Ver citas anterioresShaiapouf escribió: ↑08 Sep 2021 04:51 Hola Avicena,
La sociología es científica en tanto estudie su objeto (sociedad) tal y como la física estudia el suyo, o la química, o la biología. Por eso es importante llegar a la verdad en términos científicos, mediante un método utilizando experimentos y estudios cuantitativos y cualitativos. El problema de la sociología actual, es que no se rige por este tipo de trabajo, sino que simple y llanamente por el relato. Por eso existen verdades sociológicas replicadas a nivel nacional e internacional que parten de axiomas falaces, como el patriarcado.
El paradigma en este momento que más ocupa espacio en los medios es el postmoderno y sus consecuencias son muy visibles en los diferentes relatos asociados.
Ciertamente la capacidad de las ciencias sociales en términos generales es limitada, pero ante la limitada capacidad para analizar y predecir no nos podemos sacar conclusiones de la manga.
Si la limitación es por los datos disponibles (hecho concreto), no podemos inventarnos o especular a base de la ideología, que es lo que ocurre. No podemos llegar e inventarnos un concepto y forzar conclusiones a priori sin contrastarlas. Hoy en cambio muchos sociólogos, entre ellos quienes pertenecen a las corrientes feministas, asumen que estudiar la sociedad implica más relatar que usar la matemática, la estadística y el apoyo en ciencias duras porque es casi un insulto a su inteligencia eso de considerar que el ser humano no vive en el libre albedrío y no es una tabula rasa.
Es la degeneración de las ciencias sociales que la relativiza al punto del cuento literario lo que las convierte en pseudociencias, no la esencia original de las mismas: nomotética, empírica, lógica, racional y sobre todo objetiva.
Hay muchos estudios que apuntan a las diferentes preferencias en términos medios entre mujeres y hombres. Por ejemplo la hiperplasia adrenal congénita en niñas correlacionados con altos niveles de testosterona en el útero de la madre se relacionan con juegos típicamente masculinos. Estudios relacionados: Wong 2013, Pasterski, 2005, Berenbaum, 1992, Servin, 2003. Del mismo modo, existe evidencia de que los patrones de comportamiento sexual en diferentes culturas Geary y De Soto, 2001, Peters, 2006. En sus estudios existe evidencia de predisposición psicológica en hombres y mujeres que no son originadas en la sociabilización. Estos estudios no son solo "sociológicos" sino que vienen de diferentes ramas como la psicología evolucionista, la genética conductual, la biología evolucionista, entre otros. En general se concluye que los niveles de testosterona en el útero materno se correlacionan con comportamientos más masculinos.Ver citas anterioresAvicena escribió: ↑08 Sep 2021 01:53 Que los hombres y las mujeres no son iguales actualmente es un hecho, pero que sus intereses y aptitudes se guien por directrices biológicas, no esta demostrado.
Más bien lo que nos ha enseñado la historia es que infravaloramos la cultura y los valores en la diferencia de los roles de géneros, de pasar a cazar y recolectar cada uno a esta sociedad actual.
Por supuesto siempre hay mucho que estudiar, pero de momento el desarrollo investigativo apunta a un hecho y no a lo que tradicionalmente se creía en ciencias sociales o filosofía. Y por supuesto, el relato feminista también se desmonta.
Hines (2002) Auyeung (2009) estudiaron los niveles de testosterona en el útero materno y los juegos típicos de niños e incluso el autismo. Baron-Cohen (2006) encontró que a mayor nivel de testosterona en el útero materno, menores niveles de empatía. Blanchard (2001) en un metaanálisis apunta en un mismo sentido. Wheelock, 2019 mediante resonancias encontró diferencias cerebrales entre hombres y mujeres antes de nacer. Colapinto (2000) estudió como si a un varón al momento de nacer es educado como mujer con cirugía la respuesta sigue siendo la de un hombre "encerrado en el cuerpo de una mujer".
Es evidente entonces que los resultados de muchísimos estudios (porque podría citar más ya que esto es solo una muestra) es que en el mismo modo de pensar y actuar, hombres y mujeres tienen marcadas diferencias que provienen de causas biológicas.
Lo contrario sería asumir que los hombres son menos empáticos que las mujeres (siempre en promedio) porque así fueron educados, o que las mujeres son más dadas a labores con personas porque así es su cultura, no obstante, la evidencia sociológica demuestra que incluso cuando se alcanzan altos niveles de equidad entre hombres y mujeres (como ocurre en los países nórdicos), estas siguen prefiriendo abocarse a carreras no científicas. La paradoja de la igualdad la llaman.
Evidentemente como he señalado, todavía falta mucho para entender los entresijos de la mente humana, pero de momento lo que la evidencia aporta es un camino claro.
Por otra parte, no es cierto que la cultura ha sido históricamente subvalorada. En general la tendencia ha sido a la inversa. Las primeras corrientes sociológicas y psicológicas modernas han apuntado a la cultura como un factor determinante en el comportamiento humano, paradigma proveniente de siglos anteriores. Las diferentes corrientes dominantes han visto al ser humano como un ser con libre albedrío, contrario a cualquier planteamiento físico (determinismo o azar), y biológico (evolucionismo). Por eso se tendió al homo sociologicus como explicación a todas las diferencias entre hombres y mujeres y personas en general. En psicología ninguna corriente moderna de aquel entonces (ni el estructuralismo, ni el funcionalismo, ni el psicoanálisis ni mucho menos el conductismo) apuntó a ese camino, en sociología poco más de lo mismo (ni Compte, ni Weber ni Durkheim consideran en sus análisis la realidad biológica pues en aquel entonces no existía tal nivel de investigación, por eso confieren a su base analítica pilares como la cultura o los valores), lo mismo ocurrió con la antropología (el relativismo cultural, el constructivismo), la geografía y la historia (buscar un motor en la misma era sinónimo marxismo).
Siempre he hablado en términos medios, y los promedios siempre son engañosos. Hay muchas mujeres que son aptas para ser matemáticas y son competitivas en el mundo de las inversiones bursátiles, mas eso no quita que existan promedios que deben de ser analizados.
¿Y cuántos hombres ocupan trabajos no remunerados? Hay que analizar los datos en términos generales. Pero es que cuando se habla de trabajo no remunerado hay que entender cómo se sostienen esas personas. Por ejemplo, una mujer dueña de casa al 100% está inmersa en un trabajo no remunerado, pero es que sus ingresos provienen del trabajo remunerado del hombre o del sustento familiar. Entonces lo que habría que analizar es la mecánica interna de cada unidad doméstica y cómo es que se distribuyeron las tareas. Normalmente en las sociedades occidentales, las familias operan como cooperativas y no como en Afganistán donde sí que hay una imposición de roles según el sexo.Ver citas anterioresAvicena escribió: ↑08 Sep 2021 01:53 Y las mujeres suelen ocupar trabajos no remunerados y que requieren esfuerzo físico, lo que pasa es que está invisibilizado, aquí en Galicia la vendimia, el marisqueo son trabajos feminizados , que no entraban dentro del mundo laboral regulado, que no tengan nómina, que no tengan horario, no significa que no existan.
Si a esas mujeres se las obligara a trabajar sin ser remuneradas eso sería materia de denuncia judicial, que no es el caso común. La moda está en que hombres y mujeres dentro de una familia trabajan para que la misma sobreviva, y ese trabajo es consensuado.
Si la mujer se aboca a cocinar, cuidar a niños y abuelos, es porque se considera que es lo mejor que puede hacer mientras el hombre dedica 8 o 10 horas a trabajar por un sueldo.
Es decir, seguramente habrá mujeres que son oprimidas, pero también habrá otras que lo decidieron libremente, y lo más probable es que la mayoría esté en el segundo grupo (evidencia sociológica).
Por tanto así como en una empresa hay sectores productivos (los que generan valores de uso) y no productivos (los que hacen el marketing o el aseo), en una familia ocurre algo similar.
Hablar de un trabajo no remunerado entonces no tiene mucho sentido desde esta perspectiva.
Es que ni yo, ni Galvez cuestionamos que la mujer sea más víctima de feminicidios. Lo que se cuestiona es que el hombre sea más violento. Por eso recalqué la conclusión siempre falaz que se toma de los datos:Ver citas anterioresAvicena escribió: ↑08 Sep 2021 01:53 Pero veamos los datos del observatorio de la ONU sobre la violencia contra la mujer, el hombre realiza más homicidios y es victima de mas homicidios a manos de otros hombres.
Pero la mujer es asesinada un tercio por sus parejas sentimentales, más de la mitad en el ambiente doméstico y cerca del ochenta por ciento es asesinado por delitos de indole sexual, violaciones, etc...
Y todo esto a manos de otros hombres, te parece comparable la situación de unos con otros.
"El feminicida es violento".
"Ergo, cuando no hay feminicidio (o androcidio) no hay violencia"
Así, podemos extraer diferentes premisas:
Todas estas premisas cumplen con el principio de no contradicción con el dato de los feminicidios.
- La mujer fue asesinada luego de años de violencia por parte de su pareja
- La mujer fue asesinada luego de años de violencia bidireccional
- La mujer fue asesinada luego de años de violencia unidireccional de su parte y que resultó en su propio homicidio
- La mujer fue asesinada luego de un acto de violencia excepcional
- El hombre es violento con la mujer sin darse un feminicidio
- La mujer es violenta con el hombre sin darse un androcidio
Entonces lo que debemos de tener claro es que no podemos concluir a partir de un dato (preponderancia de feminicidios vs androcidios con la mayor violencia del hombre a la mujer de modo unidireccional.
Estudios sobre este tema hay para aburrir: Velasco de la Fuente (2018) indica que las mujeres son las que más matan a sus hijos, Arbach (2015) concluye que las mujeres inician más acciones violentas contra sus parejas y Walters (et al) reporta que las lesbianas manifiestan más episodios de violencia que las parejas heterosexuales. La U.S. National Family Survey en 1975 mostró que las mujeres podrían ser tan violentas como los hombres en sus relaciones de pareja y que incluso eran iniciadoras de violencia en un grado superior que los hombres. Por lo tanto, no solo hay exclusivamente mujeres víctimas y hombres agresores, también hay mujeres victimarias y hombres agredidos o víctimas. Según Lidia Tomás Cánovas y otras (2018) no hay una marcada diferencia entre parejas heterosexuales y homosexuales en lo respectivo a violencia. Y según el trabajo doctoral de Lourdes Villalón Ordax (2015) con la información de The National Intimate Partner and Sexual Violence Survey, 2010: Findings on Victimization by Sexual Orientation, aproximadamente un 43,8% de lesbianas, un 61,1% de mujeres bisexuales y un 35% de mujeres heterosexuales han tenido en algún momento de su vida un episodio de violencia en la pareja, entendiendo por violencia la violación, violencia física y el control. Siguiendo con los datos de la Confederación Española LGTB, han logrado recopilar 15 casos de muertes por violencia en parejas lesbianas entre 2008 y 2019, aunque esta información se obtuvo por medio de la prensa por lo que el número podría ser superior. En el mismo período 690 mujeres fueron víctimas de feminicidio. Si consideramos que la población LGBT en España representa a un 6,9% del total (Dalia Research, 2016), podemos hacer un cálculo muy simple, donde dentro del 6,9% de la población se dieron 15 asesinatos en 11 años mientras que 93,1% de la población en el mismo período tuvo una cifra de 690. La población no LGBT representa 13,4 veces la población LGBT, sin embargo, el hecho que es falta sacar solo a la población de mujeres lesbianas, asumiendo que fuera el 50%, entonces sería el 3,45 del total. Esto significa que aproximando, si este 3,45 representara el 93,1 las muertes podrían llegar a 405 asesinatos. Este número aproximado representa un 59% de los feminicidios, visto así y reiterando que los 15 homicidios de mujeres a mujeres en relaciones de pareja incluyen solo casos registrados en la prensa (porque la estadística española no proporciona datos desglosados para el resto de escenarios), no parece ser que la violencia sea exclusivamente propiedad del hombre (la letalidad de esta sí, de allí a que sean los hombres también los principales afectados de la misma). Arbach y otros (2015) en su estudio enfocado en el último año de vínculo antes de la separación en Argentina encontró que, el 34% de las mujeres y el 22% de los hombres agredieron físicamente a sus parejas. En el 6% de los casos hubo lesiones y en el 52% la violencia era bidireccional. Según Bates y compañía (2014) las mujeres son tan controladoras como los hombres y se muestran más agresivas verbal y físicamente. En el metaanálisis con el que se dispone y que comprende 580 estudios que comparan 60 marcadores de riesgo de violencia de pareja de hombres y mujeres, solo tres de estos son diferentes de manera significativa: haber sufrido o padecido maltrato en la infancia, el consumo de alcohol, y el patrón denominado demanda/huida en la relación de pareja (Spencer y otros 2016). Elmquist y compañía (2014) muestra que hay más parecidos que diferencias en la violencia que perpetran hombres y mujeres. Se suman más de cien investigaciones empíricas con 60.000 participantes que muestran que las mujeres son tan o más agresivas físicamente que los hombres en sus relaciones con parejas masculinas (Fiebert y Gonzalez, 1997; DeMaris, 1992; Ernst y otros, 1997; Caulfield y Riggs, 1992; Carrado y otros, 1996; Bookwala y otros, 1992; Brinkerhoff y Lupri, 1988; Brush, 1990; Aizenman y Kelley, 1988; Billingham y Sack, 1986; Bernard y Bernard, 1983; Arias y Johnson, 1989; Arias y otros, 1987; Archer, y Ray, 1989; Aizenman y Kelley, 1988; Bland y Archer, y Ray, 1989; Aizenman y Kelley, 1988; Bland y Orne, 1986). Caetano y compañía (2005) indicó que de 842 parejas estadounidenses se dio una prevalencia en un 14,2% de violencia recíproca, 6,1% de violencia del hombre a la mujer, y 9,3% de violencia de la mujer hacia el hombre. En un estudio realizado en Nueva Zelanda con 828 participantes (Fergusson y otros, 2008), hombres y mujeres informaron haber sido víctimas de violencia en la pareja, en un 70% hubo violencia leve, mientras que en un 5,7% hubo violencia física y psicológica repetida y severa. El estudio evidenció que hubo un solapamiento entre perpetración y victimización, así, el 90% de los que informaron haber sido víctimas de violencia también informaron haberla perpetrado. Según un metaanálisis realizado (Stöckl y compañía, 2017) en 44 países un 56,5% de los asesinatos de niños son llevados por sus padres, y entre ellos un 58,4% son cometidos por mujeres.
Es decir, la violencia es bidireccional, lo que no es bidireccional es el resultado final de esta. Que un hombre sea violento con su mujer conlleva muchas más posibilidades de feminicidio que a la inversa por muchos motivos, y el más importante es por la diferencia física. Si un hombre le da un puñetazo a una mujer el resultado será muy diferente a que lo dé la mujer al hombre. Imagina una pareja promedio española, el varón de 1.80 M y un peso de 85 K buena parte de ellos músculo, la mujer de 1.60 M y un peso de 60 K con una musculatura bastante menos desarrollada, ¿qué ocurrirá si el hombre desea peinarse a la mujer? ¿Qué ocurrirá en el escenario inverso? Obviamente la letalidad es mayor en hombres a mujeres que en mujeres a hombres, pero violencia es violencia. No podemos minimizar la violencia de la mujer al hombre solo porque el resultado físico final sea menos dañino en promedio que el de hombres a las mujeres. Que una mujer le dé una cachetada a su marido debe ser tan cuestionable como si lo hace el marido.
Por este motivo, cuando existen igualdad de condiciones (mujer-mujer), los resultados en proporción tienden a ser los mismos o incluso superiores.
Bueno, ese es el problema cuando usamos el maximalismo en el discurso. Si un hombre revisa el móvil de su mujer, lo hace por ser machista, si lo hace la mujer es porque está celosa. En ambos casos hay un mal comportamiento pero el primero es mucho más reprochable que el segundo. Esto en la ley se termina concretando en casos como el citado en este tema: una pareja de paletos tras una discusión típica de pibes borrachos se dieron un par de golpes (con ella iniciándolo), pero a él le dieron el doble de la condena que a ella, a pesar que no había indicios de machismo, control u opresión de él hacia ella. Simplemente hubo una pelea. El #Yotecreohermana apunta a lo mismo, si una mujer publica en su Instagram que X hombre la violentó, todas y todos acuden a su defensa sin esperar la investigación, si lo hace un hombre pues... ya sabemos que como mucho la recepción será mucho menor.
Actualmente la ley establece que es peor que un hombre sea violento con la mujer a que la mujer sea violenta con el hombre, ¿cómo consideramos esto? ¿Dónde queda la igualdad ante la ley y el Eº de Dº?
Es que no se puede coger este precepto ni por una dimensión cuantitativa (porque los feminicidios son muchos menos que los homicidios a hombres) ni cualitativo (porque asesinato es asesinato, y si bien podemos concebir que un asesinato en el seno familiar conlleva una connotación más grave, lo mismo aplica para padres, hijos y hermanos).
Si entendiésemos que la violencia no nace del machismo como factor determinante y causal y sí de muchos factores sociales (alcohol, drogas, celos patológicos) que no son propiedad del hombre, no tendríamos estos problemas.
Y cuando hablamos de hechos sociológicos lo que estamos haciendo es precisamente definir y generar verdades, pero cuando estas verdades no pasan por la falsación entonces no se puede hablar de hechos. Lo que hay son interpretaciones, y estas pueden ser ciertas (hechos) o no (especulaciones sin rigor científico). Ese es el problema de las ciencias sociales en la actualidad, que no apuntan a un conocimiento objetivo y sí a simples relatos.
Por ejemplo, cuando se habla de la violencia que sufren las mujeres (no física), se usan encuestas donde solo se consulta a las mujeres, y no a los hombres, entonces se concluye que un 80% de las mujeres han sido violentadas al menos una vez en su vida, conclusión, las mujeres viven en una sociedad patriarcal. Pero margen aparte de la conclusión falaz, el problema está en no encuestar a hombres igualmente, ¿qué ocurre si ellos dicen en un 60 o 50% haber sido violentados? ¿Podríamos sacar la misma conclusión? En absoluto.
Hay muchas corrientes sociológicas, y la mayoría de ellas están equivocadas porque no usan adecuadamente los datos a disposición o no investigan correctamente.
Cuando hay un consenso es porque hay una verdad científica, y no es el caso.
Hola Shaiapouf
Sabes cual es el problema, que eres selectivo con la sociología y la psicología, solo seleccionas los estudios que te dan la razón y aquellos que no te gustan los achacas a que la sociología actual está ideologizada.
Para imagen este ejemplo, das credibilidad a estudios que relacionan un mayor nivel de testosterona intrauterino, a mayor competitividad, a que se divierta con juegos masculinos, a que sean menos empáticos.( seré poco masculino, pero yo me considero empático)
Pero cuando hablas de la agresividad del hombre, algo que generalmente está mas asociado a la testosterona desde estudios más consolidados, ahí ya te vuelves más ambientalista, bajo ningún contexto el hombre es biológicamente más violento que la mujer, eso se debe a factores ambientales, sociales y culturales, incluso lo achacas a la fuerza física, como si no existieran armas de fuego, en el siglo XXI la violencia física no tiene que ir acompañado de mayor fuerza.
En ese aspecto los hombres y las mujeres somos iguales de violentos, tabula rasa.
Me parece selectivo, lo que nos favorece somos asi no lo podemos cambiar, lo que no, el mundo nos hace así.
No estoy de acuerdo, claro que tenemos diferencias biológicas entre sexo, pero somos seres racionales y podemos igualar, las diferencias de temperamento innato, se pueden atemperar, los hombres no tenemos que copar los puestos de ingeniería ni hacer la guerra.
Por eso en ambos aspectos, educación y agresividad hay lugar para una mayor igualdad en base a una sociedad más igualitaria de forma proactiva, predisposicion no significa determinismo.
El hecho social es que los hombres matan a las mujeres, en dos ambitos principalmente, en el familiar o doméstico y en un ambito sexual, relacionado con que es un objeto de placer.
Hay que buscar las causas y las soluciones, pero si ni eso se reconoce vamos mal.