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Núria Palomar
L’abstenció forçosa
16·07·23 | 06:30
Són setmanes de debat entre amics i familiars, també dins els moviments socials, sobre les fórmules per fer valdre la nostra opinió a les pròximes eleccions generals del 23 de juliol: si abstenir-se o no, si votar a partits independentistes o no, si apostar-ho tot a l’esquerra per evitar un pacte PP-VOX, etc. Hi ha un milió de persones, però, que no estan convidades a la taula a debatre. Són el gairebé un milió de catalans (4,2M a tot l’estat espanyol) que el 23J no podran votar per no tenir la nacionalitat espanyola, requisit imprescindible per votar en aquestes eleccions. Són el milió de l’abstenció forçosa.
Per posar-ho en context, a la demarcació de Girona hi viuen 809.422 persones. Aniria contra tot sentit comú fer com si totes aquestes persones no existissin i no poguessin, per exemple, votar per triar el govern de Catalunya. Estem d’acord en el fet que seria discriminatori i esperpèntic que fossin els habitants de Barcelona, Tarragona i Lleida els que decidissin per tots qui governa i qui és el president de la Generalitat. Ara, doncs, extrapolem aquest supòsit al 23J. En xifres exactes, a Catalunya, 996.056 persones majors de 18 anys que hi viuen (més que tota la població de la demarcació de Girona junta) no podran votar a les eleccions estatals on s’escolliran les persones que ens representaran en el Congrés dels Diputats i en el Senat espanyols, pel fet de no tenir la nacionalitat espanyola.
Són el milió al qual es refereixen partits com VOX, Aliança Catalana i Frente Obrero en els seus discursos d’odi cap a les persones d’origen migrant durant la campanya electoral, amb lemes tan infames com «Vota fronteras», que veiem en banderoles per tot Girona. Són el milió que no estarà representat en l’arc parlamentari que sorgeixi del 23J. Són el milió de persones que no tindran els seus interessos i inquietuds recollits en els programes electorals, ni es legislarà tenint-los en compte la pròxima legislatura. Són el milió que no pot votar, però que a més no pot ser escollit perquè tampoc no se’ls reconeix el dret a sufragi passiu. Són el milió de l’abstenció forçosa.
Aquest 23 de juliol: vota. O no votis. Vota a X. O vota a Y. Però defensa el dret a vot universal. Per tal que tothom que viu, construeix la seva família i el seu projecte de vida, treballa, paga impostos, i forma part de la societat catalana pugui votar i decidir sobre el seu present i futur, com ho pots fer tu. Cal revertir una situació de vulneració de drets que està succeint des de fa dècades: les persones estrangeres que viuen, i tenen la seva vida, aquí han de tenir reconegut el seu dret a ser subjectes polítics actius. I, després del 23J, continua defensant la garantia de tots els drets per a tothom.
Els últims anys, reivindicacions històriques en polítiques migratòries i d’estrangeria han adquirit més força i legitimació social, com són l’oposició a la llei d’estrangeria, a l’existència dels CIEs i al model de l’Europa fortalesa que tanca fronteres, així com la lluita contra el racisme institucional i l’ús criminalitzador de la immigració en el discurs polític i dels mitjans. Però no n’hi ha hagut prou. Encara falta situar un marc inclusiu i d’igualtat plena, on es reconeguin drets civils i polítics a qui viu a Catalunya. El panorama polític i social que es preveu que sortirà de les pròximes eleccions generals exigeix posar-hi el coll abans i després del 23J. Si no el que en sortirà serà una democràcia encara menys real i encara menys justa. Diguem-li com vulgueu, però no pas democràcia.
El derecho a voto en un país distinto de tu ciudadanía se rige por el principio de reciprocidad. Si un español puede votar en el país X, a cambio España reconoce que un ciduadano del país X residente en España pueda votar en España. Es el tipo de acuerdo que se aplica a los inmigrantes de la UE.Ver citas anterioresNúria Palomar
La abstención forzosa
16·07·23 | 06:30
Son semanas de debate entre amigos y familiares, también dentro de los movimientos sociales, sobre las fórmulas para hacer valer nuestra opinión en las próximas elecciones generales del 23 de julio: si abstenerse o no, si votar a partidos independentistas o no, si apostar todo a la izquierda para evitar un pacto PP-VOX, etc. Sin embargo, hay un millón de personas que no están invitadas a la mesa a debatir. Son el casi un millón de catalanes (4,2M en España) que el 23J no podrán votar por no tener la nacionalidad española, requisito imprescindible para votar en estas elecciones. Son el millón de la abstención forzosa.
Por ponerlo en contexto, en la demarcación de Girona viven 809.422 personas. Iría contra todo sentido común hacer como si todas estas personas no existieran y no pudieran, por ejemplo, votar por elegir el gobierno de Cataluña. Estamos de acuerdo en que sería discriminatorio y esperpéntico que fueran los habitantes de Barcelona, Tarragona y Lleida quienes decidieran por todos quien gobierna y quién es el presidente de la Generalitat. Ahora extrapolamos este supuesto al 23J. En cifras exactas, en Cataluña, 996.056 personas mayores de 18 años que viven (más que toda la población de la demarcación de Girona junta) no podrán votar en las elecciones estatales donde se escogerán a las personas que nos representarán en el Congreso de los Diputados y en el Senado españoles, por no tener la nacionalidad española.
Son el millón al que se refieren partidos como VOX, Aliança Catalana y Frente Obrero en sus discursos de odio hacia las personas de origen migrante durante la campaña electoral, con lemas tan infames como Vota fronteras, que vemos en banderolas por toda Gerona. Son el millón que no estará representado en el arco parlamentario que surja del 23J. Son el millón de personas que no tendrán sus intereses e inquietudes recogidos en los programas electorales, ni se legislará teniéndolos en cuenta la próxima legislatura. Son el millón que no puede votar, pero además no puede ser elegido porque tampoco se les reconoce el derecho a sufragio pasivo. Son el millón de la abstención forzosa.
Este 23 de julio: vota. O no votes. Vota a X. O vota a Y. Pero defiende el derecho a voto universal. Para que todo el mundo que vive, construye su familia y su proyecto de vida, trabaja, paga impuestos, y forma parte de la sociedad catalana pueda votar y decidir sobre su presente y futuro, como puedes hacerlo tú. Es necesario revertir una situación de vulneración de derechos que está sucediendo desde hace décadas: las personas extranjeras que viven, y tienen su vida, aquí deben tener reconocido su derecho a ser sujetos políticos activos. Y, después del 23J, sigue defendiendo la garantía de todos los derechos para todos.
En los últimos años, reivindicaciones históricas en políticas migratorias y de extranjería han adquirido mayor fuerza y legitimación social, como son la oposición a la ley de extranjería, a la existencia de los CIEs y al modelo de la Europa fortaleza que cierra fronteras , así como la lucha contra el racismo institucional y el uso criminalizador de la inmigración en el discurso político y de los medios. Pero no ha sido suficiente. Aún falta situar un marco inclusivo y de plena igualdad, donde se reconozcan derechos civiles y políticos a los que viven en Cataluña. El panorama político y social que se prevé que saldrá de las próximas elecciones generales exige darlo todo antes y después del 23J. Si no lo que saldrá será una democracia menos real y menos justa. Llamémosla como queráis, pero no democracia.
La razón es la necesidad de asegurar que la soberanía se ejerza desde la ciudadanía y no desde el "pasaba por allí". Aunque algunos derechos se reconocen (por ley) en base al trámite administrativo del empadronamiento (por ejemplo, asistencia sanitaria) la participación en la vida política debe garantizar que lso derechos de los españoles no se vean mermados por los derechos que se reconozcan a no españoles. La ley y el estado español son responsables ante todo ante los españoles. Si a un alemán le va bien tener un alcalde español, nosotros aceptamos que nos vaya bien tener un alcalde alemán. Pero siempre por reciprocidad, no de manera unilateral, y menos con gente que en algunos casos están en situación ilegal al no haber recibido permiso para inmigrar (y no, emigrar a otro país no es un derecho humano, la libertad de fijar la residencia en un país se refiere A TU PAÍS).
Pero encima,lo que ya es de traca, es que esta gente sí que podrá votar en cuanto tenga la nacionalidad, obteniendo en 10 años un derecho que un español tarda 18 años en obtener incluso siendo español.
En serio. Con este nivel de idiotez, al final nos haremos daño.
