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Vox da un paso atrás y asume ahora que aún está lejos de PP y PSOE
Sin autocrítica. Vox no está haciendo autocrítica pese a que la campaña electoral no ha funcionado. Su resultado es menor al esperado y menor al que pronosticaban las encuestas antes de la campaña
Ahora, el partido de Santiago Abascal pisa el embrague y reduce marcha.
Como si nunca hubiese aspirado a pelear de tú a tú con PP y PSOE en Andalucía, como si nunca hubiese dado por sentado que al menos duplicaría su número de escaños y como si nunca hubiese advertido a Juanma Moreno que solo podría gobernar con Olona de vicepresidenta.
El tenue crecimiento de Vox, que pasó el 19-J de 12 a 14 escaños, fue un jarro de agua fría en la delegación que encabezó Abascal en Sevilla, donde todos estaban preparados para otra noche histórica como la del 13-F en Valladolid.
Si a Juan García-Gallardo le tocó foguearse con los medios el día después con aire triunfal, ayer fue el turno de Olona, con traje ya de líder regional, quien despachó las preguntas de la prensa con nula autocrítica.
A nivel nacional, nadie abrió la boca y la mayoría de las fuentes consultadas por ABC guardaron silencio o se remitieron a las palabras de su compañera en Sevilla.
La dirigente de Vox, tras una campaña de desprecio a las mismas encuestas que anteayer clavaron el resultado final (GAD3), no dudó en arremeter contra la «desinformación».
«David contra Goliat»
«Por momentos, ha habido un sentimiento de David luchando contra Goliat.
Partimos de un intento de ilegalización, pero estoy muy satisfecha de que estemos en pie y de que hayamos conseguido parar todos los golpes que iban destinados a los andaluces», apuntó Olona, en alusión a la polémica que estalló en plena campaña por su empadronamiento en Salobreña (Granada), donde ahora sí establecerá su residencia habitual, aunque hará noches en Sevilla cuando su actividad en el Parlamento andaluz la obligue a ello.
«Si algo ha quedado claro –continuó Olona–, es que el mensaje del miedo no les funciona a las fuerzas de la izquierda ni tampoco a las de la derecha por los esfuerzos que hicieron para parar mi candidatura».
«Algunos solo pueden recurrir al miedo, nosotros hablamos de nuestro programa para dirigirnos a los andaluces», añadió la candidata de Vox a presidir la Junta, en una serie de mensajes que consolidan la estrategia postelectoral de su formación: presentarse como víctima de los medios de comunicación y realzar el discurso 'antiestablishment' amenazado por su entrada en el Gobierno autonómico de Castilla y León.
«Los designios» de Dios
Olona deberá adaptarse ahora a la política autonómica, con la consiguiente pérdida de foco mediático que conlleva.
La todavía diputada nacional abandonará su acta en el Congreso y recogerá la del Parlamento andaluz con seguridad, según ella misma ha reiterado y distintas fuentes de Vox han ratificado a ABC.
Ayer, no obstante, no quiso cerrar la puerta a un hipotético regreso a Madrid en las elecciones generales del 2023 y dejó esa posibilidad en manos divinas.
«Soy hija de Dios y no puedo asegurar cuáles son los designios que hay por delante», sentenció, en una frase que recuerda precisamente a la que pronunció el pasado febrero, cuando insinuó por primera vez que iba a ser la candidata de Vox en las elecciones andaluzas.
Con la mayoría absoluta del PP, Vox es irrelevante para la gobernabilidad.
Olona tendió la mano a Moreno ayer para «todo lo que sea bueno para los andaluces», pero insistió en su oposición a «esos puntos donde hay abrazo permanente entre PP y PSOE», como la violencia de género, el gasto político o el cambio climático.
En el discurso de la candidata, igual que en el de Abascal la noche anterior, se trató de tapar su resultado, mucho menor del esperado, con la derrota de la izquierda.
«Es bueno para España porque Andalucía ha dicho no al socialismo y al Gobierno de Pedro Sánchez en Moncloa», dijo, parafraseando a su líder nacional.