Ver citas anteriores
gálvez escribió: ↑26 Abr 2021 16:44
Ver citas anteriores
Regshoe escribió: ↑26 Abr 2021 12:28
En realidad a Sopapo no le falta razón.
Donde debemos poner la barrera en partidos que buscan destruir la democracia y sus valores?
El cartel de los menas y la abuela de Vox es perfecto.
Claramente no es delictivo, no ataca abiertamente a nadie, ni es literalmente racista. Pero claramente busca señalar que un colectivo y fomentar el odio.
No debemos actuar en estos casos? No debe la democracia sacudirse ciertas trabas garantístas que sus enemigos usan en su contra?
El problema es que si la democracia se sacude del garantismo , pues deja de ser democracia
Entiendo que el mensaje de Vox pueda resultar repugnante....a mi me lo resulta, pero el eliminar garantías democráticas con tal fin lamentablemente suele ser una medida iatrogénica, es decir, que sale mas caro el remedio que la enfermedad
Evidentemente no todo derecho es infinito , pues colisiona con otros derechos, pero hay que ser escrupuloso a la hora de poner fronteras a los derechos y garantías, y si se ponen hacerlo siendo consciente de que dentro de los límites de esa frontera existe libertad por mucho que tu entiendas que se persiguen fines deleznables
En el caso del infame cartel de Vox. Está claro que no es delito, pero está igualmente claro que su mensaje es solapadamente racista.y eso que existen barreras legales al racismo (delitos de odio o incluso derechos humanos amparados por la constitución)
EL caso es que si ponemos unas leyes ,unas fronteras legales, debemos de respetar que lo que se haga dentro de esas barreras cómo legal.No podemos actuar ad hoc y al márgen de las leyes.
Porque al final las fronteras sencillamente pueden anular derechos por completo.
Entiendo que la solución debe de ser reforzar derechos , blindarlos, reforzar la separación de poderes para que ningún majara pueda imponer políticas indeseables que atenten contra los derechos humanos mas evidentes......en lugar de crear una falsa dicotomía del tipo ...
.para evitar tu dictadura impongo la mía
Porque una democracia que impongan valores de parte y anule todo lo que por analogía le parezca peligroso deja de ser una democracia.
Simple y llanamente,
Para mi mas que Vox, o cualquier otro partido concreto, el mayor peligro para la democracia me parece este grado de tribalismo ideológico al que estamos llegando, porque efectivamente lo que se está propugnando es esa falsa dicotomía que planteaste.....para salvar la democracia, acabemos con ella, para evitar su dictadura, impongamos la nuestra
Esa lógica es peligrosa y además es una lógica especular.
La lógica normal debería de ser que un partido que hiciese una publicidad de ese tipo fuese ridiculizado y expuesto al escarnio público.Desmontar sus mentiras, la jetez de su lider que vive eternamente de paguitas y hacer ver a la sociedad que se está criminalizando a niños sin padres, a los mas desgraciados entre los desgraciados....que son unos miserables
Eso es lo que debería de ser normal, mas allá que relatos del tipo "fascista malo"...hay que exorcizar el fascismo cómo si hablásemos de pazuzu
Los adjetivos de sobre usarse se gastan, y acaban perdiendo sentido. Los importantes son siempre los hechos. Lo de criminalizar el fascismo es algo así cómo criminalizar el comunismo.....pintar distopías nazis es igual de ridículo que cuando hablaban de Venezuela cuando surgió lo de Podemos....
El debate se gana presentando a esos seres cómo lo que son......unos gañanes, asustaviejas que no tienen escrúpulos en criminalizar a unos desgraciados...a unos niños....usando demagogia falsa y de garrafón del tipo loq ue cuesta la asistencia social a menores mientras Abascal ha pasado toda su vida de mamandurria en mamandurria....
Ese debería de ser el debate.
¿Qué ha hecho mas daño a Podemos.....todas las historias de terror que hablaban de Veenzuela o de Iran ....del juez Serrano hablando de tirar homosexuales desde la Giralda (gran defensor LGTB Vox

) ....o la hipocresía supina del Chalet de Galapagar?
Pues con vox entiendo que esos debates duales....le convienen y le refuerzan,....porque es su discurso.
Mientras entres al debate matonil y radical de "hay que eliminar al fascismo" estás en su terreno
Si por contra tiras de sus miserias y contradicciones, es que estos tipos son pura fachada, carecen de discurso medianamente sostenible.
El puto problema no son las garantías sino que hemos convertido el debate político en un puto cenagal, y a un cenagal pues solo van a proliferar cerdos
Antes de mandar a nuestra democracia al carajo, vayan a ser que vengan los fashistas....(todavía recuerdo el glorioso eslogn de no hace tanto.....puteemos a los emigrantes porque si no llegá la exprema derecha y putearán a los emigrantes) ....sería menos lesivo para nuestra democracia regenerar nuestro escenario político.....evitar el tribalismo político que te lleva a usar el BOE cómo un panfleto (si....eso también lo hacían los nazis),que los medios de comunicación no conciban el debate político cómo una lucha en el fango Las Vegas style, mantener un mínimo de respeto a las instituciones....en fin, tener un poco de sentido de república (que es algo mucho mas amplio que tener a la dinastía de los Gorrones) y menos un sentido de tribu.
Porque al final es el fanguizal lo que atrae a los cerdos
La solución es menos fango, no enfangar mas la cosa.La respuesta al totalitarismo ha de ser mas democracia, no totalitarismo alternativo o preventivo
saludos
La estrategia de Vox para normalizar el discurso de odio
La ONU advierte: "Hacer frente al discurso de odio no significa limitar la libertad de expresión, sino impedir que este mensaje degenere en algo más peligroso".
Cuando a la politóloga Ana Salazar le pasaron una foto del último cartel electoral de Vox colgado en el Metro de Madrid, no se creyó que la imagen fuera real, y pensó que se trataba de un bulo. Finalmente, los carteles sí existían; el único bulo que había ahí era la información que daba el partido de extrema derecha sobre los menores extranjeros no acompañados.
El Gobierno, asociaciones y partidos políticos denunciaron el uso de estos carteles como una forma de “criminalizar” a los menores, y aunque la Fiscalía solicitó su retirada inmediata por constituir un posible delito de odio, un juez de Madrid lo ha rechazado.
Hace sólo tres meses, Twitter tuvo que suspender temporalmente la cuenta de Vox por incitación al odio contra los musulmanes durante la campaña electoral catalana. Para la madrileña, el partido que lidera Santiago Abascal ha dado un paso más en esa línea, haciendo del racismo, la xenofobia y la humillación política su principal bandera para ganar votos.
Qué es el discurso de odio
El discurso de odio no es nuevo, pero en los últimos años preocupa especialmente a las instituciones. “Estamos presenciando una inquietante oleada de xenofobia, racismo e intolerancia, con un aumento del antisemitismo, el odio contra los musulmanes y la persecución de los cristianos. Se están explotando los medios sociales y otras formas de comunicación como plataformas para promover la intolerancia. Los movimientos neonazis y a favor de la supremacía blanca están avanzando, y el discurso público se está convirtiendo en un arma para cosechar ganancias políticas con una retórica incendiaria que estigmatiza y deshumaniza a las minorías, los migrantes, los refugiados, las mujeres y todos aquellos etiquetados como ‘los otros’”, denunciaba en mayo de 2019 el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres.
El discurso público se está convirtiendo en un arma para cosechar ganancias políticas con una retórica incendiaria que estigmatiza y deshumaniza a las minorías, los migrantes, los refugiados, las mujeres
La ONU define el discurso de odio como “cualquier forma de comunicación [...] que sea un ataque o utilice lenguaje peyorativo o discriminatorio en relación con una persona o un grupo sobre la base de quiénes son o, en otras palabras, en razón de su religión, origen étnico, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otro factor de identidad”.
Con Vox, estas distinciones son cada vez más habituales en el discurso político, pero antes de su irrupción, en España no se recordaba un señalamiento tan directo a un colectivo desde que en 2015 el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol (PP), empapeló el municipio con carteles en los que presumía de “limpiar” Badalona, dando a entender que la suciedad era la población migrante. Albiol se escudó entonces en que su metáfora no hacía referencia a la inmigración, sino a la delincuencia. Con Vox no hay sutileza ni juegos de palabras y, de hecho, han seguido repitiendo a lo largo de toda esta campaña la mentira de que los menores no acompañados reciben un subsidio mensual de cuatro mil euros.
Objetivo: normalización
La estrategia es de sobra conocida por politólogos y sociólogos. Los partidos colocan un mensaje fácil y provocador y lo repiten hasta la saciedad; y luego las redes sociales y la crispación de la población hacen el resto. El problema es que los mensajes no son inofensivos: todos tienen el objetivo de captar votos, pero algunos pueden ir más allá, dando lugar a discriminación y violencia contra los grupos señalados.
Antumi Toasijé, historiador y presidente del Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica (CEDRE), considera que Vox se ha fijado en la propaganda nazi para crear la suya. “Las ideas son las mismas, sólo que retocadas, con nuevos formatos y marketing. Se trata de señalar a los más débiles, culpabilizarlos de cualquier situación y simplificar el discurso al máximo para sacar rédito político”, enumera.
Se trata de señalar a los más débiles, culpabilizarlos de cualquier situación y simplificar el discurso al máximo para sacar rédito político
Toasijé explica que Vox busca en primer lugar “crear conmoción y polémica”, pero también “ir introduciendo aspectos más xenófobos y racistas en sus mensajes para ir normalizándolos”. Como cuando Abascal leyó una lista de apellidos aparentemente extranjeros para señalar a estar personas por recibir ayudas, o como cuando Javier Ortega Smith habla del “virus chino”, o como cuando Rocío Monasterio se acerca a las puertas de centros de menores para estigmatizarlos, o como cuando repiten en televisión la idea de los 4.700 euros como si ese dinero fuera a parar a los niños. Y parece que no pasa nada.
Los medios de comunicación también tienen —tenemos— responsabilidad en esto. Hace dos años, buena parte de la población se echó las manos a la cabeza cuando Santiago Abascal fue a ‘divertirse’ a El Hormiguero. Hoy ya no nos sorprende que Vox, sus representantes y sus ideas intolerantes tengan espacio en todos los canales y prensa.
Ese sería el primer paso de su estrategia: “Normalizarse, que se les vea como unos demócratas más que simplemente tienen opiniones distintas”. Esto ya lo han logrado, apunta Toasijé, y, de hecho, ya están presentes en instituciones y gobiernos autonómicos de la mano del PP y Ciudadanos. A partir de ahí, el objetivo es alcanzar mayorías, sin grandes aspavientos, y hacerse autoritarios. “Van viendo la coyuntura, van creando polémica y situándose como salvadores, escalando puestos y ganando adeptos”, ilustra.
Soluciones simplistas a realidades complejas
Citando el ejemplo del cartel, Toasijé abunda: “Habrá personas que ya antes pensaban que las pensiones de los mayores son tan bajas porque las ayudas sólo se dan a menores migrantes, cosa que es completamente falsa. Pues bien, si viene un partido y les da la razón, estas personas lo votarán”, al margen de que no tenga nada que ver la pensión de tu abuela con el dinero destinado al mantenimiento de centros de menores (españoles o no). “La gente quiere soluciones simples para explicar su realidad, y eso es lo que aprovechan estos partidos”, afirma.
Vox ha introducido la idea de que se puede hablar abiertamente de esto, como si tuviera que ver con la libertad de expresión y no con el ataque a los derechos de los demás
Para el historiador, el discurso racista y xenófobo “siempre ha existido en España, digamos en petit comité”; la diferencia es que ahora ha saltado a la esfera pública y ya no está tan desacreditado. “Vox ha introducido la idea de que se puede hablar abiertamente de esto, como si tuviera que ver con la libertad de expresión y no con el ataque a los derechos de los demás”, explica.
El hecho de que este mensaje haya llegado a la esfera pública “es peligrosísimo —advierte Toasijé—, porque las lesiones a los derechos son constantes y se crea un clima de hostigamiento cada vez mayor, que no se sabe dónde puede terminar”, dice.
Hacer frente al discurso de odio no significa limitar la libertad de expresión ni prohibir su ejercicio, sino impedir que este tipo de discurso degenere en algo más peligroso
La ONU
Como señala la Organización de Naciones Unidas, “hacer frente al discurso de odio no significa limitar la libertad de expresión ni prohibir su ejercicio, sino impedir que este tipo de discurso degenere en algo más peligroso, como la incitación a la discriminación, la hostilidad y la violencia, que están prohibidas por el derecho internacional”.
“Una bomba de relojería”
Ana Salazar, politóloga y consejera delegada de la consultora Idus 3, considera que la situación actual que vive España es “una bomba de relojería”. En una sociedad en crisis, los mensajes encendidos y simplistas de los políticos se propagan y calan aún más.
“Lo veo a través de los grupos de WhatsApp”, comenta la politóloga. Fue a través de este programa de mensajería como recibió la imagen de los carteles racistas de Vox, y precisamente por eso la puso en cuarentena en un primer momento, acostumbrada a recibir bulos por este medio. Luego pudo confirmar que era real, y esto vino a corroborar lo que la politóloga ya observaba desde hace tiempo —y que también se puso de manifiesto durante el debate de los candidatos en la Cadena SER—: “Vox ha entrado con el insulto en esta campaña electoral, con estrategias que emplean argumentos falaces”.
Vox trata de confrontar a la población llevándola a extremos propios de una guerra civil
La población tiende a “comprar estos discursos” sin cuestionarlos demasiado, sostiene Salazar. “Apelan directamente a la gente, comparando a ‘tu abuela’, una señora indefensa, con un ‘mena’, al que representan encapuchado y con la piel oscura”, describe Salazar, en referencia a los carteles de Vox.
Antes de haber propiciado el final de los debates electorales en Madrid al banalizar las amenazas de muerte contra el candidato Pablo Iglesias, Vox convirtió a los menores extranjeros no acompañados en su diana favorita para esta campaña, aunque no es la primera vez que los señalan. Basta con irse a su programa electoral y leer el octavo punto, que incluye “expulsar de forma inmediata a los inmigrantes ilegales” y “clausurar los centros de MENAS”.
Salazar tiene claro que, con estos mensajes, el partido “incita al odio” y “trata de confrontar a la población llevándola a extremos propios de una guerra civil”.
Dónde está el límite de la “bajeza”
A Antumi Toasijé también le preocupa dónde está el límite de la “bajeza” de la estrategia de Vox. “Esto es un tanteo, para ver hasta dónde pueden llegar”, sostiene. “Pero como se les permita, habrá un siguiente paso, y un siguiente paso, y esto no tiene fin”, advierte el historiador. “Este panorama preludia situaciones terribles, y mucha gente no es consciente de la gravedad del asunto”, alerta.
Es cierto que una parte de la sociedad, los medios y la política se han plantado frente a la retórica incendiaria de Vox, pero también es cierto que la derecha ha preferido quitar hierro al tema. El principal partido de la oposición en España, el PP, se limitó a calificar los carteles xenófobos de “publicidad engañosa”, y a la hora de condenar las amenazas recibidas por Iglesias y miembros del Gobierno echaron mano del ‘condenamos, pero’.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (PP), ha acusado a Iglesias de fabricar “problemas inexistentes”, y con respecto a los carteles electorales de Vox, se desentendió totalmente del trasfondo racista del mensaje. Su forma de contraponerlos fue decir que el cuidado de los menores no depende de ella, sino del Gobierno central, y que la ley les “obliga” a integrar a estos niños.
El silencio puede ser una señal de indiferencia al fanatismo y la intolerancia
La ONU
En su Estrategia de lucha contra el discurso de odio, la ONU sostiene que hay que “hacer frente en todo momento” a este discurso “por una cuestión de principios”. “El silencio puede ser una señal de indiferencia al fanatismo y la intolerancia, incluso en los momentos en que la situación se agrava y las personas vulnerables se convierten en víctimas”, señala.
El organismo también aclara que “no se trata de un fenómeno aislado, ni de las estridencias de cuatro individuos al margen de la sociedad”. “El odio se está generalizando, tanto en las democracias liberales como en los sistemas autoritarios y, con cada norma que se rompe, se debilitan los pilares de nuestra común humanidad. [...] La propia identidad y la creación de la Organización tienen su arraigo en la pesadilla que sobreviene cuando no se planta cara al odio virulento durante demasiado tiempo”, advierte la ONU.
https://www.huffingtonpost.es/entry/la- ... d_articles
---
Saludos