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Edison escribió:Más bien se trata de alguien con un buen despiste, aparte de unas cuantas cosas que me callo:
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Rosario dice que a lo largo de su vida ha sufrido "muchas calamidades". Llegó a Valencia desde Almansa (Albacete) con poco más de 20 años y tres hijos. A su marido lo habían contratado como conductor de la EMT. "Me maltrataba mucho. En 1983, estando embarazada de mi cuarto hijo, el que vive conmigo ahora, me separé. Hace dos años mi marido me pidió el divorcio para casarse con otra. Le ha quedado una buena pensión, pero nunca nos ha ayudado. A mis hijos los he criado sola", asegura.
La mujer estuvo muchos años en la hostelería. "Trabajé en la cafetería San Remo, en el Rialto, en sitios muy buenos. Y luego en la limpieza. Pero cada vez tenía más fuerte el asma, y el médico me dijo que en esos oficios no podía trabajar. Me quedó una pensión de 368 euros, y como tenía que sacar adelante a mis hijos, estuve cuidando ancianos en hospitales y en casas hasta que me caí por unas escaleras y me rompí un hueso del pie". Con su hijo mayor no tiene contacto desde hace años. Su segundo hijo trabaja esporádicamente montando escenarios de conciertos y su hija limpia una casa dos veces por semana. Ninguno está en condiciones de ayudarla, afirma Rosario.
Un portavoz del Ayuntamiento de Valencia afirma que la mujer tiene derecho a recibir la ayuda municipal de emergencia, que asciende a 500 euros al mes. Y el Consistorio y la Consejería de Vivienda han activado un procedimiento urgente para concederle un piso que está siendo reformado y debería estar listo en un mes.
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Pero en cualquier caso no tiene nada que ver con la inmigración y demás tonterías de blanca.
Eso no es despiste, Edison, puede ser desconocimiento de los recursos existentes, miedo o cualquier otro motivo.
No voy a decir si en este caso los SS.SS han actuado bien o no porque lo desconozco pero sí te digo que hay situaciones de gente desesperada que no se ve desde un despacho y que si hubiera personal cualificado suficiente podría hacerse más trabajo de calle para conocer la vulnerabilidad de las personas sin esperar a que ellas acudan a contarlo porque muchas veces pasa como con esta mujer, que no había solicitado ningún tipo de ayuda, su situación no la conocía nadie pero por poca colaboración que hubiera existido entre el comedor social al que acudía ella y el centro donde va su hijo podría haberse intervenido.
La falta de reposición de plazas en la administración que se impuso por ley también tiene lo suyo. Cuando yo estuve trabajando en un centro municipal de servicios sociales, cada técnico de menor, que es donde yo estaba, tenía asignados sesenta casos. Así es imposible poder realizar un seguimiento adecuado de todas las familias y ojo, niños en situación de abandono o desamparo.