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or tanto, una nación no tiene derecho a decir a una provincia: Me perteneces, quiero apropiarme de ti. Una provincia consiste en sus habitantes. Si alguien tiene derecho a ser escuchado en este caso, son estos habitantes. Las disputas fronterizas deberían resolverse por plebiscitos. (Gobierno Omnipotente, p. 90)
Ningún pueblo ni ninguna parte de un pueblo deberá mantenerse contra su voluntad en una asociación política que no desea. (Nación, estado y economía, p. 34)
El liberalismo no conoce de conquistas, ni de anexiones, solo que es indiferente hacia el propio estado, así que el problema del tamaño del estado no le importa. No obliga a nadie contra su voluntad a estar en la estructura del estado. Quien quiera emigrar no es retenido. Cuando una parte del pueblo del estado quiere abandonar la unión, el liberalismo no le impide hacerlo. Las colonias que quieran convertirse en independientes solo necesitan hacerlo. La nación es una entidad orgánica que no puede aumentarse ni reducirse por cambios en los estados; el mundo en su conjunto no puede ganar ni perder con ello. (Nación, estado y economía, pp. 39-40)
Por tanto, no importa el tamaño del territorio de los estados. (Nación, estado y economía, p. 82)
El derecho de autodeterminación respecto de la cuestión de la pertenencia a un estado significa entonces: siempre que los habitantes de un territorio concreto, ya sea una sola ciudad, todo un distrito o una serie de distritos adyacentes, haga saber, mediante un plebiscito realizado libremente, que ya no desean seguir unidos al estado al que pertenecen en ese momento, sino que por el contrario desean formar un estado independiente o unirse a otro estado, sus deseos han de ser respetados y cumplidos. Es la única forma viable y eficaz de impedir revoluciones y guerras civiles e internacionales. (Liberalismo, p. 109)
Si hubiera alguna forma posible de conceder este derecho de autodeterminación a toda persona individual, debería hacerse. (Liberalismo, pp. 109-110)
La situación de tener que pertenecer a un estado al que uno no desea pertenecer no es menos onerosa si es el resultado de unas elecciones que si uno debe soportarla como consecuencia de una conquista militar. (Liberalismo, p. 119)
No supone ninguna diferencia el dónde se fijen las fronteras de un país. Nadie tiene un interés material especial en agrandar el territorio del estado en el que vive: nadie sufre pérdidas si parte de esta área se separa del estado. Tampoco importa si todas las partes del territorio de los estados están en conexión geográfica directa o si están separadas por una porción de tierra que pertenezca a otro estado. No tiene importancia económica si el país tiene salida al océano o no. En un mundo así, la gente de cada ciudad o distrito podría decir por plebiscito a qué estado quiere pertenecer. (Gobierno Omnipotente, p. 92)