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La mujer de Puigdemont se hace la víctima
30·04·22 | 06:30 Jordi Xargayó
Como si no tuviéramos bastante con tener que aguantar cada día las lecciones de democracia de aquellos que la vulneraron de arriba abajo en otoño del 2017, y que casi siempre, como esta semana en el Congreso, acaban votando junto a Vox y el PP, ahora nos aparece Marcela Topor de Puigdemont comparando a España con la Rumanía del dictador comunista Nicolae Ceaucescu. Tiene narices que se atreva a criticar el presunto espionaje precisamente ella, que está casada con la persona que presidía la Generalitat en el 2017 cuando se encontraron informes a punto de llevar a una incineradora sobre actividades y seguimientos a personas y entidades contrarias al independentismo.
La hipocresía de Marcela Topor llega al extremo de afirmar que ha sido víctima de «terrorismo de Estado» por parte del mismo partido que preside, en coalición con JxCAT, la Diputación de Barcelona y que le permite cobrar desde hace unos cuantos años un sueldo de unos 6.000 euros mensuales (un salario fuera de mercado en una profesión, la periodística, llena de mileuristas) por presentar un programa de televisión sin audiencia en la Red
(de televiones de la Diputación), por el mero hecho de ser la mujer de Puigdemont. Meritocracia a la catalana.
Marcela Topor, que también se permite el lujo de decir gratuitamente que España no es «una democracia» y que se considera «víctima de un abuso», creerá que todo es como la Generalitat de Catalunya, que envía a comisarios políticos a amenazar a los medios de comunicación cuando alguien se atreve, simplemente, a criticarla.
En noviembre de 2020, cuando yo todavía ejercía de director del Diari de Girona, recibí una carta de siete folios firmada por la directora del Instituto Catalán de las Mujeres, Laura Martínez Portell, en la que me indicaba lo siguiente: «Nuestra asesoría Jurídica está estudiando la posibilidad de abrir un expediente sancionador a la empresa que dirige a raíz del artículo publicado el 7-9-20 bajo el título Primera dama abandonada». Sí, lo han leído bien. Una comisaria política de Carles Puigdemont nos amenazaba por un artículo de Albert Soler sobre los privilegios salariales que gozaba la mujer del expresidente de la Generalitat. Criticar a Marcela Topor era «sexista y machista» según Laura Martínez, que formaba parte de un gobierno que tenía un alto cargo, Lluís Salvadó, conocido por haber dicho que sería Consellera quien tuviera «las tetas más gordas» y al que no le abrieron ningún expediente.
Los mismos capaces de organizar disturbios durante toda una semana para defender, supuestamente, el derecho al insulto y la injuria de Pablo Hásel, tienen la piel muy fina cuando son objeto de la crítica más elemental y razonada. El objetivo principal de la directora del Instituto Catalán de las Mujeres era intimidar a un medio de comunicación, como es costumbre en los regímenes autoritarios. Y, de paso, hacer méritos ante el amo, Carles Puigdemont. Al fin y al cabo, la comisaria Laura Martínez Portell es una profesional de los cargos públicos por designación. Era vicepresidenta de la Diputación de Barcelona, cuando se aprobó el sueldo de 6.000 euros mensuales para Marcela Topor. Y, como en mayo de 2019, siendo cabeza de lista de JxCAT, perdió las elecciones a la alcaldía de Vilassar, cuatro meses más tarde Carles Puigdemont la recompensó con la dirección del Institut Català de les Dones. Y, como en esta legislatura JxCAT no tiene la Consejería de Presidencia y Laura Martínez sigue siendo una profesional de los cargos públicos, porque se vive muy bien y se cobra mejor, es directora del Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada desde el pasado 8 de junio, uno más de los muchos organismos creados para colocar a militantes fieles. Sí, la señora que amenazó el Diari de Girona por un artículo que criticaba a Marcela Topor, la esposa del expresidente de la Generalitat y máximo dirigente del partido al que pertenece, ahora es directora de un centro llamado de Estudios Jurídicos. ¡Qué nivel! Esta tropa es la que sale cada día aleccionando sobre democracia. Ya dice el refranero catalán que siempre te taparás con una paella sucia.