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José escribió: ↑03 Nov 2021 15:51
Vamos a ver si damos con la esencia del asunto. Resulta que todo esto del "cambio climático" y su necesidad de aplacar sus supuestas consecuencias catastróficas no deja de ser meramente un consenso político en Occidente, en el que el ciudadano medio ni pincha ni corta. Lo que no dice el político es que la agenda climática está haciendo que la población se empobrezca significativamente. ¿Es realmente consciente el ciudadano medio de que se está empobreciendo a causa de la agenda climática fruto de este consenso político? Y, si fuera así, ¿estaría dispuesto a pagar los costos de dicha agenda política por un supuesto bien mayor? Yo creo que mucha gente no es consciente de esto. De hecho, ni siquiera creen que esta agenda climática, en Europa, tenga que ver con el encarecimiento del precio de la luz. Ellos piensan que es solo porque la principal empresa energética del país es privada y no es pública.
En la famosa COP26 (la convención climática de la ONU), todos los líderes políticos han llegado al acuerdo de que, para el 2050, se debe haber descarbonizado plenamente sus economías, con emisiones de CO2 iguales a 0. No soy climatólogo. Por lo cual, no voy a debatir si este objetivo es el adecuado o no. Lo que trato de reflexionar es si ese objetivo es políticamente viable. En democracia las decisiones que toman los políticos, en última instancia y a largo plazo, tienen que estar, aunque sea remotamente, en cuáles son las preferencias mayoritarias de los ciudadanos. Por eso es preciso preguntarse si la mayor parte de los ciudadanos occidentales estamos dispuestos a pagar el coste económico que resultaría necesario para eliminar las emisiones de CO2 en el año 2050. Sobre todo, teniendo en cuenta que el máximo emisor, con mucha diferencia, de CO2 del mundo (China) ha aumentado su emisión. Y es que China está experimentando una crisis eléctrica sin precedentes como consecuencia de la orden que había dado, meses atrás, el Partido Comunista Chino de reducir la producción interna de carbón. Si China se tiene que descarbonizar y no lo hace, todos los esfuerzos que hagamos el resto no valdrán para, absolutamente, NADA. Pero la falta de producción interna de carbón y el embargo de la importación del carbón de Australia ha dejado a las centrales eléctricas chinas sin materia prima barata para generar electricidad. Y, además, como el PCCh no quiere que la factura de los chinos aumente, el país está viviendo apagones masivos que han conducido a que la economía china se haya frenado como pocas veces en su historia reciente. ¿Qué ha hecho el PCCh? ¿Acaso le ha pedido un sacrificio a sus ciudadanos, admitiendo su empobrecimiento y su falta de crecimiento económico, para combatir el cambio climático, admitiendo que no hay otra alternativa? No. Lo que ha dicho el todopoderoso PCCh es "PRODUZCAN MÁS CARBÓN" para generar más electricidad e, indudablemente, emitir más CO2. Solo ha bastado un pequeño conflicto entre crecimiento económico y descarbonización para que China se olvide rápidamente de ese objetivo de descarbonización.
¿Por qué? Porque el PCCh sabe que no se puede permitir una economía que no crezca durante un período prolongado de tiempo. Porque, si eso es así, el consenso tácito que existe en China, sobre que está bien que gobierne el PCCh por lo mucho que se ha desarrollado el país en las últimas décadas, se podría desvanecer. Y, con él, el poder del PCCh. Lo que deja claro que ni siquiera con una dictadura se pueda imponer una agenda climática, como la actual, si es que no conseguimos abaratar el coste de esa transición energética y los ciudadanos, voluntariamente, aumenten su predisposición a sacrificarse por esa descarbonización.
Si esto no sucede, nos enfrentaremos, por desgracia, a unos incentivos muy fuertes entre una parte de establishment de la clase gobernante occidental para transitar hacia tecnocracias donde se amordace a los ciudadanos, especialmente a los disidentes. Y ni aun así estaría asegurado de que esa clase gobernante no democrática fuera capaz de sacar adelante su agenda climática con la firme oposición de una ciudadanía empobrecida, en mayor medida, de lo que esa ciudadanía está dispuesta a aceptar.
¿Cuántos políticos están reflexionando, ahora mismo, sobre este gravísimo problema? ¿Cuántos políticos están poniendo encima de la mesa los costes reales de la transición energética y hablando a los ciudadanos como adultos? Me refiero a que admitan que estos los costes son muy elevados, pero que señalen que el riesgo de no hacer nada es todavía mayor. ¿Cuántos políticos están intentando articular este argumento para justificar lo que están pactando de espaldas a los ciudadanos en estas cumbres climáticas globales? Ninguno de ellos. Porque, aunque nos digan que están planificando a 3 décadas vista, en realidad solo están pensando en su reelección que, como mucho, será a 4 años vista. Ahora mismo, parece que la agenda climática puede sumar votos y por eso se suman al tren de la agenda climática sin siquiera haber planteado un debate serio sobre los pros y los contras de dicha agenda. Lo que pretenden no es salvar el Planeta en el 2050. Es salvar su sillón en el año 2025. Pero la hipoteca de meternos de cabeza en una transición energética que, hoy por hoy, la mayoría de la población no compraría si fuera consciente de su coste real, la iremos pagando a lo largo de las próximas décadas con una fuerte tensión entre agenda climática y democracia.