Así, por ejemplo, la nueva alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, lleva en su programa la promesa de "crear un banco público municipal-regional que sirva como herramienta de financiación de proyectos sociales y de empresas y cooperativas que fomenten la economía productiva".
Por otro lado, el pacto alcanzado entre Ciudadanos y Susana Díaz para que el PSOE gobierne en la Junta de Andalucía contempla distintas fórmulas de banca pública o semi pública, como "líneas preferentes de financiación para los autónomos" o una "Entidad Pública de Crédito"....
Una de las claves es que la banca minorista, a diferencia de lo que sucede con un banco público, "conoce de primera mano a sus clientes" y, por tanto, puede medir mucho mejor los riesgos. El 80% de los clientes del crédito empresarial son pymes y micropymes, pequeñas empresas y autónomos, cuyo historial de pago y flujo de caja (movimiento de las cuentas) es bien conocido gracias a la amplia y tupida red de sucursales bancarias.
El fiasco de ICO-Directo: morosidad del 50%
El banco público, por el contrario, sólo tiene una oficina central y, por tanto, no conoce a sus potenciales clientes. El Instituto de Crédito Oficial (ICO), por ejemplo, cuenta con una única sede en Madrid. El ICO, que cuenta con el aval del Estado, es un banco mayorista, es decir, sólo presta a grandes empresas para financiar grandes proyectos (infraestructuras) y a otros bancos para que éstos, a su vez, concedan préstamos a pymes en base a una serie de condiciones, pero no lo hace de forma directa (no presta a pymes ni a particulares).
La excepción a este tradicional modelo fue la denominada Línea ICO-Directo, puesta en marcha durante la pasada legislatura. El ICO-Directo, ideado por el anterior Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, comenzó a operar en junio de 2010 con el fin de prestar a pymes y empresas ante la sequía crediticia que, por entonces, sufría el conjunto del país.
Para evitar una elevada morosidad, el ICO aplicó una serie de filtros a través de un equipo especializado para medir el riesgo de sus clientes, adoptando así las debidas precauciones advertidas, incluso, por el propio Banco de España. Como consecuencia, el ICO-Directo denegaba en sus inicios casi todas las peticiones de préstamo. Sin embargo, poco después, y tras recibir fuertes presiones políticas por parte del Gobierno, el ICO abrió la mano y empezó a conceder créditos, suavizando de forma muy sustancial los citados filtros, según las fuentes consultadas.
Así, tal y como explicaba por entonces dicho organismo, gran parte de las solicitudes presentadas en las primeras semanas de funcionamiento de ICO-Directo "no cumplían los requisitos mínimos establecidos". Sin embargo, oh casualidad, "una vez superada la fase inicial y estabilizado el volumen de solicitudes, el porcentaje de las operaciones que son aprobadas, una vez estudiadas por los analistas, registra un notable incremento, situándose en torno al 56% en el mes de septiembre".
El volumen de crédito concedido creció de forma sustancial en los meses posteriores, hasta alcanzar cerca de los 500 millones de euros... Pero con la llegada del nuevo Gobierno se descubrió el pastel: el ICO-Directo acumulaba una tasa de morosidad próxima al 50%. Si en lugar de prestar 500 millones, hubiera prestado 10.000, al estilo de un banco tradicional, el ICO, simplemente, habría quebrado, con las consiguientes pérdidas para el contribuyente....
http://www.libremercado.com/2015-06-15/ ... 276550440/
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