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El procès ha muerto, ¿y si lo enterramos?
Francesc Esteva
14·10·22 | 06:30
El independentismo como ideología es un modelo del siglo pasado. Dentro de Europa y tal y como está el mundo, no es posible y, como decía alguien, además es imposible. Básicamente porque nadie está dispuesto a reconocer a un nuevo país en Europa y sin reconocimiento de los demás no existes. También porque el futuro será compartido o no será. Lo decía el representante de Kenia en la ONU con motivo del debate sobre la guerra de Ucrania, quieren que discutamos sobre unas fronteras artificiales (en ese caso diseñadas por las potencias coloniales y en Europa resultado de las guerras) cuando, si queremos pintar alguna cosa, lo que debemos hacer es construir un futuro compartido para África (o Europa). El futuro de Cataluña es un futuro compartido con España y con Europa, es un futuro federal o no será.
La implementación del independentismo que ha supuesto el procès está muerto. Todo ello ha sido un sueño alejado de la realidad y que los dirigentes han alimentado con una serie de mentiras: todo está preparado, será un camino de rosas, España está en descomposición, Europa nos recibirá con los brazos abiertos, etc. pero la realidad es que jugaban una partida de póquer e iban de «farol». La última mentira es que el proceso era algo que unía a los independentistas porque era un objetivo común que estaba por encima de todo. La realidad es que Junts y ERC llevan tiempo en una pelea soterrada cuyo objetivo es simplemente el poder en Catalunya. Saben desde hace tiempo que el procès está muerto pero no quieren enterrarlo y querían esconderlo hasta que todo ha saltado por los aires. Junts ha dejado al gobierno después de una batalla fratricida que no permitió a los dirigentes tomar una decisión y trasladaron la responsabilidad a la militancia, que en una votación bastante ajustada ha decidido dejar el gobierno, pero no ha resuelto sus problemas internos. Veremos cómo digiere Junts este lío en el que se ha metido.
ERC acaba de hacer gobierno con independientes cercanos al PDeCAT, a los socialistas ya los Comunes. Este gobierno tiene poca vida si no pacta con socialistas y Comunes pero las declaraciones de Junqueras no van en esa dirección, estamos en un futuro incierto. Hay quien ha criticado de entrada a quienes se han dejado seducir por Aragonès siendo cercanos a otros partidos. No soy partidario de las críticas antes de tiempo, tiempo habrá de ver qué hacen y ser críticos. Desearía que fueran capaces de reconducir la situación. De Cataluña adentro esto implica que gobiernen (se dediquen a resolver los problemas reales), que dejen de hablar de sueños y de mentir y que trabajen para rehacer la cohesión social de Catalunya (la mesa de partidos catalanes que ha reclamado Illa y que el Parlament aprobó). De Cataluña afuera implica lealtad con las instituciones y pactar de verdad huyendo de las mentiras y medias verdades como el mito del 80% que quiere un referéndum de autodeterminación, participar ahora sí ahora no en los órganos de cogobierno de las CCAA, afirmar que España no es un estado democrático, etc. Por ejemplo, desjudicializar la política está bien si se trata de mejorar ciertas leyes pero no si de lo que se trata es de que todo está permitido, de que no es necesario cumplir las leyes. Tendremos tiempo de ver si continúa la línea de mentiras y medias verdades o se deciden por decir la verdad y ser leales.
La oposición en España está casi tan perdida y excitada como los de Junts partidarios de Puigdemont y Borràs. Tanto Núñez Feijóo por el PP como Edmundo Bal por Ciutadans siguen hablando de quienes quieren romper España y deslegitiman al gobierno Sánchez para pactar con ellos solo, dicen, para mantenerse en el poder. Estos dos partidos no tienen ninguna estrategia para intentar rehacer los lazos entre catalanes y españoles y así les va, aprovechan el argumento para intentar arañar varios votos fuera de Catalunya mientras son totalmente irrelevantes en Catalunya. ¿Cómo piensan encarar el problema si algún día llegan al poder? A día de hoy no existe respuesta. Mientras estos partidos y los seguidores del huido Puigdemont se alimentan unos a otros, ambos están en la postura de cuanto peor, mejor, populismo puro que deja el problema sin solución.
Dos notas de actualidad para terminar.
Putin va perdiendo la guerra y está como un perro enjaulado, inmensamente peligroso, destroza Ucrania, mata a gente inocente mientras su Rusia queda al margen, veremos qué ocurre cuando los hombres llamados a filas vuelvan dentro de ataúdes. Hasta ahora eran soldados y mercenarios. Estamos en momentos críticos y creo que es cuando más deberíamos esforzarnos por encontrar una salida, para intentar parar esta locura, las muertes inútiles y la destrucción. Aunque la reunión de Praga haya tenido éxito, uno añora que Europa no tenga una sola voz, una política de defensa común para poder jugar sus cartas. Josep Borrell, el catalán que más poder ha tenido en la UE, defiende mayor coordinación en política exterior y de defensa para poder tener una estrategia europea ante la guerra.
La dimisión de Lesmes, cansado de los incumplimientos de la Constitución, debería ser un revulsivo para volver a la vía constitucional y renovar el Poder judicial y el tribunal Constitucional de forma pactada. El PP y los vocales conservadores han llevado el tema al límite para mantener su poder. Esperemos que esta vez sí, el pacto necesario llegue a buen puerto.
En todos estos casos existen dos vías para abordar el problema: la del diálogo, la negociación y el pacto o la impositiva, que cada uno quiera «imponer» «su solución» a los demás. La primera, la civilizada, la federal, pide aceptación de la legalidad y lealtad que es lo que no se ha dado en ninguno de los casos hasta hoy.