Un poco de culturilla económica de la señorita Pepis:Ver citas anterioresEl País escribió:La primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, da marcha atrás en la rebaja de impuestos para salvar su Gobierno
La primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, ha sido incapaz de resistir las presiones de sus colegas del Partido Conservador, que veían hundirse por el sumidero todas sus expectativas electorales después del anuncio de una impopular rebaja de impuestos. El ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, ha sido este lunes el señalado para pasar por la humillación de comunicar que echaba marcha atrás a la medida más odiada de todas las que había anunciado apenas hace una semana: la supresión del tipo máximo del 45% del IRPF para las rentas más altas (los contribuyentes que cobran más de 170.000 euros anuales).
“Ha quedado claro que la supresión del tipo del 45% se ha convertido en un distracción que altera nuestra misión principal de abordar los desafíos que afronta el país”, ha escrito Kwarteng en un comunicado publicado a primera hora de la mañana en su cuenta de Twitter. “Por ello, anuncio que ya no procederemos a esa supresión. Lo hemos entendido. Hemos escuchado”, ha asegurado.
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La propia Truss admitió también ese mismo día que se había equivocado en el modo en que anunció sus planes fiscales (sin el respaldo de un informe económico independiente, y sin terminar de especificar algunas de las medidas). La primera ministra sugirió, también en la BBC, que la idea de suprimir el tipo máximo del 45% no había sido suya sino de su ministro Kwarteng. Y ha sido él, finalmente, quien ha tenido que dar la cara primero para intentar salvar la de su jefa. “Hay humildad y arrepentimiento en esta retirada, y las asumo plenamente”, doblaba la cerviz el ministro en el programa Today de la BBC.
Ver citas anterioresLa Vanguardia escribió:Cómo arruinar un país en una semana
Tres semanas después de llegar a Downing Street, Liz Truss ha presentado un presupuesto que ha desatado las alarmas de la comunidad financiera, ha provocado el derrumbe de la libra y ha arruinado las expectativas de los tories.
Hay veces en que la política económica se decide en torno a un solomillo. Una noche de 1974, el economista Arthur Laffer compartió mesa en el restaurante Two Continents de Washington con dos jabalíes de la administración americana, Dick Cheney y Donald Rumsfeld. Los dos jugaron después un papel relevante en la invasión de Irak y la búsqueda de armas de destrucción masiva. Pero aquella noche lo que les preocupaba era cómo bajar los impuestos. Fue justamente en aquella cena que Laffer se “inventó” la curva.
La Curva de Laffer es un diagrama en forma de U invertida que el economista dibujó sobre una servilleta de tela. El diagrama relaciona los ingresos por impuestos con los tipos de retención. Cuanto más altos son los tipos, las personas trabajan menos y los ingresos bajan (y viceversa). Con un impuesto 0, la recaudación es nula. Con un impuesto del 100%, nadie quiere trabajar y la recaudación también es nula. La discusión está en lo que pasa entre el 0 y el 100%. Como la curva tiene forma de U invertida, hay dos tasas impositivas diferentes, pero que recaudan la misma cantidad. Una lo hará con un nivel de retención fiscal menor que la otra. Lógicamente, los gobiernos siempre buscarán aplicar la menor de las dos tasas. Y los defensores de la rebaja de impuestos siempre intentarán convencernos de que estamos en el lado incorrecto de la curva.
La curva sirvió para justificar reducciones de impuestos. La tesis de que las rebajas estimulaban la economía no era nueva. Pero la curva era una manera brillante de visualizar las ideas y deseos que hervían en la cabeza de los asesores de Margaret Thatcher y Ronald Reagan cuando llegaron al poder en 1979 y 1980.
El diagrama tampoco era nuevo. Laffer lo utilizaba en sus clases desde hacía años. Quien lo popularizó fue el cuarto comensal, el periodista Jude Wanniski, que se guardó la servilleta y explicó la cena en un libro ( The Way the World Works , 1978).
Años después, Laffer dijo que no recordaba lo ocurrido aquella noche. Tampoco los economistas fueron generosos con la curva. La acusaron de imprecisa. Y la realidad no la ha refrendado: raras veces las reducciones de impuestos reportan aumentos de la recaudación. Pero la historia se hizo viral. Según el nobel Robert J. Shiller, lo que la hizo tan popular fue el cómo se contó: la cena, dos hombres poderosos, el dibujo sobre un pedazo de tela...