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Julepe escribió:Contestando a xmigoll:
Aún no he visto el programa y no puedo opinar sobre el mismo, pero sí quiero criticar algunas de las cosas que usted expone.
Una en concreto: la supuesta diferencia biológica y evolutiva entre el hombre y la mujer.
Desde la perspectiva del análisis social, violencia y fertilidad aparecen como elementos inherentes al ser humano desde principios de los tiempos. La primera, asociado a lo masculino, entendiéndose como forma de proporcionar seguridad al grupo frente a los diversos peligros existentes; la segunda, asociada a lo femenino, como elemento esencial de la propia existencia de la vida y su continuidad.
Así, el estudio de las sociedades primitivas, anteriores a los primeros reinos babilónicos, 3000 años antes de Cristo, ha permitido clasificar tales comunidades en dos grandes grupos:
-Avunculados (patriarcados). Grupos humanos supeditados a la autoridad de un hombre (macho alfa) a modo de caudillo, cuya existencia se basa en la caza, en la guerra.
-Ginecocracias (matriarcados). Comunidades dirigidas por mujeres, basadas en la agricultura y el culto a la fecundidad.
El paso del tiempo provocó el inexorable encumbramiento del hombre como figura superior a la mujer, por el simple elemento de la fuerza. Una aldea de agricultores pacíficos se hacía insegura frente a la tribu armada y organizada.
Ya desde tiempos de Grecia y Roma, social y jurídicamente la mujer queda relevada a un segundo plano, siendo apenas útil para la reproducción y el cuidado de las crías.
Este patrón parece ser repetitivo y común a la mayoría sociedades complejas conocidas hasta la fecha. No obstante, nos queda constancia de excepciones como las temibles guerreras amazonas, o las bacantes encolerizadas que llegan a derrocar reinos enteros, como relataría Eurípides en sus obras teatrales.
Visto así, el elemento masculino y femenino parecen quedar definidos en su totalidad, podría decirse que incluso enfrentados como contrarios.
Pero si escarbamos un poco entre las corrientes del estudio de la psicología del siglo XX, advertiremos una contradicción, foco de discusiones acaloradas que, por sí misma, podría llevarnos a abrir otros muchos temas:
-Conductismo: teoría desarrollada por el profesor Skinner, se basa en la idea del determinismo, es decir, somos aquellos para lo cual estamos genéticamente programados que seamos. Va en la línea de su argumentación, xmigoll.
Ahora bien, yo me decanto por la más heterodoxa y compleja teoría:
-Humanismo psicológico: esta teoría es desarrollada por el doctor Víctor Frank, psiquiatra inventor de la logoterapia y precursor de otras muchas ideas. De modo muy resumido, la teoría del doctor Frank juega sobre un eje revolucionario y muy sugerente: la capacidad de autotrascendencia del ser humano, es decir, somos aquello que aprendemos a ser.
Les recomiendo, de este autor, el libro "el hombre en busca de sentido", muy esclarecedor sin perder el rigor científico.
Usted mismo señala el origen educacional de nuestros gustos y preferencias. En siglos anteriores, la mujer con curvas pronunciadas ("hermosa", como se dice en mi tierra), era el objeto de deseo, en contraposición a los actuales cánones de belleza "insecto-palo".
Damos por hecho, conciente o inconcientemente, que los hombres son más propensos a la actividad física intensa, a la competitividad y a la respuesta violenta frente agresiones externas. La mujer, por otra parte, es educada en el ritual de la vestimenta, la sensibilidad y la empatía.
¿Somos realmente diferentes hombres y mujeres?
Lo dudo mucho. Es más, no lo considero en absoluto cierto. Las personas aprendemos a ser lo que somos y lo que nos gusta por imitación, esencialmente.
El hombre de gran sensibilidad, o la mujer agresiva, no son sino productos de fórmulas conductuales aprendidas de una fuenta distinta a la común. Pero me jugaría los dos brazos a que, en un mundo paralelo en el que los niños pequeños jueguen con muñecos y salten a la comba, mientras que las niñas se dedican a correr y a jugar al fútbol todo el rato, el mundo se desenvolvería de la misma manera, muy probablemente, con un simple cambio de roles.
Por tanto, desecho la idea de "energía femenina y energía masculina" o eso de las "distintas pulsiones fisiológicas por evolución". Somos lo que nos enseñan a ser.
El origen de muchos de los conflictos actuales estriba, a mi parecer, en no alcanzar a comprender estas ideas. El hombre y su comportamiento social común, así como la mujer y el suyo, no son más que la proyección de una cultura y modo de ser aprendido y aprehendido por las sociedades modernas, generación tras generación.
En este contexto, las mujeres han sido educadas, tradicionalmente, como "sexo débil", mientras que a los hombres se les ha asignado, social y sexualmente, un rol dominante. Producto de estos hábitos, se han desencadenado conductas de posesión y subordinación de la mujer.
Que, permítame decir, hacen necesarias determinadas regulaciones jurídicas de discriminación positiva que apoyen a la mujer en su postura desfavorable.
Las tornas van cambiando, actualmente.
La mujer comienza, desde hace décadas, a tomar papeles activos en las sociedades. Y se empiezan a considerar algunos actos, antes perfectamente asumidos por la sociedad (como el hombre que prohíbe a su mujer vestir de determinada manera) como despreciables para la mayoría de nosotros.
Le pondré dos ejemplos: busque un vídeo en youtube, de Martes y Trece, si no recuerdo mal, llamado "mi marido me pega". Hoy día nos horrorizaríamos viendo eso, pero apenas creo que dicho vídeo fuera grabado hace 30 años, si no menos. Por otra parte, léase "Bodas de Sangre", de Lorca, donde quedan fielmente expuestos el papel del hombre y la mujer en el matrimonio de la primera mitad del siglo XX.
Le sorprenderá lo que ha cambiado el mundo occidental en unas pocas décadas.
Mi conclusión.
Nos acercamos a un cambio de época de gran envergadura. El péndulo gira en sentido contrario a como lo ha hecho los últimos siglos, y el papel de la mujer se iguala al del hombre, en todos los aspectos.
Rechazo con vehemencia a ciertos sectores ultraconservadores que hablan de "feminazis" o "ideología de género". Todo lo contrario. La nueva etapa que se avecina puede integrar en nuestro modo de actuar determinados puntos de vista más sosegados, una mayor empatía, otra forma de resolución de conflictos. Es decir, un aporte necesario de cordura y sensibilidad a la psique masculina predominante.
Bueno, al final tocho filosófico que no sé si ha ayudado a aclarar algo o nada. Y me he desviado bastante del tema.
Mañana o pasado contestaré a eso de la "vagina dentada" y los maltratos psicológicos a hombres. ¡Buenas noches!