Izzedine, el yihadista mileurista gracias al Estado que se hace pasar por vendedor de bicis
El detenido en Vitoria presidía una asociación que decía luchar contra los “prejuicios” hacia los argelinos, pero los investigadores le acusan de querer crear una madrasa para adoctrinar a menores
De nada le ha servido a Izzedine Boutiba su imágen pública como presidente de Asociación Cultural para la Orientación y el Desarrollo de la Comunidad Argelina en Euskadi. Agentes de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional desplazados desde Madrid en colaboración con efectivos de las brigadas provinciales de San Sebastián y Vitoria han arrestado este lunes a este argelino de 36 años en la capital alavesa en el marco de la de la denominada ‘operación Sikin’.
Se le acusa de integración en banda terrorista, concretamente en Daesh, y los investigadores creen que entre sus planes estaba crear una suerte de madrasa, una escuela para adoctrinar en el ideario radical salafista a menores de edad. Sin embargo, cuando la Policía se personó a las seis de la mañana en su casa del número 6 de la calle Castillo de Portilla la coartada con la que trató confundir a los agentes antiterroristas fue que se dedicaba a la venta de bicicletas por Internet.
Fuentes conocedoras de su situación ponen en duda este extremo a la luz del registro practicado en su domicilio en el que no se han hallado evidencias que, en principio, apunten a esta actividad. Vivía en ese lugar de alquiler que a su vez pretendía subarrendar, según fuentes de la investigación, que ha estado coordinada por el Juzgado Central de Instrucción Número 2 de la Audiencia Nacional.
Más de 1.000 euros mensuales
Izzedine Boutiba vivía de las prestaciones sociales que cobraba de las instituciones públicas, entre 1.000 y 1.200 euros aproximadamente todos los meses, según las pesquisas. La asociación cultural que presidía, con sede en la calle Las Escuelas de Vitoria, estaba dada de alta oficialmente en el registro del Gobierno vasco desde diciembre de 2009. El detenido conocía perfectamente todas las ventajas en materia de ayudas sociales y así lo ofertaba a los miembros que acudían a su asociación.
Se dedicaba a “ofrecer orientaciones e informaciones sobre procedimientos y requisitos administrativos a las personas asociadas”, según consta en los datos del registro. También decía “procurar dar solución a los obstáculos administrativos que tenga la comunidad argelina en Euskadi” o “contribuir a desterrar estereotipos y prejuicios y, en último término, ayudar a prevenir y luchar contra las actitudes y conductas discriminatorias o xenófobas”.
Ahora los investigadores piensan que se tan solo se trataba de una coartada y que iba a emplear las ayudas sociales que recibía para financiar sus planes terroristas. Al menos durante los últimos cuatro años ha estado dedicado a difundir el ideario yihadista de Daesh, facilitar el regreso de los llamado ‘foreing fighters’ que se enrolaron en su día en las filas de Estado islámico en Siria e Irak.
"Matar policías"
También realizaba labores de adoctrinamiento a través de las redes. La Policía tiene acreditado que estableció contacto al menos con una persona a la que pretendía usar para ampliar los mensajes del grupo terroristas de Abu Bakar Al Baghdadi, parcialmente derrotado tras haber sido la mayor organización terrorista de la Historia.
A través de un comunicado, la Policía ha recordado que, a pesar de su imagen pública, el arrestado atesora un pasado violento: llegó a amenazar con un arma blanca a agentes de la autoridad que realizaban labores propias de su cargo, gritando “voy a matar policías”. Otra vez agredió a una pareja de policías, hecho por el que fue detenido por atentado contra la autoridad. La ‘operación Sikin’ se ha explotado este lunes una vez que los investigadores que ya le seguían la pista detectasen que alardeó de sus conocimientos en la fabricación de explosivos caseros.
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