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gálvez escribió: ↑06 Nov 2024 09:55
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Kalea escribió: ↑06 Nov 2024 07:45
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gálvez escribió: ↑06 Nov 2024 01:33
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gálvez escribió: ↑05 Nov 2024 09:59
Me pido uno con piscina , jakuzzi y vistas al mar
A mi Roberto Bakero me cae bien. Parece que se cree lo que vende y parece honesto.
Salvo por el pequeño detalle de que seguramente me fusilaría , le votaría.
saludos
Dicho todo lo anterior sobre mis diferencias con Frente Obrero , por lo brutisimos que son.Lo mismo con los grupusculos fachas varios de extrema derecha y tal, en honor de la verdad, la imagen que están dejando es que están dando el callo.
Es estrategia interesada (al menos en muchos casos....el ser facha no te incapacita para empatizar con tu vecino si ambos os ves envuelto en una desgracia) pero desde luego contrasta con aquello de "....no, ayudar no , la guerra cultural en redes es importantísima , porque sino los escuadristas se apoderaran dle relato y será terrible...." de Espinar y otros iluminados
El señalar cómo fascistas está cada día mas devaluado dado el abuso de ello. Pero si para colmo lo señalas cuando están haciendo labor social en contraste con la inacción estatal es pegarse un tiro en el pie.
Obvialo, no los señales . Ahorra la propaganda gratis.
Incluso señalarles la agresión a Sánchez en ese momento puede ser mas un activo para ellos que otra cosa.
El tío de la vara de los gags de Mota, es una especie de héroe popular porque precisamente hace lo que todos fantaseamos con hacer.
saludos
No te voy a quitar razón porque entre las personas que prestan ayuda y entre los afectados hay de todo, eso es cierto pero yo también veo la lucha por aparentar en términos políticos. El FO apareció allá por el sabado como organización política, posiblemente sus afiliados estaban entre los voluntarios pero Vaquero supo cómo tirar hacia su lado, lo mismo que el payaso de Abascal y los grupos que tiene por aquí repartidos, que no son pocos, y también estarán entre los voluntarios y otros intentado aprovechar sus esfuerzos. No sé cómo lo veréis vosotros pero a mi este oportunismo político me despierta alarmas.
El miercoles 30, viendo la incapacidad total de Mazón y el sufrimiento de las personas en los pueblos afectados desde dentro porque los primeros en llegar fueron los voluntarios, distintos colectivos allí presentes decidieron convocar una manifestación el sábado 9, pidiendo la dimisión de Mazón. Unos dias después, Joventus Valentia, un grupo vinculado a la extrema derecha valenciana sacó otra convocatoria de concentraciones del 10 al 15 donde pedían la dimisión del presidente, adivina de cuál porque ellos no lo decían. Alvise fue uno de los que difundieron en sus redes esta convocatoria pero no hizo lo mismo con la del día 9, cuanto menos curioso si resulta que "todos vamos a una".
¿Los políticos, todos, están intentando sacar partido a una situación tan dolorosa? Sin duda y a mi eso me provoca un asco brutal.
Claro
Es que desde el primer momento en que de habla de batalla por el relato se está hablando de demagogia y populismo.
Porque el relato consiste en hacer hegemónico una serie de interpretaciones de los hechos que a ti te conviene y no necesariamente debe de corresponderse con la realidad.
Si un partido aparece para "ayudar" debemos de entender que no es desinteresado. Porque los partidos no hacen nada desinteresada mente
No quiere decir que todos los que ayuden sean interesados, seguro que hay mucha gente de buena voluntad independiente mente de sus ideas. Los afiliados y simpatizantes por definición suelen ser los primeros estafados por los partidos.
Pero lo que vengo a decir, es que los que han estado sobre el terreno....incluso los que han estado solo para abuchear o agredir, son los que van a ganar ese relato frente a los que se han dedicado desde tuiter a decir eshqueestremaderchanoseque.
Que el relato popular en estas circunstancias se gana en la calle y la izquierda guai no ha quierido pisar el.fango y entiendo se han equivocado. El descontento se capitaliza en la calle....por mucho que tuiter sea ma cómodo y pensemos que es el mundo, no deja de ser un mundo freak
Saludos
Esta mañana estaba leyendo un artículo sobre la población migrante afectada, así como barrios gitanos a los que no estaba llegando ayuda de ningún tipo, aparte de la estigmatización por los robos y saqueos que se estaban cometiendo. Hay ciertas consignas de la extrema derecha que calan mucho en la población y el daño que hacen en una situación como la que estamos viviendo provoca que se abandone a colectivos tan necesitados como el resto de personas. Esto es algo que a mi sí me preocupa. Pongo aquí el artículo que comentaba:
Arrimando el hombro contra la inundación de racismo
Karina Almirón y sus compañeras pasan la tarde del lunes acumulando testimonios y capturas de pantalla que reflejan un racismo que están viendo emerger entre el barro. Son historias de gente que necesita ayuda y no la ha recibido, personas que no han sido tratadas como otras afectadas más, sino como elementos sospechosos de los que defenderse. Mensajes que cuentan cómo familias rumanas van a buscar ayuda y les dicen que vuelvan ya mañana cuando esté la Cruz Roja, alguien que comenta que a una mujer no le quisieron dar unas botas en una iglesia por ser musulmana, gente que escucha en el llamado puente solidario comentarios irónicos sobre personas migrantes “que van muy limpias y con bolsas”, insinuando que vienen de aprovecharse de la situación, gente que da por hecho que quienes vandalizan son gitanos rumanos. Vecinos que dicen que están entrando por la noche a las casas, y que seguro que son inmigrantes quienes entran.
“Hemos detectado muchos casos de racismo, así que decidimos que era bueno visibilizar esto”, explica Almirón, integrante de diversos espacios, como Jovesolides o Fuerza Migrante. Pero que está organizando esta especie de balance antirracista, mientras se suman a la respuesta solidaria tras la Dana, con diversas asociaciones migrantes que están actuando en común. Sumar indicios del racismo que se está removiendo con la catástrofe está siendo un mal trago, explica: “contarlo es duro, pues mientras no lo cuentas, es algo que vives como migrante y que de alguna forma acabas normalizando”.
No les está costando recabar información, siendo todas activistas antirracistas, la gente acude a contarles cosas que les han pasado o han presenciado, y ellas, también son testigo: “Todos esos comentarios que tú escuchas, que quizás no te los dicen a ti, pero al final los escuchas, hacen tanto daño porque al final dices ¡eh! Hemos elegido este lugar para vivir, estamos igual de damnificadas que el resto. Vivimos aquí, tenemos a nuestras familias aquí. Son nuestros barrios, nuestros amigos y amigas”. El racismo, reflexiona, te dice que no formas parte del lugar donde creías pertenecer. “Sin embargo, este es tu lugar y cuando pasa algo como lo que está pasando ahora, esto también te afecta a ti. Entonces, sentir esa mirada de desconfianza es tremendo”.
Y sin embargo, esta mirada contrasta con lo que ella y tantas pueden ver, las personas que están arrimando el hombro, como corresponde, son también personas migrantes, y lo que urge, es poder también garantizar los derechos de personas migrantes o racializadas como ellas, que tienden a ser olvidadas en la respuesta a la catástrofe.
La extrema derecha y sus periferias, por su lado, ya se han puesto a actuar, pero no precisamente para que nadie se quede afuera. A Almirón ya le removió, cuando se empezaron a armar grupos de Whatssap para responder a las necesidades de la gente y poder coordinarse, el hecho de que aparecieran mensajes con noticias que criminalizaban a las personas migrantes, o directamente bulos racistas. No pasó mucho tiempo hasta que empezaron a surgir los grupos de defensa para patrullar las calles contra los robos. Muestra varios de ellos en una captura. Se trata de la concreción en el terreno de una deriva política: “Es una cortina de humo: culpabilizan a un sector concreto de la población para desviar la atención”. Frente a esta deriva Almirón defiende las redes migrantes pero también las alianzas con todas esas redes y colectivos de la ciudad que no ponen los derechos de las personas migrantes en duda. “Ahora toca arrimar el hombro, ayudarnos y hacer lo que hay que hacer”.
A través de un contacto en la Asamblea feminista, o del colectivo Cau de Muixeranga, la activista antirracista Silvana Cabrera, muy activa en movimientos como Regularización Ya, encontró cómo empezar a ayudar tras la dana. “También me he integrado al Support mutu de la dana, que es como una red inmensa de gente trabajando para las miles de necesidades que hay: necesidades de enseres, comida, medicación, de encontrar gente, de llenar formularios para estar de voluntarias”. Desde ahí hace lo que puede intentando sumar una mirada antirracista. “Hay una reivindicación que siempre hemos hecho desde aquí, que “aquesta també es la nostra terra”, es nuestro territorio y como tal sentimos ese corazonar con esto que está sucediendo”.
A Cabrera también le preocupa cómo se está respondiendo ante las necesidades específicas de las personas migrantes. “Las inundaciones han afectado sobre todo a la zona de la periferia valenciana, donde vive muchísima gente trabajadora, muchísima gente migrante”. Aunque a día de ayer no había conseguido trasladarse hasta las zonas más tocadas, entre los colectivos preocupan especialmente las personas en situación irregular afectadas por las inundaciones, muchas que cobran su salario en B. “De momento no sabemos cómo vamos a poder gestionar esto”, confiesa, pero no falta gente que se está moviendo para afrontar estos otros desafíos. “Todos estos días han ido sobre la urgencia vital: encontrar a las personas, acceder a agua y comida, poder salir de casa, medicación. Creo que ahora irán saliendo este tipo de problemas, porque hay personas migrantes que han perdido todo”.
Con todas estas urgencias, ¿queda tiempo para ocuparse de responder a esa ultraderecha engrandecida por la catástrofe? “Esto hay que responderlo, porque lo que no se dice no existe, no se pueden omitir los discursos de la derecha, porque son peligrosos, y en un momento de tanta tragedia, son preocupantes”. Cabrera habla de paradas por perfiles raciales, como algo que esperan poder confirmar pronto.
El escenario post dana, como a tanta gente, más que para descubrir un racismo que ya estaba ahí, le está sirviendo para apreciar en toda su dimensión el “sols el poble salva al poble”, “no ha habido una respuesta inmediata de las autoridades, ha sido la gente que con las cosas que tenía y como ha podido, a través de los colectivos que ya había organizados, ha logrado llegar a los sitios, llevar suministros básicos, hacer las donaciones”.
Después de que las inundaciones dejaran el pasado martes un escenario sin precedentes, Gabriella Nuru y otras compañeras del movimiento antirracista valenciano también se preguntaron qué podían aportar y cómo. “No nos pareció buena idea ir improvisadamente, sin protección y sin conocer el terreno, así que nos decidimos a activar un punto de recogida y abastecimiento, con alimentos no perecederos, productos de higiene, de limpieza”.
Así los colectivos Uhuru Valencia (al que pertenece Nuru), casa Massapé, Mujeres Voces y Resistencias, y la organización Azahara —todos ellos integrados por personas migrantes, negras o afrodescendientes) se han asociado para recibir y canalizar suministros y donaciones, también de gente de su entorno. Como red, lo que quisieran es llegar a poblaciones a las que, consideran, que no se está llegando, “nos empezaron a llegar testimonios de barrios donde seguían sin ayuda, como El Raval en Algemesí, poblado en gran medida por personas migrantes y racializadas. Nos dijimos, queriendo o sin querer, se está perpetuando lo que en la vida ‘normal’ siempre vemos”. Poblaciones a las que se deja atrás.
Por ello la propuesta de estos colectivos es también centrarse en estas zonas donde hay más población migrante y racializada: “si bien no queremos hacer distinciones, sí que es verdad que vamos a priorizar que la gente migrante o racializada que viven en estos pueblos pueda acceder a ayuda que no está recibiendo”. Para ello se sirven de lo que les va contando la gente sobre necesidades en zonas que han quedado más fuera del alcance de la ayuda. Allí esperan poder llegar con furgonetas o coches, para repartir lo recogido.
Redes más allá de Valencia
Desde Granada, Susana Muñoz parece un centro logístico en sí misma, esta activista gitana está ayudando a poner en contacto a gente de afuera que quiere ayudar con gente de València que distribuye la ayuda. Uno de ellos es Pakito, un chatarrero pro, lo define, que está yendo de un lado para otro con su furgoneta cargada de suministros para la gente que más difícil lo está teniendo. Entre ellos muchas personas gitanas, pero no solo. “Tiene mucho contacto con todos los vecinos, se lleva coordinando desde 2020 con los bancos de alimentos… pues ayer mandaba un audio a todos sus contactos diciendo que la comida está en las naves y no está llegando a los barrios, que hay gente sin comer, mayores que viven solos… y que quien pueda que se acerque a los polideportivos y que ayude a repartir”, apunta Muñoz, e insiste: “este gitano, está acudiendo a las zonas donde nadie acude, las zonas más desfavorecidas, y barrios guetificados donde nadie acude, y luego te dicen en el tuiter que por algo será si no va nadie, es que es muy fuerte”.
La activista hace referencia a una respuesta a un tuit suyo en el que alertaba de la situación en una zona de chabolas en Aldaia y avisaba de la necesidad de ayuda porque nadie se estaba acercando por allí. No es la única actitud racista que la tiene, a ella y tantos otros, indignada, “en la televisión ha salido una vecina con afirmaciones desafortunadas, decía “estamos sin agua, sin medios, como en la prehistoria, como los gitanos”. Muñoz admite que las prioridades ahora son otras, pero le resulta insoportable: “mientras escuchamos estas cosas, estamos viendo que a los barrios de gitanos nadie acude. Muchos voluntarios y mucha ayuda, pero a los barrios de gitanos no llega. Y además si vas a una nave de las que te están diciendo que vayas y te lleves lo que necesites, según tu fenotipo te van a mirar mal y te van a preguntar que de dónde vienes, de dónde eres”.
Frente a esas actitudes racistas, Muñoz reivindica que la solidaridad está siendo enorme: “No tenemos que hacer algo heroico para que desde ahí se nos dignifique y tengamos derecho a ser tratados como iguales… pero sí que es cierto que se han movilizado todos los gitanos que hay de punta a punta de España”, y habla de gente en Bilbao, Catalunya, las iglesias evangélicas de todo el Estado, Madrid, Jerez… mandando ayuda y apoyando como puede: “Un montón de gitanos que se están movilizando, uno pone la furgoneta, buscan ayuda, piensan dónde hay que ir, y allí que van. Y cuando nosotros llegamos no miramos a quién atendemos, si es blanco, negro, rubio o qué. Pero sí que es cierto que como vemos que los nuestros están peor, intentamos ir a esas zonas, que además geográficamente son de difícil acceso”.
https://www.elsaltodiario.com/dana/arri ... on-racismo