon José escribió: ↑24 Ene 2025 21:16Pues, sí que es interesante eso que dices, y que da en el clavo al señalar la falacia del marxismo-leninismo al reducir la pobreza del "tercer mundo" exclusivamente a la explotación del "primer mundo". Algo en lo que hasta yo, en el pasado, he caído. Aunque es cierto que la explotación colonial y las dinámicas comerciales desiguales históricamente afectaron a muchos países, hoy en día esa explicación es insuficiente. La diferencia en desarrollo económico tiene más que ver con factores internos que con la explotación externa.Ver citas anterioresShaiapouf escribió: ↑24 Ene 2025 21:07 Otra cuestión interesante es considerar que existe un capitalismo atrasado y uno adelantado y que el adelantado existe porque el atrasado también existe. Esto es la base del pensamiento marxista leninista (no marxiano) y lleva a conclusiones tales como que el tercer mundo no será jamás desarrollado porque su pobreza se debe a la explotación del primer mundo.
Sin embargo plantearlo así implica creer que solo esa es la explicación y no que, por ejemplo, una hipótesis válida es que en realidad son pobres porque no son suficientemente capitalistas.
¿El campesino africano es más pobre que el campesino suizo porque el campesino suizo es rico al explotar al campesino africano o porque el capital por campesino hace que el suizo produzca en un mes lo que el africano... en 10 años?
El campesino africano no es pobre porque el suizo lo explote, sino porque no tiene acceso a maquinaria, tecnología, infraestructura ni mercados eficientes que le permitan multiplicar su productividad. En Suiza, el capital acumulado, las instituciones fuertes y la estabilidad jurídica permiten que el campesino sea productivo y prospere, mientras que en muchas regiones de África las instituciones débiles, la corrupción y la falta de inversión lastran el progreso.
Plantear que la pobreza de unos es condición necesaria para la riqueza de otros es ignorar que el desarrollo económico no es un juego de suma cero. Si así fuera, países como Corea del Sur o Singapur jamás habrían pasado de la pobreza al desarrollo. La clave no es explotar a otros, sino adoptar las condiciones necesarias para que el capital y la productividad prosperen. Es decir, más capitalismo, no menos.
Y sí, una base del pensamiento de izquierdas (no solo marxista) es considerar que la economía es un juego de suma cero. Lo mismo hace Garzón cuando se pone a plantear identidades contables concluyendo, de estas, que el superávit de unos es el déficit de otros y nunca podrá haber crecimiento en conjunto.